Gustavo Petro llama a las puertas de la presidencia de Colombia. El líder de la izquierda se ha impuesto con contundencia en las primarias de las principales coaliciones y ha colocado al Pacto Histórico como una de las primeras fuerzas del Senado. La consulta de la izquierda, con más de cinco millones de votos, logró casi el mismo apoyo que el centro y la derecha juntos. Federico Fico Gutiérrez tratará de frenar a Petro desde la derecha. Una batalla ya conocida en un país profundamente polarizado y en el que nunca ha gobernado un candidato de izquierdas. Gutiérrez se impuso con holgura en las primarias de la derecha y sale fortalecido de la cita electoral de este domingo frente a un centro desdibujado, con unos apoyos muy mermados, que le dieron a Sergio Fajardo la victoria. La cita electoral de este domingo se considera un termómetro para la primera vuelta de las presidenciales, que se celebran el próximo 29 de mayo.
Los colombianos acudieron a votar en las elecciones legislativas con las primarias en la cabeza. En un país tan presidencialista, los nombres de los candidatos le robaron todo el protagonismo al Congreso, aunque su función como aliado o contrapeso del Ejecutivo es clave para la gobernabilidad del país. También ahí, Petro ha logrado que su partido sea una de las fuerzas mayoritarias.
La izquierda toma en todos los frentes impulso para la carrera presidencial, que arranca oficialmente este lunes después de haber definido a los aspirantes. Hace cuatro años, cuando Petro perdió la presidencia en la segunda vuelta frente a Iván Duque, candidato del uribismo, su partido apenas logró tres escaños en el Senado. Aquellas elecciones de 2018 se convirtieron en un todos contra Petro, un escenario que el líder de la izquierda quiere evitar a toda costa con una victoria en la primera vuelta, para la que necesitaría superar el 50% de los votos.
Los tres candidatos vencedores de las primarias se unen a aquellos que se enfrentan a la carrera a la presidencia en solitario. Se trata de Rodolfo Hernández, la sorpresa de esta precampaña y que se aupó al tercer puesto de las encuestas; Ingrid Betancourt, la política que pasó seis años en la selva secuestrada por las FARC, y Óscar Iván Zuluaga, el candidato de un uribismo en horas bajas. Los sondeos han ofrecido hasta ahora una imagen aún muy distorsionada por la cantidad de precandidaturas —hasta 15— que reunían las coaliciones.
La derecha también sale reforzada de la noche electoral con una coalición marcada por la ausencia del Centro Democrático, el partido del expresidente Álvaro Uribe, que lleva manejando los hilos del poder en Colombia desde hace dos décadas. La baja popularidad de Iván Duque acabó por hundir el uribismo hasta el punto de que parte de sus figuras han dado su apoyo públicamente a Gutiérrez frente a su propio candidato. A Zuluaga no se le espera mayor recorrido. Y Fico, al que muchos han señalado como el valedor de Uribe en la sombra, cuenta con la simpatía del expresidente. Con estos apoyos, el ya candidato del Equipo por Colombia tratará de pasar a la segunda vuelta para movilizar a su alrededor todo el antipetrismo que genera el líder de la izquierda.
El dibujo del nuevo Senado consolida, además de al Pacto Histórico, a los dos partidos tradicionales: Conservador y Liberal. La hegemonía del Centro Democrático de Uribe, primera fuerza en la pasada legislatura con 19 escaños, llega a su fin tras más de 20 años en el poder. En las últimas semanas, el mismo Petro había arengado a los suyos a votar masivamente por el Pacto en el Congreso para poder hacer las reformas “que necesita el país”. El tipo de mensajes que pone en alerta a sus competidores.
El centro fue el gran damnificado de la noche electoral. La coalición no cumplió nunca con las expectativas de su nombre -Coalición Centro Esperanza- y su paso por la campaña se convirtió en un camino accidentado en el que terminaron estrellándose este domingo. La coalición fue la que menos votos sumó de las tres. Fajardo se impuso a otras opciones de la coalición como al líder del Nuevo Liberalismo, Juan Manuel Galán, y al académico Alejandro Gaviria, que pese al entusiasmo de la élite bogotana nunca logró despegar y es un desconocido para la gran Colombia.
Los resultados de este domingo dejan al centro medio descabalgado del escenario de la batalla presidencial, en el que una izquierda fortalecida tratará de vencer a una derecha que, a tenor de los resultados, no estaba tan muerta como parecía en las últimas semanas. Una encuesta de septiembre del año pasado aseguraba que el 71% de los votantes colombianos se considera de centro, pero la Coalición Centro Esperanza hasta ahora no ha logrado atraer a esos electores, cansados del uribismo y temerosos de un líder populista como Petro. Las constantes divisiones y peleas internas de la coalición impidieron que llegaran con propuestas claras a la sociedad, siempre enzarzados en una cuita que miró más a su ombligo que al exterior. Ahora que la pelea por el liderazgo ha terminado, Fajardo tiene que cerrar filas a su alrededor para tratar de despegar y mejorar sus números. Gaviria, hasta ahora su mayor enemigo interno, aseguró el domingo que contaba con todo su apoyo.
El lunes empieza a abrirse otro escenario. El de los apoyos y las alianzas que logren los candidatos ya definidos. El Partido Liberal, del expresidente César Gaviria, no tiene aspirante propio y su apoyo se rifa por la enorme cantidad de votos que mueve, incluso por el mismo Petro, que ya ha hecho algún acercamiento. Fajardo, sin embargo, siempre se ha negado a un pacto con cualquiera de las grandes formaciones tradicionales.
La verdadera campaña empieza ahora con la mirada en el 29 de mayo y la duda de qué tiene más fuerza: el petrismo o el antipetrismo. Las elecciones tienen un claro protagonista.