Discriminación verde y la elite corporativa ecologista

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Nuestra Aldea Global está ensordecida, confundida, aturdida. Los tambores anuncian el fin del mundo. El Apocalipsis se avecina a causa del calentamiento global. Los apóstoles del “nuevo orden verde”, tocan las campanas ofreciéndonos la salvación. Según ellos el desastre se puede evitar si todos aportamos a la causa, llenando los fondos con billetes contantes y sonantes. Cada uno aportara según se nos ordena. Estos fondos, nos aseguran, los gurúes ecologistas; servirán para que las corporaciones junto con los científicos, amarrados a la carroza corporativa, encuentren la fórmula que nos salvará.

El caso deGreta Thunberg  ayuda a destapar las intenciones de la clase dominante, capitalista que tiene un plan detallado y firme de colonizar nuestras mentes mientras detrás de la máscara verde ecologista se está moviendo una enorme masa de capitales incluyendo recursos naturales (gas, petróleo, minerales etc.). El desarrollo acelerado de las tecnologías que deberán “salvar nuestro planeta” va acompañado con el ruido de los medios instruidos para provocar pánico por “la situación climática”.

La escritora, periodista independiente, investigadora y activista canadiense, Cory Morningstar, publicó una serie de textos confirmando que el motivo real de las campañas que hacen un gran esfuerzo para reunir fondos proecologistas, es la revitalización y salvación del modelo económico capitalista. Esforzándose para salvar el poder de la elite mundial las fundaciones ecologistas se empeñan en convencer a la gente que, con la ayuda de un nuevo paradigma intelectual, el capitalismo puede ser reformado y salvado, a través de inversiones en “la comodificación de la naturaleza”. Aquí no se trata del clima. Se trata, en realidad, de la expansión de las estructuras de poder que funcionan en el más alto nivel, comenzando por la Organización de las Naciones Unidas. Se está desarrollando la comercialización del mundo, de su flora y fauna, de todo lo que nos rodea. Las “ciudades inteligentes” serán el oasis y el comienzo para crear un “infierno distópico e inteligente”, asegura Morningstar.

Nuevos métodos de la ocupación económica del planeta y su destrucción tienen apoyo en la “fuerza suave” – conquistando los corazones-.  Estos métodos deberían traer como resultado un cambio del comportamiento a nivel global. El nuevo opio del pueblo ahora es: “piensa verde, siente verde, actúa verde”. Este nuevo serum viene reforzado con un condimento emocional llamado Greta Thunberg -la niña con problemas de desarrollo mental- utilizada de manera vil y depredadora por su propia madre ambiciosa. Mientras Greta repite: “hagan algo por el planeta, salven el planeta” … los productores de este escenario llenan sus cajas fuertes con enormes cantidades de billetes verdes para sus maquinaciones verdes. En la cocina corporativa se está elaborando un plato verde cuyo condimento principal son “los cambios climáticos”, condimento extraído de los platos de los más pobres.

La niña Greta está cada vez más triste, sus lágrimas cada vez más sinceras y evidentes y las emociones no pararán hasta que cada habitante de este planeta no pague por haber pecado por comer carne, tomar leche, pisar pasto, cultivar productos orgánicos y se calienta con troncos de madera.

El psiquiatra noruego Fred Hagen ha desenmascarado el caso Greta Thunberg develando los detalles de la vida familiar de la niña cuya madre no tiene reparos en empujar a su hija a este reality climático. “Los magos de marketing no titubearon en meter la mano a una patología familiar y utilizar a la pobre niña enferma que padece del Síndrome de Asperger (una forma grave de autismo) para llevar adelante este proyecto corporativo; estafas globales tienen gran éxito cuando, como bandera, se personifica un “héroe”. Y si la propuesta de que la niña reciba el premio Nobel tiene éxito -quien podrá con ella (ellos)… Greta dejó el colegio para andar por el mundo llevando el cartel “Hagan algo”. Ese algo es la construcción de una nueva columna del capital verde. El capitalismo está al borde de la histeria; loco e incapaz de seguir como hasta ahora. Se está agarrando de una última oportunidad contando con el diagnóstico del hombre promedio de la cultura occidental que hace tiempo esta contagiado por el “síndrome del ganad”, asegura Hagen.

Por cada diez mil que escucharon sobre la niña Greta hay solo una persona que escuchó sobre las investigaciones que demuestran que en los últimos cien años la temperatura en el planeta tierra por la emisión de CO2 aumento solo por 0,1° C y la participación humana en este aumento fue de apenas 0,01° C. Si comparamos los resultados de estas investigaciones con las patéticas reality actuaciones de la niña Greta podríamos, utilizando la cantidad elemental de coraje necesario para pensar, llegar a la conclusión de que la reciente actuación de la niña en las Naciones Unidas fue solo una parte de la decoración ecológica que comprende también a los movimientos ´No Tenemos Tiempo´, ´viernes para el Futuro´ y otros, que están marginalizando problemas políticos y sociales mucho más álgidos. ¿Qué problema puede ser la migración?, ¿la desaparición de la clase media occidental?, ¿la pérdida de la soberanía de los estados?, ¿la desaparición de los pueblos y el hambre?, versus ¿la supuesta pronta desaparición del planeta? La discriminación verde está creciendo. Aquellos que hoy promueven a niña Greta mañana decidirán quién tiene derecho de gastar los recursos y cómo. Ellos decidirán quién es ecológicamente consciente y quién no. Quién debe y quién no debe vivir.