Luis Barbery, hacía una nueva matriz productiva agroindustrial

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Una de las tendencias de desarrollo en el mundo moderno son las alianzas entre los sectores público y privado. Resulta difícil imaginar que el Gobierno del Movimiento Al Socialismo MAS que proclama el marxismo comunitario haya definido entre una de sus estrategias la relación con sectores empresariales, sobre todo, aquellos que están afincados en el Oriente. Una relación que avanza acelerada, llevando acumulada una carga de leyes, decretos, normas para ajustar mecanismos legales a políticas públicas que podrían desglosar un abanico de acciones lejos del imaginario entre aquellos que aún creen que la administración del presidente Morales transita los inhóspitos paradigmas del socialismo al estilo de la Revolución del Siglo XXI, proclamada por el comandante Hugo Chávez. Los datos tienen cifras y suman inversiones millonarias apuntando revertir una tendencia de agotamiento de los altos precios que se han pagado por las materias primas en los últimos 10 años, poniendo además a Bolivia en una línea de fuego a la zaga de nuestros vecinos. Paraguay, sin ir lejos se ha convertido en el tercer exportador mundial de soja, generando una disociación entre el vivir bien y el negocio que define el comercio en el mundo. Perú es el primer productor de paltas en el mundo. Las políticas en el orden de la Alianza Privados y Públicos APP han permitido en estos dos países alimentar esperanzas de que las materias primas no renovables pueden ser sustituidas avizorando nuevas tendencias para consolidar negocios millonarios.

En una reciente conversación con el empresariado cruceño decían que los transgénicos combatidos hace algunos años por el factor riesgo en su consumo se han transformado en alimentos sanos que se consumen a diario en la mesa de millones de hogares y son la materia prima aun en restaurantes que siguen pontificando la comida sana y balanceada. Basta avanzar unos pasos por los mercados y comprobar que su consumo ha crecido debido en parte al precio de estos productos que no tienen nada que envidiar a los orgánicos. Los empresarios agropecuarios de Santa Cruz aguardan con impaciencia reuniones con el jefe de Estado que se ha mostrado ampliamente dispuesto a atender sus requerimientos. Mientras usted lee este artículo en el mundo desarrollado se están gestando acuerdos entre privados y públicos que más allá de ideologías, ordenan la relación comercial en varios rubros afines al desarrollo. Esa nomenclatura APP se ha convertido en una especie de biblia que enseña que no hay peor plaga que aquella que no ha entrado en el circuito de los negocios.

Los empresarios cruceños celebraban el acuerdo que ya el año pasado permitió incorporar en agenda la producción industrial del etanol. Cuentan que el emisario de un grupo de empresarios que se encontraban en el acto del aniversario del Departamento de Pando en su capital Cobija se acercó al ministro de Energía y le propuso una reunión con el presidente por el etanol. Al cabo de la reunión improvisada recibieron el visto bueno del Gobierno para consolidar la producción del bioenergético renovable. “El presidente se da cuenta, es rápido”, indican las fuentes que participaron en esa reunión. Desde entonces una comisión mixta aceleró el avance del tema y no han frenado en poner a andar varios acuerdos. Con la palabra empeñada, que hace recordar viejos tiempos, comisiones de ambos sectores ya han redactado mecanismos de apoyo y se sabe que en la mesa de acuerdos se han ido sumando más empresarios interesados en aportar por la expansión de la frontera agrícola. “Estamos confiados que Bolivia iniciará la era de un nuevo ciclo”, aseguran desde las cámaras empresariales del Oriente.

