Los desafíos del próximo presidente de Francia y por qué importan al mundo

France 24
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Foto: as.com

Los resultados de las elecciones presidenciales en Francia arrojarán implicaciones dentro y fuera de sus fronteras.

Con el descontento por el aumento del costo de vida a medida que la inflación alcanza niveles máximos en años, un problema resuena para el próximo Gobierno y en la mente de los franceses: recuperar el poder adquisitivo.

La economía resurge en la primera línea de la agenda al punto que ayudó a ahogar en el espectro político las conexiones pasadas de la candidata de la extrema derecha Marine Le Pen con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Con sus promesas en materia financiera, Le Pen fortaleció sus opciones para ocupar el Elíseo.

Y por encima de las críticas por algunas de sus políticas económicas, el mandatario Emmanuel Macron prometió “más Justicia social y apoyo para mejorar el poder adquisitivo” de los franceses.

Pero Francia es también una figura de gran influencia en la Unión Europea (UE) y la única potencia nuclear del otro lado del Atlántico con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ante la guerra en curso lanzada por Rusia contra Ucrania, el Gobierno francés ayudará a dar forma a la respuesta de Europa frente a la guerra y sus consecuencias globales.

Economía, preocupación creciente entre los franceses

Francia es la segunda economía de la UE, pero eso no significa que esté exenta de los golpes de una pandemia y una guerra en curso en Europa del Este que han sacudido los mercados globales y afectan directamente el bolsillo de los ciudadanos.

Las encuestas de opinión muestran que esta es una de las principales preocupaciones de los votantes. Los sondeos también indican que muchos franceses no están contentos con las políticas económicas de Macron, que en los últimos cinco años han incluido reducción al gasto social y disminución de impuestos para las empresas y las cotizaciones sociales.

Las restricciones por la emergencia sanitaria se han levantado en el país, pero además de los contagios que vuelven a crecer, sus efectos financieros continúan.

El próximo presidente enfrentará déficits públicos vertiginosos para hacer frente al impacto que dejó la pandemia, un sistema de pensiones que muchos aseguran necesita reformarse y medidas para reindustrializar el país.

En contraste, el desempleo en la nación ha llegado a su nivel más bajo en años. Según cifras del instituto nacional de estadística Insee, el territorio francés terminó el 2021 con una desocupación del 7.4%, la más baja desde 2008; y la tasa de actividad, marcó un 73,5 %, la mayor desde que empezaron los registros en 1975.

Aunque para los jóvenes la cifra oscila en el 16%, sector de la población que requerirá de políticas específicas para salir de la problemática.

Pese a los márgenes optimistas generales en el ámbito laboral, los ciudadanos han visto un enorme aumento en el costo de vida por los precios del combustible, la energía y una inflación creciente, en gran parte por el conflicto ruso-ucraniano.

Otro de los grandes puntos rojos del panorama económico es el déficit comercial: en 2021 fue de 84.700 millones de euros. Las exportaciones francesas han caído del 6,3 % en 1990 a menos del 2,5 % en la actualidad.

Si bien, la nación ha registrado  esa pérdida desde hace dos décadas, en los últimos años ha empeorado, lo cual ilustra los problemas de competitividad de sus empresas, que han perdido cuota en el mercado internacional, sobre todo ante China.

Reindustrializar resulta entonces como una gran asignatura pendiente para invertir la tendencia negativa.

Reforma a las pensiones

Según lo señalado por Macron, las pensiones en Francia son insostenibles y el sistema requiere una reforma urgente. El aumento de la edad de jubilación, con excepciones para aquellos que tienen trabajos difíciles o que trabajaron más tiempo que otros, es necesario para hacer viable el sistema y aumentar las pensiones bajas, asegura.

“Aquellos que les digan que podemos mantener (el sistema de pensiones) tal como está ahora les están mintiendo”, enfatizó el mandatario cuestionado por las críticas a su plan de aumentar la edad de jubilación de los 62 años de edad, en la actualidad, a los 65.

Sin embargo, la líder de la ultraderecha, Marine Le Pen, expuso que retrasar el momento de retiro perjudicaría a los empleados, ya que muchos no lograrían encontrar un trabajo a mayor edad y como consecuencia verían afectada su pensión.

