Generación Peter Pan: por qué los jóvenes tardan en madurar

Por Veja con edición dat0s
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La tendencia sube a niveles nunca antes explorados precisamente bajo el impulso de las redes sociales.

En los últimos años, Internet ha ido estableciendo nuevas formas de entretenerse, trabajar, adquirir conocimientos e incluso interactuar. Mientras los vínculos humanos ganaban escenario virtual, toda una generación iba siendo moldeada por la lógica de una realidad bajo diversos filtros e impulsada por respuestas rápidas, con raro espacio para ese respiro que les aporta complejidad.

En este caldo ya conocido, con todo lo bueno y lo malo que contiene, el danés Keith Hayward reconoce una huella de los jóvenes de hoy: poco acostumbrados a escuchar un “no” e impulsados ​​por la cultura pop que, a juicio del profesor en la Universidad de Copenhague, insiste en saltar encima la regla; tenaz en mantener los pies en el universo de los niños, como un síndrome de Peter Pan, un conjunto de comportamientos inmaduros, ahora ampliamente fomentados por la instantaneidad de las redes, que se revelan. en las diferentes capas de la existencia, frenando el crecimiento.

Es un fenómeno que ha sido estudiado por las ciencias sociales desde hace algún tiempo, que Hayward lo retrató con colores brillantes, sin temor a molestar, en su recién publicado Infantilized: How Our Culture Killed Adulthood (algo así como Infantilizados: Cómo nuestra cultura mató la vida adulta).

Al enumerar ejemplos de lo que sería la infantilización en la cultura, sabe que está entrando en un terreno peligroso, ya que allí siempre habrá una línea muy fina, impregnada de matices. Pero no deja de correr riesgos: cita la obsesión por Disney, la inclinación por los juegos sencillos, la adoración por los superhéroes, la colorida moda infantil y la obsesión por ídolos teen. No los juzga, pero afirma que la inmersión constante en este crisol de referencias, en detrimento de tantas otras, contribuye al escapismo de la vida madura y de las adversidades asociadas a ella. “Al promover la inmadurez, las sociedades posmodernas se parecen a un gigantesco Jardín de Infantes de la cultura pop”, dice en el libro, avivando las llamas de una discusión controvertida sobre el poder global.

La tendencia está subiendo a niveles nunca antes explorados precisamente bajo el impulso de las redes sociales. “Los adultos jóvenes pasan más tiempo en línea que lidiando con complejidades reales”, enfatizó Hayward. Extiende su reflexión a la parte occidental del planeta y señala cómo los influencers ayudan a consolidar la superficialidad que necesita para ser combatido.

La inmediatez alimentada por internet es uno de los pilares de estas nuevas generaciones que están acostumbradas a no tener que esperar por nada. “Este enfoque en el que no hay lugar para la frustración termina sobrevalorando los placeres instantáneos, incluso si están vacíos de significado, como el culto a las celebridades, retrasando el propio desarrollo”, afirma Andrey Albuquerque, profesor de antropología del consumidor en la ESPM.

En este escenario de deseos abundantemente cumplidos, la madurez tarda más en llegar, desdibujando los límites entre niñez, adolescencia y edad adulta.