 

Rápidos y audaces

Sin pensar dos veces, teniendo el consentimiento del jefe del Estado Plurinacional no tardaron en anunciar un paquete de inversiones para ensanchar la frontera agrícola de la caña de azúcar, para la producción del etanol. Están comprometidos los ingenios azucareros de Santa Cruz y es probable que se sume al pacto el Ingenio de San Buenaventura, considerado por los grupos de la oposición como uno de los elefantes blancos que se ha construido en la actual administración al Norte del Departamento de La Paz. Los empresarios agroindustriales son un pilar fundamental en la visión del Gobierno para ampliar sus metas de desarrollo. También para poner a andar proyectos desahuciados por sectores contrarios al actual esquema gubernamental. “El principal factor son las sintonías y la verdad es que se puede avanzar mucho en grandes proyectos de desarrollo”, aseguran los empresarios del Oriente. “Queremos convertirnos en la locomotora del desarrollo nacional. Desde aquí nos encargamos en generar el 80% de la demanda de alimentos de Bolivia, si se nos da la oportunidad; vamos a convertirnos en un factor clave para cambiar la matriz productiva. El ciclo de la minería y de los hidrocarburos está en declive después de más de 100 años de extractivismo. Nosotros estamos visualizando otros negocios; es la era de los alimentos”, aseguran los empresarios. Santa Cruz se ha vuelto una máquina de crecimiento que no para.

Articulados en acuerdos de mediano plazo es lo que podría generar condiciones para avanzar verdaderas políticas de Estado. Las reuniones son interminables y acaban fijando cronogramas; levantando la línea directa de comunicación para definir mecanismos de articulación avanzados. Sin ir lejos, a fines de enero se esperaba la llegada de Evo Morales para el relanzamiento de la planta del Mutún. “Estamos esperando al presidente en Puerto Suárez”, decían en esa ocasión. Esos encuentros sirven para acordar nuevas oportunidades de negocios. Con la mira puesta en ese foco dat0s conversó con Luis Fernando Barbery, presidente ejecutivo de la Corporación Unagro y que además es presidente de los empresarios privados de Santa Cruz. Es uno de los destacados empresarios con largos años de experiencia en la actividad agroindustrial. No ha parado un segundo en comprometer aportes para arrancar cuanto antes en varios negocios que comprometen a los sectores productivos de la región.

Otra de las figuras que trabaja sin descanso en este nuevo ciclo, es el presidente de la Corporación Cemento Camba COCECA, Fernando Tuma. “Paraguay tiene la primera flota de embarcaciones de pequeño y mediano porte del mundo por donde exporta su producción de soja a los mercados de ultramar. Nosotros podríamos convertirnos en algo igual, hay la decisión de hacerlo”, mientras lo dice ya no es como deshojar margaritas, propone un plan para impulsar la Hidrovia. “Debemos olvidarnos del mar al menos por ahora”, asegura. “El Estado ya ha comprometido su participación, nosotros dispondremos de una parte de la inversión. Se requieren 600 millones de dólares”, afirma. La carretera Motacusito – Puerto Bush es un tramo que debe ser financiado por el Estado. Los empresarios cruceños aportarán su parte en generar condiciones de infraestructura para el puerto. El presidente acude a reuniones con los sectores productivos asentados en Santa Cruz cada vez que se lo convoca. “El presidente sabe la importancia de los proyectos en los que estamos trabajando”, dice.

 

La revolución del Etanol

Mucho se ha dicho pero muy poco se conoce respecto al etanol, otro de los grandes proyectos en los que se está poniendo a andar una estrategia que va por varios frentes por su alcance. Cuando el Gobierno anunció el lanzamiento de la Gasolina Súper Etanol 92 se escucharon protestas indicando que la mezcla reduciría la vida útil del motor de sus vehículos. Apuntaron la crisis de los hidrocarburos y se apuraron en señalar que el Gobierno estaba desesperado en generar mayor cobertura disminuyendo la importación de gasolina. Un experto con el que conversó dat0s dijo que la mezcla es altamente beneficiosa porque aumenta el octanaje del motor. “Es donde Bolivia debería apuntar para depender menos de la importación de gasolina. El Estado ahorraría mucho si impulsa la producción de alcohol anhidro (etanol) que se obtiene de la caña de azúcar”. Se hablan de inversiones en el orden de los US$ 1.600 millones. En marzo del año pasado el sector cañero de la región, los empresarios privados de Santa Cruz y el Ministerio de Energía ya firmaron acuerdos para asegurar la producción de 80 millones de litros del “combustible verde”.

