La madre de todas las batallas

Por Carlos Rodriguez San Martín
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arce a Evo
Foto: ABI

Una fuente anónima que durante largos años se dedicó a investigar el cuello de botella de la justicia, escribió varios chats revelando un temerario plan de sucesión presidencial, como quien se pasea por casa detallaba elementos inéditos que acabarían con Arce, o al menos con Arce en algún refugio seguro lejos de Bolivia.

El ruido acabó con un delirante “cuando nos demos cuenta será demasiado tarde”. Fue el arranque o el final en una temporada de especulaciones. Me quedé con las dudas de que si lo que estaba leyendo constituía un plan o simplemente estaba resistiendo a la tentación de creerlo. Pero debo admitir que no es la forma en que la cultura política boliviana nos condiciona a esperar con los brazos cruzados, lo que venga. Algunos en el gobierno de Arce quieren presentar al presidente como la víctima de un experimento con fecha de vencimiento (digamos) hasta el 31 de octubre. Tan sugestivo y poco tentador.

El mensaje de Luis Arce anoche (de ser cierto el rumor de la fuente anónima) es el resultado de la develación del plan siniestro que no se lo iba dejar pasar, es decir, de que el mandatario tiene los días contados. Ha sido la primera vez que Arce se presenta sin sus risitas trabadas e irónicas, sin portavoz (Richter) pudo dar lugar a que el efectivo Del Castillo le sugiriera: “Tu único trabajo es ser claro y creíble”. Era su principal fundamento: “sin drama”. Algo asustado pero enérgico, fue como se vio al mandatario.

El pasado domingo Arce cometió el error al leer tablas econométricas delirantes tergiversando hechos de la historia como si fuéramos todos estúpidos.

El harakiri, al milenario arte japonés de suicidio, ha sido hasta anoche el ritual del presidente sin señalar las características de la crisis económica en su versión política. Que el problema es exclusivo de la economía, cuando ésta es apenas una consecuencia de la política: que nuestra economía sea inestable y deficitaria e improductiva, trasciende a los planes económicos implementados, ya probamos todas las recetas (desde los gobiernos neoliberales que lo antecedieron) y la falta de continuidad en nuestro erratismo, cancelando las políticas del anterior y así sucesivamente hasta llegar donde nos encontramos. Coinciden todos los fatalismos: “en un punto de no retorno”.

Arce está decidido a frenar a Morales (por las buenas o por las malas) si no acude a la cita (“ven te espero aquí”) cumplirá la constitución, fue categórico. Es decir, evitará la ejecución del plan mediante el uso de los aparatos represivos del Estado que le confiere la constitución. Lo que falta saber es a qué lado rayará la amenaza y si como dice no pretende ocupar el lugar que le asignó a su exaliado, su dañino deseo de gobernar los siguientes 16 años.