El presidente peruano, Pedro Castillo, anunció en el Congreso el fin del estado de emergencia que había decretado al filo de la medianoche del lunes para hacer frente a la ola de protestas y disturbios que se había extendido por el país.
“Debo informar que a partir del momento vamos a dejar sin efecto esta inamovilidad, corresponde llamar a la tranquilidad del pueblo peruano”, dijo Castillo en una reunión con miembros de su gobierno y congresistas en la sede del legislativo en Lima.
El presidente abandonó entonces el palacio legislativo, según dijo, para firmar el decreto que deja sin efecto el anterior.
Para entonces ya se habían registrado los primeros enfrentamientos en el centro de Lima entre policías y algunos de los manifestantes que trataban de avanzar hacia el Congreso para mostrar su rechazo a Castillo y su medida de excepción.
Las imágenes de las televisiones locales mostraron a varios agentes de policía heridos y cargas policiales en la avenida Abancay bajo una lluvia de objetos lanzados por los manifestantes y el gas que lanzaron los efectivos policiales.
Algunos de los maniestantes atacaron edificios públicos en el centro de Lima, como la sede de la Corte Superior de Justicia, la del Ministerio Público o la del Jurado Nacional de Elecciones.
Un grupo logró entrar en la sede del Poder Judicial, sacando documentos del edificio, que dejaron tirados en el suelo.
Polémico decreto
El gobierno peruano había decretado un toque de queda este martes 5 de abril en la provincia de Lima y su vecina Callao en respuesta al paro de transportistas que cumple una semana y en el que cuatro personas han muerto y otras 20 han sido detenidas producto del recrudecimiento de las protestas.
Las protestas y bloqueos se originaron el pasado 28 de marzo en respuesta al alza de los precios del combustible. Se iniciaron protagonizadas por los transportistas, pero luego se sumaron otros gremios de trabajadores.
El decreto que aprobó el estado de emergencia suspendía hasta la medianoche del martes “los derechos constitucionales relativos a la libertad y seguridad personal, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de reunión y tránsito”.
El Defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, y el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, presentaron un recurso de hábeas corpus porque juzgaban la medida inconstitucional. También el Congreso había pedido la derogación del estado de emergencia.
Un paréntesis de dudosa utilidad para el presidente
Por Guillermo D. Olmo, corresponsal de BBC Mundo en Perú
El polémico estado de emergencia en las provincias de Lima y Callao terminó precipitadamente.
Para cuando Castillo anunció la vuelta a la normalidad, la mecha de la violencia ya había prendido en el centro de Lima, donde muchos desafiaron abiertamente la inmovilidad obligatoria para echarse a la calle a protestar contra el presidente.
Una medida de excepción que debía servir para sofocar la violencia que se había adueñado de las protestas por el alza de los precios del combustible actuó, al contrario, como catalizador para que muchos de los detractores de Castillo se lanzaran contra el Congreso decididos a exigir su renuncia.
Los choques con la Policía recordaron imágenes del pasado reciente.
Es una historia que se ha visto en los últimos años en Perú, la de manifestantes enfurecidos que exigen la renuncia del presidente.
No está muy claro si Castillo se ha acercado a su objetivo de apaciguar al país, pero el estado de emergencia ha encorajinado a muchos de los que le consideran incapaz de dirigirlo.