50 años de la obra de Stephen King

La primera novela publicada del autor Carrie se convirtió rápidamente en un líder de ventas y marcó la historia de la literatura y el cine de terror.

Hace exactamente cincuenta años, en abril de 1974, el editor Doubleday se arriesgó con un autor del campo estadounidense que nunca había publicado una novela. Stephen King, que entonces tenía 26 años, había terminado sus estudios académicos cuatro años antes y escribía cuentos para revistas locales y nacionales hasta que un amigo lo motivó a inventar una protagonista femenina. Joven y con los recuerdos del instituto frescos, King se inspiró en viejos compañeros y así nació el terror de cada fiesta de graduación: Carrie White, el patito feo con una madre problemática y poderes telequinéticos o, simplemente, Carrie.

Despreciada por los adolescentes que la rodean en plena pubertad, el personaje no se siente cómoda en la escuela y, cuando llega a casa, tiene que lidiar con su madre, fanática religiosa, que la encierra en un pequeño armario para castigar sus transgresiones, que van desde dirigir los conflictos a reprimendas morales irrazonables, como la repulsión hacia la menstruación de una niña o cualquier muestra de sensualidad. La abrumadora represión nunca cesa y, por lo tanto, Carrie espontáneamente comienza a mover cosas con su mente, no muy diferente a la Matilda de Roald Dahl. La que podría ser la respuesta a sus problemas, sin embargo, acaba resultando en una masacre cuando las chicas preppy del colegio deciden hacerle una broma a la protagonista, bañándola en sangre de cerdo en el escenario del baile del colegio.

Hoy un clásico, la historia vendió 1 millón de copias en su año de publicación y es conocida por cualquiera que sepa algo sobre Stephen King o el cine, para el cual fue adaptada tres veces, en 1976, 2002 y 2013. Más famosa que cualquier otra, la versión original de Brian de Palma pasó a la historia del terror gracias a la maestría de su director, la banda sonora de Pino Donaggio y las actuaciones de Piper Laurie y Sissy Spacek, convirtiéndose pronto en la estrella de la década. El legado más duradero de la obra, sin embargo, es la carrera del propio King, quien en su primer libro dejó la huella inequívoca que lo transformaría en uno de los escritores más exitosos del siglo XX.

Carrie ya demuestra la capacidad de King, ahora de 76 años, para tejer amplias redes narrativas, que aprovechan el dolor individual para incidir en entornos bucólicos y aislados, generalmente situados en Maine. Además de la ambientación, las propias tribulaciones juveniles son un tema recurrente en su obra, que utiliza a niños y adolescentes para representar la pérdida de la inocencia y la imaginación.

En cincuenta años, sus escritos han cubierto la telequinesis, vampiros, zombis, fantasmas, extraterrestres, hombres lobo, autos poseídos y más. Sin embargo, más aterradores que cualquier poder del más allá son los humanos: la propia madre de Carrie, Margaret White, la maníaca obsesiva Annie Wilkes de Misery, o los civiles de The Fog.

En total, el legado de cinco décadas consta de más de 65 novelas, 200 cuentos y 5 libros de no ficción. En cine, el efecto dominó generó más de 100 películas, y de los futuros proyectos de Hollywood, 25 son adaptaciones de King. La serie Castle Rock, emitida entre 2018 y 2019, se atrevió incluso a establecer un “King-verse”, cruzando personajes de toda su obra en un pueblecito siniestro.

Maestro indiscutible del género, el autor dice que no puede creer que esté vivo para presenciar el cincuentenario de las páginas que empezaron todo, pero es casi imposible imaginar un mundo libre de su presencia. A sus 76 años, las historias inéditas siguen fluyendo desde el interior del estadounidense con el mismo impulso que en su juventud, y los narradores de todo el mundo recurren a él como guía, dueño de valiosos consejos concentrados en el libro About Writing, del año 2000. Medio siglo después, Carrie sigue siendo tan aterradora y precisa como cuando se publicó por primera vez, rodeada de un mundo todavía lleno de extremismo religioso y represión femenina, y de lectores sedientos de buena prosa. Mientras esa sed persista, King seguirá siendo omnipresente