Fracking: la última tentación de la industria petrolera

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United Explicanations

Josh Fox vive en los Estados Unidos, en una casa construida el año 1972 por sus padres, en medio del bosque donde pasa el río, a Milanville, Pennsylvania. Un día del año 2009 recibe un mensaje de correo electrónico de una compañía de gas que le informa que su terreno -el Estado español no tiene la misma legislación que los Estados Unidos, donde el subsuelo es propiedad privada y no del Estado- está situado sobre el yacimiento de Marcellus, que se extiende en las zonas de Pennsylvania, Nova York, Ohio y West Virginia. La compañía está dispuesta a pagarle unos 100.000 US$ por sus 39 hectáreas de terreno. Tras distintas investigaciones, descubre que en el año 2006 se aprobó en los Estados Unidos una cláusula energética que eximía la industria de respetar las leyes de protección de agua potable. Descubre que lo que quiere hacer la compañía de gas es perforar sus terrenos para continuar la campaña de prospección de gas más grande de toda la historia. Descubre que empieza la era del fracking: el negocio del gas.

De esta manera Josh Fox denuncia en su documental Gasland (2010) que el negocio del gas denominado no convencional -por el tipo de hidrocarburo y el tipo de extracción y perforación horizontal que se hace-, o también gas pizarra o gas exquisito (shale gas) se está convirtiendo en la industria energética más importante y emergente en los Estados Unidos donde se han llegado a perforar en dos años más de 50.000 pozos y más de cientos de miles en la última década.

En Europa, sin embargo, la situación del fracking se encuentra generalmente en una fase de exploración, siendo los propios países de la Unión Europea quienes deciden si en sus territorios permiten la extracción de gas pizarra por fractura hidráulica, ya que la Unión Europea no tiene ninguna autoridad para prohibir el fracking, pues no existe ninguna legislación que determine las causas del impacto ambiental que tiene la extracción de gas no convencional. En este sentido, ante las consecuencias económicas y de mercado que puede producir esta nueva técnica y del aumento del precio de los hidrocarburos convencionales como el petróleo y el carbón, algunas empresas norteamericanas y canadienses intentan llevar a cabo la industria del fracking a terrenos de legislación y explotación europeas porque la falta de legislación supone una ventaja para las empresas que quieren desarrollar esta nueva técnica. Ahora mismo no se enfrentarían a ninguna sanción en caso de accidente o contaminación. No obstante, desde el año pasado laComisión Europea ordenó estudios económicos y ambientales para conocer el impacto real del fracking, y el Ejecutivo Comunitario decidió crear un marco legislativo aproximado (los países de la Unión Europea tienen que decidir si la ponen en práctica) cuya normativa sería estrictamente distinta a la de los Estados Unidos, donde se exime, por ejemplo, de cumplir la normativa de cualidad de agua potable aprobada el año 1972 o de informar de las sustancias que utilizan para la extracción de gas. Las facilidades normativas y la permisividad política han generado en los Estados Unidos una expansión del negocio mucho más rápida que Europa.

Por esta razón, en el Reino Unido, Lituania, Suecia, Hungría y Alemania, por ejemplo, encontramos pozos que sólo sirven para investigar la posibilidad de extracción, explotación y producción de gas o han practicado ya las primeras extracciones. En Francia, Holanda, Irlanda o Bulgaria han optado por prohibirlo, mientras que en Polonia y Dinamarca, en cambio, han preferido apostar decididamente por esta nueva técnica de extracción de gas pizarra. Polonia, que fue el primer país que apostó por el fracking, tiene entre 346.000 y 768.000 metros cúbicos de depósitos de gas pizarra, según un informe publicado en marzo por el Instituto Geológico Estatal Polaco. Para Raúl Romeva, eurodiputado por ICV, «será muy difícil lograr una armonización en Europa en el tema del fracking».

En España se ha decidido conceder permisos para investigar las posibles reservas, pero todavía no se han empezado a realizar perforaciones y explotaciones de gas a causa de las múltiples plataformas anti-fracking y de la presión popular que han surgido en las diferentes comunidades autónomas, donde se ha otorgado el derecho a ejercer las primeras investigaciones y exploraciones.

¿Qué es el fracking?

