Cancillería elude hablar sobre revelaciones de la Revista Folha

0
197

La Cancillería de Bolivia no se pronunciará sobre las revelaciones del diario brasileño Folha en relación al caso del senador Roger Pinto y el veto a la designación del nuevo embajador de Brasil en el país, dijo ayer el responsable de Relaciones Públicas de ese despacho, Edgar Ramos.

El diario brasileño Folha reveló el domingo 1 de junio que el Gobierno brasileño presionó al senador Roger Pinto para que renuncie al asilo concedido por Brasil, como parte de las exigencias del presidente, Evo Morales.

Consultado sobre esta publicación de la revista Folha, el ministro de Gobierno, Carlos Romero dijo ayer que le tiene sin cuidado porque Bolivia no reconoce a Pinto como asilado político en Brasil, lo reconoce “como alguien que tiene cuentas pendientes con la justicia boliviana y esa situación no cambia”, dijo en contacto telefónico con Los Tiempos.

En tanto el vicecanciller del Estado, Juan Carlos Alurralde, vía teléfono dijo que no podía referirse a la publicación brasileña sobre el caso Pinto porque no tenía conocimiento, pues se encontraba en Paraguay, en la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Folha cita al senador brasileño Aloysio Nunes Ferreira, quien advirtió que la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado brasileño no aprobará un nuevo embajador de Brasil en Bolivia mientras el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país no envíe los documentos relacionados con el caso del senador Roger Pinto.

La Cancillería del país no se pronunciará sobre Pinto, según  informó al diario La Prensa el responsable de Relaciones Públicas, Edgar Ramos.

Sobre el veto del senado brasileño para designar un nuevo embajador de Brasil en Bolivia y las dificultades que esto traería en las relaciones bilaterales, Romero dijo que su despacho trabaja directamente con ministros (de Brasil), no con embajadores.

La embajada de Brasil en Bolivia está actualmente a cargo de un encargado de negocios desde la salida del embajador Marcel Biato en 2013, después de la fuga a Brasil del senador Pinto.

El nombramiento de un embajador tiene que ser aprobado  por el Senado brasileño.