Gobierno creó 26 empresas con crédito del Banco Central

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Foto: Germán Molina / El Diario

El analista presupuestario Germán Molina dijo que el Gobierno creó en la actual administración 26 empresas estatales, muchas de ellas con crédito financiado por el Banco Central.

En 2005, existían 22 empresas públicas hoy son 48 -sostuvo Molina- quien indicó que nuestro país decidió mantener los gastos a ingresos menores y la diferencia fue financiar con desahorro público y endeudamiento estatal, apostando generar nuevos ingresos con inversión pública y que los mercados internacionales sean favorables.

El especialista observó la política de expansión del gasto público, vía la creación de empresas como Lacteosbol, Papelbol, Cartonbol, Empresa de Apoyo a la Producción Alimentaria, Empresa Siderúrgica del Mutún, Boliviana de Aviación, Depósitos Aduaneros Bolivianos, Empresa Boliviana de Almendras y Empresa Boliviana del Oro.

Asimismo, empresas nacionalizadas o compradas como la Empresa Metalúrgica Vinto, dos refinerías, Entel, Empresa de transporte de Hidrocarburos, Empresa de Suministro de Jet Fuel en aeropuertos, litio y otras causan el incrementó del presupuesto, porque se agregaron a las que existían ya, que en conjunto estuvieron destinadas a poner en funcionamiento el denominado “Modelo de Economía Social Comunitaria Productiva” (2006-2016).

INVERSIÓN PÚBLICA

“La apuesta es a la inversión pública, con la finalidad de obtener ingresos adicionales al entrar en operación con la venta de urea, electricidad, litio, turismo, etc., y continuar con la expansión del gasto público”, sostuvo el experto.

AUSTERIDAD

Ante este escenario y pese a la negativa del ministro de Economía, Mario Guillén, Molina recomendó al Gobierno asumir políticas de austeridad y suprimir o postergar gastos destinados a programas y proyectos que no generen ingresos, por el creciente déficit fiscal, que proviene desde el 2015.

Concretamente, sugirió a las autoridades “eliminar gastos, como pasajes, viáticos, reuniones nacionales e internacionales, cumbres, compra de equipos de computación, vehículos, combustibles y otros, es decir, plantea en el fondo ejercer un control estricto de los gastos”.

 

MINISTRO GUILLÉN

Al respecto, el Ministro de Economía minimizó el impacto del déficit fiscal, estimado en 7.4 por ciento para este año, como proporción del producto interno económico (PIB) y desestimó una política de austeridad en este año, debido al crecimiento esperado en los sectores internos y la recuperación de los precios del petróleo.

Guillén se mostró muy seguro acerca de tales eventualidades, al afirmar que el déficit fiscal proviene de las inversiones que efectuará el Gobierno y que no se originan en el gasto corriente (sueldos y gastos de funcionamiento de la administración pública, entre otros).

Estas declaraciones fueron vertidas por Guillén la semana pasada, en ocasión de la firma del convenio entre su despacho y el Banco Central sobre las metas monetarias y fiscales previstas para este año.

COMERCIO

Molina incidió, de su parte, en el déficit comercial y señaló que resulta prioritario realizar un minucioso seguimiento al desenvolvimiento del contexto externo, que actualmente es de incertidumbre, por la elevada volatilidad y sensibilidad existentes en el mercado internacional.

Respecto al nivel macroeconómico y microeconómico nacional, identificó las amenazas y debilidades que tiene, consideró que debe procederse a realizar ajustes concertados con todos los agentes económicos (Gobierno, consumidores, empresarios y trabajadores). Adicionalmente, propugna evitar los conflictos que afectarían aún más el desenvolvimiento de la economía boliviana.

BALANCE COMERCIAL

Respecto al balance comercial entre 2006 y 2014, el experto presupuestario Germán Molina reconoció que fue positivo, con superávit comercial acumulado del 58,61 por ciento, respecto al Producto Interno Bruto (PIB) y la acumulación del ahorro externo, porque el país es acreedor del resto de países, pero durante tres años (2015 – 2017) registró un balance comercial deficitario acumulado, de 8,93 por ciento respecto al PIB.

En un período de ocho años (2006-2013), la economía boliviana tuvo un superávit fiscal acumulado de 14,5 por ciento respecto al PIB y acumulación de ahorro público durante 4 gestiones (2014-2017), con déficit fiscal acumulado de 22,6 por ciento del PIB, y desahorro del sector público sobre este tema manifestó que “el país se queda sin espacio fiscal para políticas públicas con fundamentos y principios económicos”.

DÉFICITS DE MELLIZOS

Después de ocho años de superávit mellizos (Superávit fiscal y superávit de balanza comercial) y el 2014 con déficit fiscal y superávit comercial, Bolivia ingresó al sendero de los déficits mellizos (Déficit fiscal y déficit de balanza comercial), que significa financiar los desequilibrios interno y externo con desahorro y endeudamiento del sector público.

SECTOR FISCAL

La política fiscal en el período de análisis 2006-2017 se caracterizó por un aumento continuo del gasto público, utilizando los recursos extraordinarios producto de la bonanza externa y de la aplicación de la Ley Nº 3085 aprobada en 2005, que permitió una mayor recaudación del sector hidrocarburos, registrar superávit fiscal y luego el déficit fiscal, que es cubierto con financiamiento interno y externo.

COMENTARIO

En torno al creciente déficit fiscal, el expresidente del Banco Central, Juan Antonio Morales, en una columna de opinión publicada el 29 de enero pasado, señaló que mantener el creciente déficit fiscal “no parece ser una política sensata ni de estabilidad, como vocifera la abrumadora propaganda estatal”.

Agregó, asimismo, que “decir que los déficits fiscales no importan porque se está invirtiendo sinsentido, particularmente cuando hay dudas sobre la calidad de esas inversiones”.