Los agroindustriales cruceños anunciaron casi al finalizar el pasado año millonarias inversiones para potenciar una solución a los derivados del petróleo que han fomentado una sangría en la economía nacional. Bolivia subvenciona el carburante a razón de 6 litros por 10 que se consumen en el mercado interno. Le cuesta al Estado alrededor de US$ 550 millones al año. Esa cifra que se incrementa cada año podría reducirse a la mitad en caso se generan las condiciones para ampliar la frontera agrícola de caña de azúcar. Los ingenios comprometidos están construyendo la infraestructura con una inversión que supera los US$ 135 millones en plantas y en la construcción de obras civiles.

Cuatro conocidos ingenios han puesto a andar una revolucionaria estrategia que apunta tan alto como fue la minería en el siglo pasado. Entonces la economía dependía del precio de los minerales. “Eso ocurre incluso hoy; el imperativo es sustituir las materias primas no renovables por materias primas renovables. Bolivia está en condiciones de cambiar su matriz productiva”, dicen los sectores comprometidos con el desarrollo agroindustrial. “Los minerales y los energéticos fósiles han entrado en un proceso de agotamiento, es hora de trazarnos nuevos objetivos y desarrollar nuestra propia matriz productiva dependiendo menos de los vaivenes de las crisis del mercado. Crisis del petróleo, crisis del gas, crisis de la minería, deberían ser palabras que vayamos olvidando en nuestro vocabulario”, insisten.

Con datos aportados del sector agroindustrial el área de influencia de plantaciones de caña disparó en el último ciclo de siembra de 137.000 hectáreas a más de 150.000. Nadie ha quedado indiferente ante semejantes anuncios. En la sede de Gobierno donde no se conoce con precisión el impulso del agro en la economía nacional, aun dudaban que la producción de la caña de azúcar para producir etanol supere la economía asentada en la minería y los hidrocarburos. Con datos en la mano el presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, Luis Barbery precisó que la Ley de Aditivos de Origen Vegetal que el presidente Morales firmó en septiembre del año pasado establece la producción, almacenaje, transporte, comercialización y mezcla de aditivos de origen vegetal para reemplazar gradualmente la importación de insumos y diésel oil, que permitirá un ahorro de US$ 250 millones de insumos hasta 2015. Además de los efectos favorables de esta nueva economía en el incremento del PIB nacional e industrial.

En efecto parece así. La Corporación Agroindustrial UNAGRO, de la que Barbery es su presidente ejecutivo, ha anunciado que la era de los biocombustibles ha comenzado en Bolivia. Este ingenio ha invertido el año pasado algo más de US$ 15 millones para poner a andar una moderna planta deshidratadora de etanol con una capacidad de producción de 300.000 litros por día y la cogeneración de energía eléctrica capaz de generar electricidad a partir del vapor con una amplitud de 40 megavatios por hora. Los otros ingenios han sido tan audaces como el primero. El ingenio sucroalcoholero AGUAÍ ha apostado con una inversión de US$ 10 millones para la diversificación del agro cruceño. Apenas supo que se estaban gestando los acuerdos entre el sector público y el privado, destinó esa inversión que puede sumar en el tiempo. Se trata de una planta deshidratadora y un tanque de almacenamiento.

Los conocidos ingenios Guabirá y La Bélgica recorren similar camino. El primero ha desplegado ya a lo largo de 2018 esfuerzos para generar una inversión cercana a los US$ 32 millones para ampliar tierras de cultivo y la instalación de una planta deshidratadora que ha sumado en la modernización tecnológica del ingenio. Entretanto, La Bélgica se encuentra en una fase de consolidar sus proyectos con una inversión por encima de los US$ 40 millones en los mismos objetivos.

Estas cuatro plantas con instalaciones de última generación se han puesto en la vanguardia y son consideradas las precursoras de escribir una nueva historia del ciclo productivo de energía limpia y renovable que suman un decidido aporte al desarrollo nacional.

 

 

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