Por qué sabemos tan poco de los océanos

Por Veja con dat0s
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Sabemos más sobre el espacio sobre nuestras cabezas, de los astronautas y las estrellas, que sobre el mar debajo de nuestros pies, de los buzos y los tiburones.

La semana pasada el mundo se detuvo —entre la fascinación y cierto morbo— para seguir las desventuras del sumergible Titán y sus cinco tripulantes, multimillonarios deseosos de acercarse a los restos del Titanic, a 3.800 metros de profundidad, frente a las costas de Canadá. La tragedia, a consecuencia de la implosión de la cápsula de fibra de carbono del tamaño de una furgoneta mediana, mató a los cinco tripulantes.

La historia se repetía como una farsa en torno al mítico barco que el 15 de abril de 1912 chocó contra un iceberg y se hundió. El desastre, generó portadas de periódicos, especiales de televisión y memes. alimentando el drama secular e iluminó un enigma en forma de pregunta: después de todo, ¿cuánto sabemos sobre los océanos? O dicho de otro modo: ¿sabemos más del espacio sobre nuestras cabezas, astronautas y estrellas, que del mar bajo nuestros pies, buzos y tiburones?

La estadística es clara: poco menos del 23% de los mares han sido explorados por el ser humano. Se conocen alrededor de 240.000 especies marinas, pero un censo publicado el año pasado estima que hay al menos 2 millones de especies desconocidas en las profundidades de los océanos.

Investigadores y científicos suelen hacer una comparación: Desde 1969, presumiblemente 12 personas, han pisado suelo lunar por un total de 300 horas.

En el punto opuesto, el fondo marino más profundo, la llamada Depresión Challenger —a 10 900 metros de la superficie— fue tocada por solo tres individuos, que permanecieron allí poco más de tres horas de exploración, aunque otros 24, entre ellos el cineasta James Cameron, el director del Titanic, rozó la región. Un oceanógrafo de la NASA —sí, esa actividad existe—, Gene Feldman, acuñó una frase categórica: “Tenemos mapas más completos de la Luna y Marte que de nuestro planeta”, dijo. Aun así, sería una exageración afirmar que sabemos más sobre el cosmos que sobre los océanos, lo infinito más que lo finito.

Sin embargo, siempre es bueno recordar que el 90% de todo el volumen de agua salada se encuentra en las zonas profundas, donde no llega la luz, la temperatura no supera los 4 grados y la presión es insostenible. No por casualidad, dada la imprevisibilidad, los aventureros del Titan debieron firmar un consentimiento sobre el riesgo de muerte, luego de haber desembolsado algo cercano a los 250 000 dólares.

El turismo espacial, que está comenzando a despegar y que solo ganará fuerza real en 2024, poniendo en órbita a más personas de carne y hueso, requerirá una precaución similar, pero por ahora, el cuidado es mayor que en las travesuras acuáticas.