Como toda buena madre, la de Elon es quien primero pisa territorio ajeno antes de la incursión de su vástago a otro país. Interesada como siempre, la nutricionista, escritora y modelo Maye Musk, de 74 años, mamá de Elon, recibió la atención de los medios en su visita a China, una plataforma crucial para el imperio Musk. Maye estuvo allí para promocionar su nuevo libro de autoayuda.
Entre un autógrafo y otro, posó en lugares turísticos, como el Templo Nanputuo, en Xiamen, y asistió a un espectáculo en la Ópera de Sichuan. En Chengdu, hizo una aparición relámpago en una tienda de Tesla, desde donde envió un mensaje a su hijo. “Oye, Elon… ¿Hay más Tesla en Shanghái o en Los Ángeles? Vi tres paradas en un semáforo”, bromeó. Coincidencia o no, Elon planea viajar a China a finales de este año y habría pedido audiencia con el primer ministro Li Qiang, a quien está agradecido —en ese momento secretario general del Partido Comunista de Shanghái por lo que hizo por la fábrica china de Tesla.