Otro dirigente del fútbol español ha caído esta semana con la que concluye un capítulo obsceno del machismo en las canchas cuando de mujeres se trata.
El beso de Rubiales a Jennifer no se quedó ahí. Otra semana aciaga concluye para, los directivos de la federación española de fútbol. El secretario general acabó también destituido. Las campeonas del mundo 2023 sentaron un precedente para que a partir de ahora quienes ocupen cargos directivos no se carguen con besos ni actitudes obscenas en los estadios cada vez que juegue un elenco femenino. Andreu Camps que hasta ayer era secretario general de la RFEF, se vio obligado a renunciar al cargo luego de que las campeonas del mundo exigieran su destitución seguida a la de Rubiales.
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Camps, segundo de abordo de la RFEF fue apuntado por las futbolistas por hostigamiento. Con la acusación se puso marcha atrás al procedimiento de limpieza que estaba en ejecución. Camps iba a salir ileso y con prerrogativas para aplicar reformas en la institución.
No será la última vez que existe acoso ni hostigamiento desde las cúpulas que acude a los camerinos de los estadios cuando las damas están en pleno cambio de atuendo. Pero, en este caso al tratarse de la selección del país los abrazos y besos – que no son nuevos- han provocado un revuelo que ha corrido como reguero el mundo desvelando un machísimo añejo y torcido que alimenta el deporte.
La salida de Rubiales primero y Camps después marca el camino de la reestructuración profunda que pedían las futbolistas.