El comienzo de la Edad de Hielo para las Criptomonedas (Parte II: la caída)

Por Alexandre Versignassi (V/C S.A)
0
1167
FTX, criptomonedas
Foto: stock.adobe.com.

Ayer publicamos la primera parte del espectacular asenso de FTX. En esta segunda entrega te contamos por qué el criptoinvierno está lejos de terminar.

En una realidad (virtual) donde básicamente todos los activos criptográficos aumentaron por inercia, la operación de Sam no se distinguía de la magia. Básicamente, produjo en casa las garantías de los préstamos que respaldaban las operaciones de apalancamiento de Alameda. Y el mercado, intoxicado por cualquier cosa que involucrara criptografía, aceptaba feliz.

Te puede interesar: ¿Qué pasó con FTX? la empresa que imprimía dinero falso (Parte I: El ascenso)

Tan feliz que, en enero de 2022, FTX recaudó US$ 400 millones en una ronda de inversión a cambio del 1,25% de la empresa. La compañía fue valorada en US$ 32 mil millones, US$ 2 mil millones más que Bradesco, el segundo banco más grande del país (Brasil) en valor de mercado.

Pero luego llegó el criptoinvierno, tras el colapso del esquema piramidal Terra-Luna. Al igual que Bitcoin y Ethereum, FTT había caído un 70%. Vendía tanta gente que no había manera de inflar la cotización. Con el FTT en la lona, ​​las garantías de Alameda se convirtieron en polvo. La empresa, entonces, empezó a utilizar el dinero de los clientes no para invertir/especular, sino para saldar deudas con los acreedores. Y la caja se vació.

El 2 de noviembre, CoinDesk mostró que la mayoría de las reservas de Alameda estaban en forma de FTT, no en dinero real. El sitio tuvo acceso a un documento interno de la empresa. Era un balance que indicaba que, al 30 de junio, Alameda tenía el equivalente a US$ 5800 millones en criptomonedas.

Ok. Pero ahí había un problema: la suma de todos los FTT jamás emitidos, el 30 de junio, era apenas de US$ 3.360 millones. Esto indicaba dos cosas: primero, Alameda estaba mintiendo y, en segundo lugar, y aún peor, se hizo evidente que casi toda la demanda de FTT provenía de Alameda. Solamente de Alameda. No había un mercado real para las criptomonedas. Su “valor justo”, entonces, era cero. Para todos los efectos, Alameda estaba en bancarrota.

El primero en ver esto claramente fue Changpeng Zhao, CEO de Binance. Unos días después de la noticia de CoinDesk, el 6 de noviembre, advirtió en Twitter que su intercambio ya no funcionaría con FTT y se libraría de las reservas que tenía para esta criptomoneda.

Fue el detonante del pánico. Los que tenían FTT en la mano se apresuraron a vender. Solo entre el 7 y 8 de noviembre, el FTT cayó 80%, de US$ 22 a US$ 4,50. Y el día 11, con el FTT a US$ 2, FTX/Alameda se declaró en quiebra. Ya no podía pagar las deudas en las que había incurrido cuando las criptomonedas se intercambiaron por casi $80.

Así fue. En cuestión de días, una empresa de 32.000 millones de dólares no valía nada. Y trajo otro frente polar al criptoinvierno. El valor combinado de todas las monedas ha caído US$200 mil millones desde el 7 de noviembre. Una caída del 20% – de US$ 1.028 trillones a US$ 828 billones.

Esta es otra señal más de que el criptoinvierno está lejos de terminar. O peor aún: que vive al comienzo de una Edad de Hielo.