El fracking es una técnica de extracción o explotación de gas natural en yacimientos no convencionales. Busca liberar el gas acumulado atrapado en ciertas rocas sedimentarias, generalmente arcillosas y poco permeables, a través de una fractura o perforación vertical situada entre unos 2.500 y 5.000 metros bajo tierra y de una perforación horizontal que acaba fracturando la roca y congelando el gas para poder aumentar la permeabilidad. Para alcanzar el gas es necesario realizar distintos pozos en grandes zonas de terreno -la separación entre éstos puede establecerse entre 0,6 a 2 km de distancia- y aislarse en diversas capas de acero y cemento donde se inyecta a presión una mezcla de gran cantidad de litros de agua, arena y 596 aditivos químicos de gran toxicidad que consiguen que se hagan más grandes las grietas y atraer el gas hacia el pozo. La explosión sube hasta la superficie juntamente con una parte de la mezcla inyectada, entre un 15% y un 80%, donde se encuentran metales pesados, hidrocarburos y elementos naturales radioactivos.

Se calcula que se requieren entre 9.000 y 29.000 metros cúbicos de aguapara poder perforar un solo pozo que puede llegar a hidrofracturarse hasta 18 veces, lo cual provoca emisiones de metano, contaminación de acuíferos, contaminación del aire, riesgos sísmicos, migración de contaminantes a través del subsuelo y un evidente gasto de agua.

El debate sobre el fracking llegó a España el año 2011 cuando el ex lehendakari vasco, Patxi López (PSE), tras permitir prospecciones en Araba durante una visita en un campo de extracción de gas natural en Dallas de la compañía Heyco, socia con la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi (SHESA) donde el Gobierno Vasco tiene el 44% de las participaciones, anunció que en el País Vasco se encontraba una reserva de gas no convencional equivalente a cinco veces el consumo anual de toda España (60 años en el caso del País Vasco). En este sentido, el Gobierno Español ha anunciado inversiones privadas que oscilan entre 700 y 1.000 millones de euros. Entre 2003 y 2012 lospermisos y concesiones en todo el territorio español rondaban más de un centenar.

En la actualidad, los últimos datos recogen 70 permisos vigentes de investigación y 75 concesiones pendientes, especialmente en Cantabria, País Vasco, Asturias y Castilla y León, y también en Cataluña, Andalucía, las comarcas de Castellón y el norte de Huesca.

Fracking y sostenibilidad a debate

Los cálculos de los empresarios reflejan que se puede llegar a ingresar, gracias al negocio del gas, 700.000 millones de euros (en función de los precios actuales de mercado). Sin embargo, el fracking no representa para algunos expertos inversores una alternativa viable. Las inversiones que se desarrollan no pueden reducirse a argumentos de crecimiento industrial porque los beneficios que generan las empresas y los gobiernos con esta técnica no permiten mantener un nivel de producción adecuado y sostenido, ya que los pozos construidos para poder extraer gas pizarra se agotan rápidamente y se requiere la construcción de nuevos pozos para cubrir el agotamiento de producción. Aubrey McClendon, fundador de la compañía de gas natural más importante de los Estados Unidos, Chesapeake Energy, tuvo que renunciar de repente a continuar las perforaciones de extracción y producción de gas. La compañía quebró cuando cayó el precio del gas y se quedó sin liquidez para afrontar los declives del mercado del gas. Algo parecido está ocurriendo en Estados Unidos con el negocio especulativo de la industria del fracking. El 60% de la explotación se encuentra ahora mismo en los yacimientos de Oklahoma, Texas y Pennsylvania, y sólo este último sigue aumentando la producción ya que los dos primeros están parados. En España, un buen ejemplo es Trofagas Hidrocarburos SL, una filial de BNK Petroleum Inc y creada en marzo de 2010 en Vigo, que obtuvo en 2011 pérdidas de hasta 432.994 euros y un solo empleado teniendo en cuenta que su capital social se encuentra, según los últimos datos generados en julio de 2012, entre 3.501 y 10.000 euros y sus empleados oscilan entre 1 y 10.

Para muchos expertos ecologistas, el fracking tampoco es una alternativa sostenible. Julio Barea, responsable de campaña de Residuos y Energía de Greenpeace, afirma, contrariamente lo que dice Juan Carlos Muñoz Conde, portavoz de Shale Gas España y representante de Trofagás, que el fracking  «no tiene nada que ver con un tipo de industria segura, probada y sostenible, como quieren demostrarnos repetidamente».

Fuente: unitedexplanations.org