Las joyas de la corrupción de Bolsonaro

Por Redacción dat0s con The Intercept
0
888
Bolsonaro, expresidente Brasil

El expresidente brasileño acumuló al largo de su gestión episodios de maquinaria pública para favorecer proyectos personales.

La deslealtad es otra de las grandes características de la política y sus actores corruptos. La semana pasada cuando se supo que el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, instruyó a uno de sus ministros ingresar joyas evaluadas en US$ 3.2 millones de manera ilegal -luego de un viaje a Arabia Saudita- no tuvo otro descargo engañoso al decir que él, o sea el ministro, era responsable por el incidente. Tanta frialdad solo entre políticos caraduras.

El sitio The Intercept les pregunta a sus lectores: “¿Recuerdan a ese humilde presidente que comía pan con leche condensada, aparecía en bermudas y pantuflas y firmaba documentos con bolígrafo bic?  El mismo que al final de su mandato, movilizó su Gobierno para intentar robarle al Estado joyas valoradas en R$ 17 millones”.

Si no hubiera sido por la firmeza de un auditor de la Receita Federal (Secretaría de Ingresos Federales) que interrumpió la tramoya, Bolsonaro tendría hoy incluido en su patrimonio las joyas regaladas por el Gobierno de Arabia Saudita presumiblemente a su esposa Michelle.

Durante el último año de su mandato el expresidente utilizó ostensiblemente al Estado para tratar de ser reelegido a toda costa. Sin éxito, usó el Estado por última vez para intentar llevarse millones en joyas a casa. Los bolsonaristas intentaron vender la pueril idea de que las joyas fueron un regalo personal que el príncipe saudí le hizo a la pareja presidencial. Flávio Bolsonaro, hijo del exmandatario y sus abogados, insisten que las joyas fueron un regalo “muy personal”, lo que haría legal apropiarse de ellas.

Intentar comparar las millonarias joyas con un simple regalo suena a broma de mal gusto. El ´papo´ solo convenció al ala más bovina de los votantes de Bolsonaro. Hay un montón de hechos corriendo sobre esta narrativa. El episodio ya ha erosionado la imagen del expresidente ante parte de su electorado.

Así terminó su mandato quien fue electo prometiendo acabar con la corrupción que derivó en la condena de otro expresidente -Lula da Silva- que increíblemente es desde el primero de enero de este año el jefe de Estado de la potencia suramericana por los siguientes cuatro años.