María Ressa: «Mark Zuckerberg es el mayor dictador»

 Por Fernando Belzince (ABC)
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Maria Ressa, premio nobel de la paz
Foto: Daniel Mordzinski

Es periodista, directora de Rappler, el principal medio digital de Filipinas.

El expresidente de Filipinas Rodrigo Duterte emprendió en 2016 una cruenta guerra contra las drogas que ocasionó la ejecución extrajudicial de miles de personas en las calles, sobre todo sospechosos de ser pequeños traficantes y drogadictos. Los asesinatos, unos 27.000 en tres años, según Amnistía Internacional, se producían con el apoyo masivo de supuestos seguidores del Gobierno en las redes sociales, organizados alrededor de todo un entramado de mentiras y noticias falsas.

Con los ciudadanos atacados y silenciados en Facebook por criticar los crímenes, el empeño de la periodista María Ressa por investigar las violaciones de derechos humanos y denunciar las campañas de manipulación en internet la convirtió en un símbolo mundial de la libertad de expresión.

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En 2021 recibió el Premio Nobel de la Paz, Ressa (59) ha dedicado 37 años al periodismo con una determinación excepcional, tal y como refleja en el libro ‘Cómo combatir a un dictador’, donde no solo expone su lucha contra el régimen de Duterte, sino que comparte pensamientos y motivaciones propios de una persona llamada a marcar una época.

Gran experta en internet, se trata de una de las periodistas más admiradas del mundo y, al mismo tiempo, una de las más perseguidas. El pasado 18 de enero fue absuelta de un presunto delito de evasión fiscal, pero teme ir a prisión por otros de los casos judiciales que aún tiene abiertos y que responden, según diversas organizaciones internacionales, a motivaciones políticas. El presidente de Filipinas es ahora ‘Bongbong’ Marcos, hijo del dictador Ferdinand Marcos, y ella intuye nuevas batallas.

¿El Premio Nobel de la Paz no la protege de ataques políticos?

Debo estar preparada para lo peor. Nunca pensé que ninguno de estos casos iría a los tribunales y, sin embargo, hemos pasado cuatro años y dos meses luchando contra los cargos por evasión fiscal. En el veredicto queda muy claro que fue un caso ridículo, pero tuve que vivir con ello y ya tenía el Premio Nobel de la Paz. Tenemos más casos en nuestra contra y si me fijo en Aung San Suu Kyi, que también tiene el Nobel y está detenida en Birmania… Tienes que respirar el aire del país en el que vives. Los periodistas están siendo atacados de formas con las que nunca antes habíamos tenido que lidiar.

El día en el que el dictador Marcos fue expulsado es festivo nacional en Filipinas. ¿Cree que su hijo hubiera ganado las elecciones si las redes sociales no hubieran existido?

Jamás. Las operaciones informativas en redes sociales para sanear el nombre del dictador Marcos comenzaron en 2014. En Rappler mostramos que el objetivo era cambiar la asociación del nombre de Marcos con la corrupción y que pasara de ser un cleptócrata a ser el mejor líder que Filipinas haya conocido. Fue como la muerte de la democracia. La historia cambió delante de nuestros ojos. El escritor Milan Kundera decía que la lucha contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido. Pero no solo podíamos olvidarlo en nuestra mente, sino que colectivamente se transformó. El dictador Marcos se convirtió de repente en un héroe.

«Las plataformas priorizan la difusión de mentiras por encima de los hechos»

Y su hijo ocupa el poder.

Marcos Junior recreó las alianzas políticas de su padre. Algunos miembros de su gabinete son hijos o nietos de ex ministros de su padre. Es un tipo de política dinástica feudal, con mucha influencia en regiones de Filipinas. Le ayudaron a lograr el voto. Además, se alió con Sara Duterte, la hija del anterior líder, que se postuló como su vicepresidenta. Si ella hubiera competido con él quizás el resultado sería diferente.

¿Lanzaron tarde la iniciativa en la que más de 140 asociaciones se unieron contra la desinformación?

La lanzamos 100 días antes de las elecciones y, efectivamente, ya era demasiado tarde. Al analizar los datos vimos que el origen de muchas de las mentiras estaba en el centro del ecosistema de Facebook. Leni Robredo, la candidata, no tuvo tiempo para reaccionar y marcar la diferencia.

¿Por qué la sociedad filipina tiene semejante exposición a las redes sociales?

Tuvo el récord mundial durante seis años consecutivos. El 10% de la población, de 10 a 12 millones de filipinos, vive en el extranjero y hay una necesidad de conexión. Las redes sociales permiten esto de manera gratuita y, además, son fundamentales para la supervivencia en este país porque, debido a la corrupción y a la debilidad de las instituciones, todo requiere de favores. Necesitas hacer contactos, activar tu red social. Los problemas de infraestructuras también son importantes. La gente se saltó la fase del ordenador y pasó de inmediato a los teléfonos móviles, que conectaban directamente con internet.

Duterte se apoyaba en ‘influencers’. ¿Puede el buen periodismo ganar al populismo en las redes sociales?

El periodismo de calidad no puede sobrevivir en las redes sociales. Nos han mercantilizado. No permito que mis reporteros vean rankings de popularidad porque la popularidad no puede ser un criterio. Nuestra tarea es hacer que el poder rinda cuentas.