Por ello se ha mostrado a favor de mantener el umbral de 62 años, e incluso reducirlo para quienes comenzaron a trabajar antes de los 20 años.

La guerra en Ucrania, ¿centro de la política exterior francesa?

El ataque a gran escala lanzado por Rusia contra Ucrania el pasado 24 de febrero ha conmocionado a Europa y más allá. Gane quien gane la Presidencia en Francia tendrá que lidiar con las consecuencias.

Mientras el conflicto continúa a las puertas del bloque de 27 países, París bajo un mandato pro-europeo y pro-OTAN ha demostrado su influencia en el escenario internacional.

Sin embargo, otro sería el panorama para el país, la región y el resto del mundo si la Presidencia recae en un líder euroescéptico. Macron es el único favorito que apoya abiertamente la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Un cambio en esta posición asestaría un golpe a la alianza político-militar construida para proteger a sus miembros en la entonces emergente Guerra Fría hace 73 años.

“Macron realmente quiere crear un pilar europeo de la OTAN (…) Lo ha usado para su diplomacia itinerante sobre el conflicto de Ucrania”, asegura Susi Dennison, miembro principal del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Durante la campaña, varios candidatos mostraron su interés por una disminución del compromiso con la alianza o una retirada total. Aunque es poco probable, la salida de Francia de la OTAN, de dar el paso, crearía un profundo abismo con sus aliados.

Estados Unidos frecuentemente ha señalado a Francia como su aliado más antiguo: para las sanciones rusas, el cambio climático hasta las resoluciones en el seno de Naciones Unidas, entre otros, Washington necesita un socio confiable en París.

La nación es un amigo transatlántico vital para el Gobierno estadounidense, sobre todo por su condición de único país de Europa continental que es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU con poder de veto.

Luego de que Reino Unido abandonara la Unión Europea, Francia es la principal potencia militar del bloque. También es indiscutiblemente la segunda economía más grande de la UE, y la salida de Ángela Merkel como canciller alemana le ha dado al líder del Elíseo un papel más destacado en Europa.

Educación, punto de descontento interno 

En el último año, el sector educativo ha sido protagonista de distintas protestas antigubernamentales, en las que han señalado incluso un “abandono” por parte del Estado.

Los maestros exigen un aumento salarial al argumentar que su rubro en el territorio francés es uno de los peores pagados, comparado con el resto de Europa.

Los afectados señalan que al inicio de sus carreras pueden ganar un 7% menos que en el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​ (OCDE).

Asimismo, los maestros reclaman por la falta de personal en los centros educativos. Refutan un sistema que aseguran dificulta la llegada de nuevos maestros ante procesos no eficientes ni ágiles para su selección, por lo que algunos maestros deben trabajar en varias instituciones.

En este sentido, los educadores también señalan que las clases suelen tener una cantidad de estudiantes mayor a lo recomendable. Con aulas que tienen más de 30 y 40 alumnos, la situación se vuelve contraproducente y perjudicial para los procesos de aprendizaje, denuncian.

La polarización social y política sigue presente 

Francia representa las disparidades económicas y sociales entre las zonas urbanas y rurales, las cuales influyen en las preferencias políticas.

El centro y nororiente del país abarcan las antiguas zonas industriales del país y se han convertido en un bastión donde en la actualidad hay una aceptación especial del discurso proteccionista, como el del movimiento de derecha Agrupación Nacional.

En el oeste de la nación y en las grandes ciudades, como París, se destaca el centrismo del partido de Macron La República en Marcha, los jóvenes principalmente son partidarios de una visión europeísta.

Estas diferencias denotan el panorama en el que se encuentra el poder Legislativo francés. El panorama político todavía está sintiendo las ondas de choque de las elecciones de 2017 cuando Macron ganó la Presidencia.

En caso de una continuidad en el Ejecutivo, aún será necesario que el partido centrista La República en Marcha, que ha fracasado en todas las elecciones locales recientes, y sus aliados ganen los comicios legislativos en junio para tener una plataforma sólida que permita maniobrar ante la oposición e implementar sus políticas.

Con Reuters, AP y EFE