Se desploma el precio del litio

Por Redacción dat0s con Bloomberg
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litio Bolivia
Foto: AFP

En qué se parecen el litio, el estaño y la hoja de coca. La oscilante fluctuación de las materias primas en AL.

Mientras en Bolivia se discute hasta altas horas sobre la explotación de oro, actividad que está contaminando de mercurio el agua de los ríos, el gobierno no parece muy dispuesto a cambiar la situación al menos en el corto plazo. El presidente Arce ha posesionado el pasado martes a un cooperativista minero en el cargo de ministro de Minería y Metalurgia.

El cooperativismo es apuntado por su enorme capacidad de presión en las calles contra el Gobierno. Su poderío midió fuerzas a finales del año pasado con miles de marchistas, cachorros de dinamita en mano, paralizando la sede de Gobierno en protesta por un impuesto que originalmente pagan las empresas mineras que operan en Bolivia. Los cooperativistas recibieron con algarabía el anunció de la incorporación al gabinete de uno de ellos entre los recién posesionados ministros de Estado.

Estaño y coca

Alguien compara cooperativismo minero con el cocalero de tierras bajas del trópico cochabambino. En 1985, tras la aplicación de la NPE impulsada por el último gobierno de Víctor Paz Estensoro (MNR-H), el cierre de las principales minas de estaño provocó un verdadero éxodo a las tierras bajas donde se cultiva la hoja de coca. Se calcula que unos 25.000 mineros “relocalizados” marcharon sobre la sede de Gobierno exigiendo nuevas fuentes de empleo. Al no ser atendidos en su demanda, la mayoría incursionó al Chapare a sembrar coca.

Por largos años, el “neoliberalismo” que gobernó hasta el 2002 combatió las plantaciones de la planta por considerar que el producto que crece en la región del Chapare se desvía a la ilícita actividad del narcotráfico. De igual manera sucedió con el cooperativismo minero, expulsado de las minas, tomó control en la exploración ilegal de oro al norte de La Paz. Ambas actividades se niegan a pagar tributos al Estado y presionan para ocupar cargos en el gobierno desde donde manejan la actividad.

El litio

Bolivia es considerada la mayor reserva del litio del mundo, como en la época de la colonia con la plata y el estaño al promediar la segunda mitad del siglo XX. Durante el gobierno del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) la oposición del Comité Cívico de Potosí interfirió la suscripción de un acuerdo con la Lithium Corp. para la explotación del mineral. Desde entonces, a pesar de varios anuncios poco claros, se sabe que un consorcio de empresas chinas ha firmado un acuerdo con la actual administración de Gobierno para dicho propósito.

A pesar de que la transición energética copa titulares y empresas y Gobiernos se afanan en ella, el desplome de los precios de litio, desde los máximos que alcanzaron en 2022 están, causando serios problemas al sector. Según Bloomberg, “una combinación de proyectos en pausa, tratos a precio de derribo y una necesidad de liquidez que está azotando a la industria promete dejar secuelas durante años”.

“Para la materia prima del litio, lo que está propiciando fundamentalmente los precios bajos del presente es un influjo de nueva producción que tiene origen en los precios altos que se marcaron en el pasado. Ante las buenas perspectivas, los productores se lanzaron a ampliar su capacidad, y ahora, están llegando las consecuencias.

“Es un giro dramático de los acontecimientos desde la ebullición de los últimos años que disparó los precios e inició una fiebre en los principales fabricantes de automóviles por tratar de garantizarse su suministro. “Ahora, la fiebre ha remitido y están abandonando las negociaciones, según refieren banqueros de inversión especializados en minería y ejecutivos de la industria”, detalla la agencia estadounidense.

En el caso del litio, tanto en el hidróxido (un producto derivado de esta materia prima más cotizado porque tiene una mayor concentración de litio y porque es más eficiente en la producción de materiales catódicos para baterías de litio) como en el del carbonato (otro derivado más económico) los desplomes que venían acusando a mediados de 2023 se han acentuado todavía más. En el mercado de Londres, el hidróxido ha perdido un 82% desde los máximos de 2022 y ronda los 15.000 dólares por tonelada.

Esta bajada de precios está poniendo en serias dificultades a las mineras dedicadas a la extracción de litio. Entre otros efectos, dificulta el acceso a financiación procedente de fuentes tradicionales y está detrás de un mal comportamiento en Bolsa. En el litio, Albemarle (-59,29% desde sus máximos de 2022), Lithium American (-49,5%) y Mineral Resources (-34,5%) son ejemplo de esta tendencia.

 

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