Qué tiene Trump que no tiene el resto

El expresidente de los Estados Unidos ha decidido dos cosas. No asistir a ningún debate entre los republicanos interesados en ocupar la Casa Blanca y meter el ojo por el rabo para evitar que sus procesos en la justicia le nieguen su retorno al poder.

Se calcula que Donald Trump ocupa el puesto 1.200 entre los hombres más ricos del mundo. Una fortuna avaluada en algo así como US$ 3.000 millones. El del jopo amarillo no es conocido como un dador, en cambio toma su tiempo para poner de su bolso dinero que podría significar el indulto de sus peculados.

Ayer, sin ir lejos, ha pasado a estar en libertad bajo fianza. Tras un acuerdo entre la fiscalía y sus abogados, el juez encargado del caso de la interferencia electoral en el estado de Georgia – lo que para muchos personajes tipo Soros lo conduciría inevitablemente a la cárcel- acabó siendo una tomadura de pelo. El juez ha fijado una fianza de US$ 200.000 dólares para el acusado.

Además ordena al expresidente que no viole las leyes y que se abstenga de intimidar o presionar a los testigos del caso. Nadie sabe en este caso hasta el punto que cumplirá al pie de la letra la disposición judicial.

La fianza es una sonada victoria en vistas a las primarias que ya se comienzan a vivir en el país, es la suma de una fianza por cada uno de los delitos de los que está acusado, lo que para el expresidente es sacarle un pelo al chancho. El del jopo amarillo saldrá con la suya: nada de debates entre los republicanos, una enorme ventaja para quien hoy por hoy es considerado un potencial rival del emérito Biden.

Trump fue imputado el pasado 14 de agosto por sus intentos de dar la vuelta al resultado electoral en Georgia en las elecciones presidenciales de 2020. El expresidente y los otros 18 acusados tienen de plazo hasta este viernes para hacer el depósito. Se espera que Trump acuda al jueves o el viernes. Será en ese momento cuando tenga que aportar el dinero y cuando en puridad pase a estar en libertad bajo fianza. En la práctica, la ley prevé la posibilidad de que aporte solo el 10% de la cantidad fijada.

Obviamente, para Trump, que lleva gastados en abogados decenas de millones de dólares de las donaciones políticas que recibe, la cifra es insignificante. La pregunta es saber si el efecto tiene algún contenido de moralidad, cosa que también está en duda. El comportamiento del expresidente ha demostrado que no es de fijarse mucho en los afectos/desafectos, de a quién toca más o menos y/o sus consecuencias.

Trump tendrá algunas restricciones: “El acusado no realizará ningún acto para intimidar a ninguna persona que sepa que es un coacusado o testigo en este caso u obstruir de otro modo la administración de justicia”, dice el fallo. Eso también es algo que está por verse. Eso incluye expresamente, la prohibición de amenazar de forma directa o indirecta a ninguno de los otros 18 coacusados, a los testigos, las víctimas o la comunidad.

La Fiscalía habrá de hacer un seguimiento detallado de sus publicaciones en las redes sociales donde siempre o casi el del jopo amarillo es especialmente agresivo. Trump tampoco podrá comunicarse con ninguno de los otros imputados sobre los hechos objeto de su investigación salvo que sea a través de sus abogados.