Un responsable de Cambridge Analytica le reconoció que probaron en Filipinas la campaña de manipulación que aplicaron en Estados Unidos. ¿Qué puede hacer la democracia para protegerse?

Hay que regular las redes sociales. Se debe exigir la rendición de cuentas y poner fin a la impunidad. Las plataformas priorizan la difusión de mentiras por encima de los hechos. Manipulan insidiosamente nuestras emociones para que no podamos distinguir la realidad de la ficción. Mark Zuckerberg es, de alguna manera, el mayor dictador. Es más dictador que cualquier otro líder de una nación.

¿Cómo pasó de estar entusiasmada con Facebook a descubrir su riesgo?

Cuando nos atacaron. El poder se apoderó de todo en 2016. Empezaron los asesinatos cada noche en la guerra contra las drogas. Y cada vez que alguien lo denunciaba en Facebook sufría un gran golpe. En agosto de 2016 creamos la etiqueta ‘#NoPlaceForHate’ [No hay sitio para el odio] y nos dieron una paliza digital. Empecé a recopilar datos e hicimos una serie sobre la militarización de Internet. No podía haber imaginado antes que las redes favorecerían el ascenso de los dictadores.

¿La clave es la distribución de la información?

Ese es el problema fundamental. La estructura de incentivos de las redes sociales recompensa el mal periodismo y las mentiras.

Se contemplan simplemente como conductos por los que circulan datos.

—La Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de Estados Unidos de 1996 dio impunidad a estas plataformas tecnológicas. Se les trata como oleoductos. Como un teléfono. Pero esa no es la forma en que funcionan. El teléfono permite que todas las llamadas lleguen mientras que en las redes sociales los algoritmos determinan lo que se te envía. Actúan como editores. Basta con reformar o revocar la sección 230. En el momento en que las plataformas de redes sociales rindan cuentas por las mentiras, éstas desaparecerán.

«No permito que mis reporteros vean rankings de popularidad porque la popularidad no puede ser un criterio»

Consensos que antes eran universales, como la propia idea de la verdad, de repente se cuestionan. ¿Estamos asistiendo a una muerte lenta de la democracia?

Completamente. Y el periodista está en primera línea. Nos enfrentamos a una crisis con muchos ángulos. Todo afecta. Las plataformas tecnológicas, el mercado publicitario, el modelo de negocio del periodismo… Incluso ahora es más difícil hacer preguntas complicadas a las personas en el poder, lo normal hace años, porque te atacan si las haces. Los ataques contra nosotros, las amenazas, con todo el impacto psicológico, son solo la punta del iceberg.

Rappler fue fundada por cuatro mujeres y cuenta con mayoría femenina en la redacción. Es impactante ver que hay tantas referencias sexuales en los ataques que reciben. ¿Cree que son mayores por el hecho de ser mujeres?

Eso es lo que muestran los datos. El Centro Internacional de Periodistas analizó más de medio millón de ataques que recibí en redes sociales. Demostró que el 60% de estos ataques tenían por objeto destruir mi credibilidad y el 40% derribarme. No soy la única mujer que sufre esto. Los ataques sexualizados son desinformación de género. No es que no se ataque a los hombres, pero no es tan personal ni tan efectivo. Hay un sexismo y una misoginia inherentes. Muchas mujeres están optando por no participar.

¿Le preocupa que la inteligencia artificial pueda potenciar aún más la desinformación?

Sí, absolutamente. Todo se va a poner mucho peor y todos lo sabemos ya, ¿verdad? Hemos publicado en Rappler artículos elaborados con GPT-3, revisados por nuestro equipo y firmados con la advertencia de que era contenido automatizado. La escritura es buena, pero no puede distinguir la realidad de la ficción. ¿Con qué datos elabora el programa la información? Si entra basura, sale basura.

El documental ‘Ausencia de verdad’ muestra al presidente Duterte amenazando a una joven periodista de Rappler delante de otros colegas que guardan silencio: «Ustedes pueden criticar, pero irán a la cárcel». ¿Se han sentido apoyados por otros periodistas filipinos?

—Esa es una pregunta muy complicada. Porque el silencio es complicidad. Si guardas silencio cuando ves que algo está mal permites que suceda. Algunas organizaciones de noticias intentaron apoyar. Todos tenían miedo y comprendo la cautela, especialmente en el caso de las firmas corporativas, pero mira lo que le pasó a ABS-CBN, la cadena de televisión que dirigí antes de Rappler. Perdieron su franquicia.

Viaja con frecuencia y a menudo la Policía la espera en el aeropuerto. ¿Se ha sentido tentada en alguna ocasión con no regresar a Filipinas?

No. Eso sería una gran traición. Creo en Rappler y estoy muy orgullosa de cómo ha actuado el equipo en un momento tan difícil. Es un momento muy importante para Filipinas. Lamentablemente, el presidente Duterte nos eligió a nosotros, así que no tuve opción. Si me rendía todo lo que creía sobre mí misma como periodista y sobre el periodismo debería tirarlo a la basura. Solo puedes saber quién eres cuando te ponen a prueba. Tengo que ser optimista.