El auto Verde de rayas amarillas: crónica del sueño de un hijo

Mikio Obuchi
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niño durmiendo, sueños
Foto: Getty

Tu mamita está abrazándote, que bien se siente, vamos cuéntale lo que soñaste, dile que ponga pausa a esa película, le tienes que contar cómo cerraste los ojos y despertaste en un lugar extraño con muchas carreteras con sus líneas blancas y resbalines y juegos. Le cuentas:

Estabas convertido en un auto grande de color verde con rayas amarillas tus brazos eran las llantas, eran grandes negras brillantes con huellitas en zigzag, estas te ayudaban a mantenerte firme en la carretera, tu carrocería era fuerte, hecha de puro fierro y puertas se abrían y cerraban para que tu mamá entre; y juntos podían ir a todo el mundo, a El Alto a La Paz a Cochabamba.

Eras un auto verde con rayas amarillas, tus brazos eran las llantas y querías llevar a mamá por todo lado, tu carrocería la protegía de los otros autos pues era de fierro, como buen auto los chocabas para que dejen de molestar y no hagan daño, posiblemente se haya rayado la pintura, pero eras un coche resistente y tan fuerte que podías cuidarla, ella te dijo que no se debía chocar y tú solo pediste perdón. Pero la seguirías cuidando. Era difícil ser un auto verde con líneas amarillas y cuidar a los que quieres, pues no se dan cuenta que es sólo eso, los quieres.

Le seguiste contando, la llevabas a todo lado con el brummmm de tu motor, subías y bajabas por las carreteras y tus ruedas con huellas en zigzag estaban firmes en el asfalto, llegaste a un semáforo y te detuviste. La carrocería verde brilla, las rayas amarillas brillan y la sonrisa de mamá te hacia feliz porque brillaba. No le decías nada, nunca lo haces, te gusta sentirla cerca, como cuando te abraza mientras duermes, te toma en sus brazos y te refugia en la oscuridad de la noche, la amas.

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El auto verde de rayas amarillas se detuvo en una fila de autos de todos colores, azul, rojo, amarillo. Era una línea perfectamente recta, hay un coche azul, uno rojo, uno blanco uno gris, formando una perfecta raya recta frente a tus ojos, piensas que las filas son como retrasos necesarios pues así es la vida de los autos, el volante debe estar bien alineado para poder salir recto cuando se acelere. Las llantas también deben estar rectas, no vaya a ser que algún auto de un color distinto nos choque. Mamá reía porque todo estaba en fila, en orden, ella estaba feliz en el sueño y tú la protegías dentro de tu carrocería.

De repente alguien te chocó, saliste a toda velocidad y lo chocaste en la parte de atrás, le abollaste el parachoques, no te gustó, pero nadie debe lastimar a mamá, brummm, eras un auto verde con líneas amarillas y estabas llevando a tu mamá a dar una vuelta por el mundo, tuviste que volver a la línea a hacer fila para pasar por la carretera. Sientes el calor que te recorre el cuerpo, algo dentro de ti dice que es mamá abrazando a su coche favorito, le gusta que el verde brille y por eso lo cuida.

Nunca dices nada cuando eres un auto, nunca lo dirás porque solo necesitas sentir su abrazo, su voz cuando te habla. Siempre compra chocolates, sabes que te ama. Detuviste la película, pero no importa, lo que importa es que en tu sueño eras un auto verde con rayas amarillas, que llevaba a los que ama y los llevaba a dar una vuelta por La Paz, El Alto y por el mundo. Tus brazos eran las llantas sus huellas eran un zigzag, las llantas ayudan a que el auto esté en línea con los demás coches. Eras un coche muy resistente, cuando se terminó la batería el auto se fue a dormir, otra vez a los brazos de mamá…brummm.

Tienes muchísima hambre, te disculpas y le pides a mami un chocolate un gran trozo de chocolate, ella ha escuchado paciente tu sueño…

 

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