El mensaje de Evo a los gobernadores

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Nadie puede estar seguro de la sinceridad del presidente cuando les pide a los gobernadores electos que coordinen su trabajo, ni que estará dispuesto -como dice- a atenderles el teléfono las 24 horas del día. Nadie tampoco puede negar que el primer mandatario es un hábil político. Desmarca, hace creer, juega con las emociones y luego cambia de carácter súbitamente. La bipolaridad del presidente es peculiar. No se trata de un rasgo clínico, más bien es producto de su formación en la que a costa de mucho esfuerzo consiguió sus metas políticas. Aprendió, por decirlo así, que en política cada escena tiene su propio argumento.

Por separado ninguno de los gobernadores de la oposición puede tomar las palabras de Evo Morales como una realidad concreta. El gobernador cruceño Rubén Costa es el vivo ejemplo de que las palabras del presidente sufren descontroles a menudo. Es el más antiguo en el cargo. A su lado, quien puede defender al presidente de lo que dice es cierto es el gobernador por Cochabamba, Iván Canelas. Periodista de profesión tiene delirio por la verdad al punto que llegó a ser dirigente de las organizaciones de prensa desde donde defendió la libertad de expresión que se basa en el principio de la verdad a toda costa. Ha escrito un libro sobre la vida de Evo y es hoy un personaje no solo que representa la identidad popular y los orígenes del mandatario sino al estar inmiscuido en las letras lleva una gran ventaja del respeto que Evo tiene por él y él por Evo.

No creo que Adrian Oliva, el flamante gobernador por Tarija piense lo mismo que Canelas. En su época de parlamentario sufrió varios embates por decir cosas bastante incómodas. Además soportó hace poco la presencia de cientos de masistas que pretendían arrebatarle su indiscutible victoria en ese departamento.

Ni que decir del gobernador por La Paz, Félix Patzi que sufrió en carne propia acciones del Gobierno hasta que se alejo del oficialismo con un profundo sentido crítico y ha dicho que nadie se puede eternizar en un cargo, en alusión directa al presidente.

Estas diferencias de concepción ideológica surcarán las profundidades que hay entre algunos de los gobernadores que el domingo juraron a sus puestos con el presidente que en principio les ha extendido la mano amigablemente.