Portugal: 4.815 niños fueron abusados por miembros de la Iglesia católica, denuncia comisión
La comisión portuguesa que investiga los abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia católica reveló que 4.815 niños fueron víctimas desde 1950. Los investigadores oyeron unas 500 denuncias, aunque solo 25 de ellas fueron enviadas a la Fiscalía debido a que las otras prescribieron por haber ocurrido hace más de 30 años.
Más de 4.800 niños habrían sido víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia católica portuguesa, según un informe publicado este 13 de febrero por una comisión que investiga estos hechos. Los investigadores advirtieron que los hallazgos podrían solo ser la punta del iceberg.
“En nuestro informe hay una preponderancia de víctimas masculinas, pero contrariamente a otros estudios, hay un número significativo de víctimas femeninas. Hay un 52,47% de víctimas masculinas. La mayoría son personas que han completado estudios superiores, el 32% tiene un título, pero también hay un grupo de personas, 18%, que no han completado estudios superiores. La edad media de inicio de los abusos sexuales es de 11,2 años”, dijo Pedro Strecht, jefe de la Comisión Independiente.
Estos abusos fueron cometidos desde 1950 por miembros del clero, según Strecht, quien afirmó que “los principales lugares donde se han cometido abusos sexuales son, en orden descendente: seminarios, colegios, internados e instituciones gestionadas por la Iglesia, confesionarios, sacristías, la casa del párroco, con una evolución de los espacios exteriores a lo largo del tiempo. Con ciertos picos en el siglo XXI con el escultismo o las actividades al aire libre. Los abusadores son en un 96% varones y el 77% de ellos eran sacerdotes en el momento de los hechos”.
El informe denuncia que la mayoría de los abusos sexuales tuvieron lugar cuando los niños tenían entre 10 y 14 años, y la víctima más joven tenía sólo dos años.
Hans Zoller, encargado del Vaticano para enfrentar los casos de abusos sexuales a menores, asistió al acto en Lisboa donde afirmó que este es “un día de reconocimiento del dolor de tantas personas que han sido heridas anteriormente. Es un día de tristeza para ellos, para los miembros de sus familias, sus amigos, porque ha quedado claro que han cargado con tanto dolor, tantas heridas, tanta rabia durante tantos años y no fueron reconocidos en ello. Pero paradójicamente, también es un día de esperanza porque se ve que ahora se les ha dado voz, que sabemos más de esta realidad que se ha infligido a tanta gente”.
Por su parte, José Ornelas, obispo de Fátima y presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, dijo ante las denuncias que “es una situación dramática la que estamos viviendo y es difícil superarla, aunque no nos hiciéramos ilusiones sobre lo que saldría de este informe. Pero sobre todo tengo un pensamiento para las víctimas porque es por ellas que estamos haciendo esto. Un gran agradecimiento a la comisión que nos ha permitido sacar a la luz la situación que estamos viviendo”.
En la presentación del informe, Strecht mencionó que quieren rendir “un sincero homenaje a quienes fueron víctimas de abusos durante su infancia y se atrevieron a dar voz al silencio” y agregó “son mucho más que una estadística”.
Detalles de la investigación que azota a la Iglesia portuguesa
Tras conocerse en 2022 un informe que reveló que unos 3.000 sacerdotes y religiosos abusaron sexualmente de unos 200.000 niños, la comisión portuguesa, aunque independiente pero financiada por la misma Iglesia católica, inició sus investigaciones en enero de ese año.
El clero de ese país tuvo denuncias de casos de presunto encubrimiento de abusos sexuales el año pasado, incluso por obispos que aún están ejerciendo. La comisión anunció que prepara una lista de los sacerdotes acusados que siguen en activo de sus funciones eclesiásticas.
Las denuncias de abusos han llegado de personas de diversos orígenes, de todas las regiones del país y también de portugueses que viven en otros países de Europa, África y América.
Los investigadores lograron hablar con más de 500 víctimas, analizó documentos históricos de la Iglesia y logró hacer entrevistas a obispos y otros miembros del clero.
Tras las indagaciones, solo 25 de los testimonios fueron enviados a la Fiscalía para su investigación, debido a que todos los demás prescribieron, ya que se cometieron hace más de 20 años y no es posible iniciar procedimientos judiciales.
Para la comisión, la ley debería modificarse para que las autoridades puedan tomar cartas en el asunto en delitos de este tipo cometidos hace 30 años.
Los obispos portugueses se reunirán en marzo para sacar conclusiones del informe y “librar a la Iglesia de esta lacra en la medida de lo posible”, según declaró en enero el padre Manuel Barbosa, uno de los principales miembros de la Conferencia Episcopal Portuguesa, CEP.
El papa Francisco ha tenido que enfrentar fuertes presiones luego de que se conocieran miles de denuncias de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica que han salido a la luz en todo el mundo. Francisco prometió en 2019 erradicar la pederastia de la institución.
Tras la ola de denuncias, se han abierto sendas investigaciones en varios países además de Portugal, entre ellos Australia, Francia, Alemania, Irlanda y Holanda.
Víctimas, “asqueadas” de la Iglesia católica
Entre las múltiples denuncias está la de ‘Alexandra’, una mujer de 43 años que solicitó mantener el anonimato y que alega fue violada por un sacerdote mientras se confesaba cuando era una monja novicia a la edad de 17 años.
Alexandra quien ahora es madre y trabaja como ayudante de cocina dice que “es muy difícil hablar de estas cosas en Portugal”, un país donde el 80 por ciento de la población se declara católica. Agregó que: “Lo mantuve en secreto durante muchos años, pero cada vez me resultaba más difícil afrontarlo sola”.
Tan solo hace tres años tomó la decisión y denunció a su agresor ante las autoridades eclesiásticas, pero, según ella fue “ignorada”, el obispo responsable envió su queja al Vaticano, pero Alexandra aún no obtiene respuesta.
En abril de 2022, Manuel Clemente, cardenal de Lisboa y máximo prelado de Portugal, se mostró dispuesto a “reconocer los errores del pasado” y a pedir “perdón” a las víctimas. Pero para Alexandra esto no es suficiente: “Que los obispos pidan perdón no significa nada para mí. No sabemos si lo dicen en serio”. La denunciantes dijo sentirse “asqueada” por la Iglesia y su encubrimiento flagrante de los abusos.
Con Reuters, AFP y AP