Dios y la justicia boliviana hablando de justicia

Por Carlos Rodriguez San Martín
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Andrónico Rodriguez, presidente senado, MAS, justicia
Foto: Erbol

El presidente del Congreso lanza una advertencia, pero a poco de plantear una investigación retira su postura y dice que el audio del “cueteo” pudo haber sido manipulado. Y así el tiempo pasa. 

Para comenzar el análisis hay que retroceder porque no se puede escribir sin conocer. Hablando de justicia: en el periodo militar se aplicaba a rajatabla porque el Poder Judicial era un apéndice del Gobierno. Recuperada la democracia la justicia se deterioró. Los gobernantes de turno recibieron millonarios recursos para modernizarla, porque olía mal. Enormes presupuestos fueron destinados por la cooperación internacional para capacitar a jueces y fiscales. Los programas administraban recursos, pero nada cambió. La justicia siguió en la misma descompuesta situación.

Un punto de quiebre fue un video en el que los magistrados por aquellos años -los más probos administradores del Poder Judicial en Sucre- se repartían comisiones de recursos mal habidos para favorecer fallos. El audio provocó tal repercusión porque la denuncia venía de un pacto político para destronar al rival que tenía más chances de llegar a la presidencia. Todos los acuerdos arreglos y chanchadas pasaban por asumir el control del Gobierno, el resto eran pipocas. Los niveles de una buena administración de justicia estaban más cerca al infierno que del idilio celestial. Y así transcurrieron los siguientes 20 años.

Cuando el Movimiento al Socialismo (MAS) asumió el poder las condiciones de una reforma estaban sentadas y fue parte del paquete que nos regalaron quienes se presentaron entonces como los promotores del cambio. Evo Morales que sería después el presidente que más tiempo permaneció en el cargo fue expulsado del Congreso en 2002, cuatro años antes de ocupar la presidencia, por promover disturbios sociales. El jefe del MAS sufrió en carne propia la injusticia y se presentó como el paladín del cambio en la justicia. Fue más allá: apuntó reformar la constitución en una Asamblea Constituyente que al comenzar su mandato fue una extravagancia de voraces apetitos grupales y personales que acabó mal. Gestionó elecciones para reformular la justicia. Acudieron todos a votar en las elecciones más bochornosas a los hombres y mujeres más probos para administrar la justicia.

La movida fue el tiro de gracia. Se instalaron todos los elegidos con sus sequitos salidos de la nada sin conocimiento y aferrados a la fortuna fácil de la noche a la mañana y ensamblaron un dogal sangrante contra la justicia. Los fiscales ejercieron su poder para extorsionar, torcer y facilitar la corrupción. Esa justicia clientelar, torcida y defectuosa es la que opera sin restricción. Nadie hace nada para cambiarla, más bien la alienta.

El presidente del senado que cumple un papel meditado y de bajo perfil, Andrónico Rodríguez, que no se sabe si es o no es, porque se mantiene raso, ha salido, como pocas veces lo hace, para decir que pedirá una investigación profunda de un audio que circuló de la conversa entre el presidente del Consejo de la Magistratura y un diputado de esa agrupación política, es decir del MAS, en la que el torcido legislador le solicita interceda con la designación de un funcionario político para un cargo en la justicia. Pero como ocurre desde hace al menos tres décadas la investigación que propone Rodriguez ya encontró salidas. El presidente del Senado, que hace poco ejerció la presidencia de Bolivia por unos días, salió a aclarar poco después que el contenido del audio puede estar manipulado e interpretado de mala fe.

Es así que la fiesta de la voracidad debe continuar.

 

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