La libertad de expresión en la mira

El periodismo no parece vivir sus mejores tiempos desde hace algunas décadas. Y en 2022 no hay señales de garantía para el trabajo de la prensa independiente.

La prensa independiente sigue siendo albo de ataques de grupos violentos y de espionaje. A todo, los responsables de la violencia ejercida contra los medios de comunicación forman parte de gobiernos autoritarios que se proclaman auténticas democracias en el mundo. Tan solo en lo que va del año tres periodistas fueron asesinados en México, el director de un medio digital, un fotógrafo y una reportera de la televisión, lo que indica la guerra sin tregua declarada contra el periodismo independiente.

En Brasil, Leandro Demori, editor ejecutivo del sitio digital The Intercept-Brasil decidió contar la historia de su persecución un día cuando se encontraba con su familia, su esposa y una menor de apenas dos años. El periodista fue abordado por dos delincuentes que lo amenazaron de muerte si seguía publicando en el sitio.

Los casos son ejemplos que están sucediendo hace varios años para evitar que la prensa ejerza su trabajo libremente. De los tres asesinatos en México, la del fundador del sitio digital Inforegio José Luis Gamboa, ajusticiado en Veracruz, que colaboraba con la BBC y la del fotógrafo Margarito Martínez, baleado en Tijuana; llama la atención el caso de la reportera de televisión Lourdes Maldonado que hace dos años lanzó un mensaje de alerta en una de las conferencias mañanera que a diario convoca el presidente López Obrador. “Vengo aquí a pedirle apoyo y justicia laboral, porque hasta temo por mi vida”. Ella fue encontrada dentro de un coche con varios impactos de bala en el rostro, el domingo 30 de enero, prolongando la senda homicida contra informadores en México, el país del mundo más letal para la prensa.

Según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) que lleva un conteo global de estos ataques, registró hasta finales de 2021 138 asesinatos en México. Una organización mexicana de la libertad de expresión computa todavía cifras más altas: 145.

Como dice Demori: “el odio a la prensa libre es parte de una estructura de funcionamiento en marcha que se debe combatir”.

Espionaje

Otra denuncia grave apunta al espionaje encargado por el Gobierno salvadoreño de Nayib Bukele a la agencia israelí NSO para intervenir teléfonos de opositores, disidentes y periodistas. En lo que hace a la prensa, los teléfonos móviles de más de la mitad de los trabajadores del medio digital salvadoreño El Faro -centro de las iras del presidente Bukele- estuvieron intervenidos entre junio de 2020 y noviembre de 2021, según verificaron The Citizen Lab y Access Now, laboratorios especializados en ciberseguridad. Ambas organizaciones llegaron a la conclusión de que los aparatos de 22 miembros del periódico fueron intervenidos por el programa Pegasus desarrollado por la agencia israelí.

El espionaje detectado, reveló El Faro, fue dirigido contra todos los estamentos posibles del diario. En casi todos los casos, el equipo permaneció bajo constante vigilancia a lo largo de 226 intervenciones distintas. El diario salvadoreño está en la mira del presidente después de que denunciara un acuerdo entre el Gobierno y las pandillas para la pacificación del país, así como casos de corrupción.

La empresa dueña del software, NSO Group, ha declarado que solo vende el programa de espionaje Pegasus a gobiernos bajo la autorización del Ministerio de Defensa de Israel. Las organizaciones internacionales que han hecho el peritaje de los teléfonos de El Faro han liderado procesos similares con periodistas, activistas u opositores de otros países en las que concluyeron que todo apuntaba que fueron los respectivos gobiernos los que estuvieron detrás de las intervenciones.

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