Lula da Silva

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Foto: Cuenta en X de @LulaOficial

El presidente brasileño se ha convertido en un referente de la política mundial.

Antes de la reunión del G-20 en Rio Lula sufrió una caída (fines de octubre) y siguió su agenda normal, la semana pasada Lula sufrió un desmayo, sometido a dos operaciones por una hemorragia intracraneal ayer salió del hospital y confeso que se asustó.

“Estoy aquí entero (…) volviendo a casa tranquilo”, afirmó el mandatario de 79 años en una rueda de prensa de su equipo médico en el Hospital Sirio-Libanés. El funcionario, que fue intervenido de urgencia en dos ocasiones, se recuperó rápidamente de una crisis que le dejó “asustado y preocupado” por las perspectivas de su propia mortalidad.

El líder brasileño, conocido por su ritmo frenético de trabajo, irrumpió sin aviso en la rueda de prensa y se acercó a los micrófonos, caminando sin asistencia. En la mitad de su tercer mandato el casi octogenario reiteró un lema repetido en su campaña: “Tengo la energía de un treintañero y la fuerza de un veinteañero para construir este país”. Se dirigió a los periodistas, vestido con una chaqueta y un sombrero que le tapaba las secuelas de la intervención, junto a su esposa Rosangela ‘Janja’ da Silva.

“Reivindico el derecho a vivir 120 años”, bromeó, a la par que agradeció a los médicos y personal de enfermería la atención que le brindaron. Lula que se ha convertido en uno de los referentes de la política mundial por sus relaciones con varios mandatarios, impulsor acuerdos regionales como el Mercosur y los Brics (su interés personal de que Bolivia participe en estos acuerdos), mantiene de larga data una relación de amistad con Bolivia.

El último periplo hospitalario de Lula comenzó el lunes cuando se quejó de dolores de cabeza. “Sentía que mis pasos se ralentizaban, tenía los ojos enrojecidos y mucho sueño”, detalló. Una tomografía detectó una “hemorragia intracraneal” y fue trasladado de emergencia al Hospital Sirio-Libanés, el mejor centro de salud del país.

“Como pensaba que estaba curado, confieso que me asusté por el volumen de crecimiento del líquido en mi cabeza. Quedé preocupado por la urgencia del pedido para venir” al hospital, sostuvo el presidente. “Nunca pienso que voy a morir, pero tengo miedo, entonces necesito cuidar la disciplina, (…). Estoy tranquilo me siento bien”, añadió. “Muchas gracias por las oraciones. Y, los que sólo tienen odio, quedan perdonados. Estoy aquí, vivo, entero y con más ganas de trabajar”, subrayó en sus redes sociales.