El cubanoamericano Claver-Carone, designado por Trump para “restaurar el orden” en América Latina

Por El País con edición dat0s
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Foto: EFE

Se trata de un nombramiento que apunta contra los gobiernos de izquierda en la región, incluido el de Bolivia.

Donald Trump vencedor de las elecciones en noviembre a la presidencia de los Estados Unidos no parece quedar corto con sus nominaciones que recaen en cubanos anticastristas. Primero fue Marco Rubio hijo de inmigrantes cubanos que ha dedicado gran parte de su carrera política desde el senado a ampliar la base extremista para su cruzada por el mundo; ha sido escogido como secretario de Estado.

Ahora será Mauricio Claver-Carone rescatado por el del jopo amarillo para ocuparse de “ordenar” América Latina. Es la última gran adquisición del republicano, otra pieza clave que hará frente a la inmigración y la crisis en la frontera.

Un elogioso mensaje en la red social Truth se “complació” en anunciar a Claver-Carone como la persona que ocupará el cargo de Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina. Trump no se escondió para resaltar que la importancia de este nombramiento radicaba precisamente en la fuerza de Claver-Carone y su conocimiento del territorio para frenar “el caos y la anarquía” que “se han apoderado de las fronteras” en los últimos cuatro años.

“Mauricio conoce la región y sabe cómo anteponer los intereses de Estados Unidos”, dijo el republicano en su mensaje. “También conoce las graves amenazas a las que nos enfrentamos por la inmigración masiva ilegal y el fentanilo. Como Enviado Especial del Departamento de Estado, Mauricio trabajará incansablemente para proteger al pueblo estadounidense”.

Más allá de su polémica salida del BID (acusado de su relación con una empleada), este abogado de 49 años no es un novato en los pasillos de la Casa Blanca. Trabajó en el Departamento del Tesoro durante el Gobierno de George W. Bush y volvió a Washington como director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional durante el primer mandato de Trump.

Claver-Carone, como Rubio, nació en Miami, de madre cubana y padre español, y es un convencido de que hay que ahogar a regímenes como Venezuela y Cuba. En su época como director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental (2017-2021) dejó claro que está dispuesto a acatar políticas de mano dura contra esos gobiernos.

Muchos cubanos lo recuerdan también por el incidente que protagonizó frente la sede diplomática de Cuba en Washington en los 2000, cuando se manifestó en contra del regreso a la isla del niño de seis años Elián González, y uno de los funcionarios cubanos salió a propinarle dos puñetazos en la cara.

Nunca ha escondido su posición fuertemente anticastrista y su inclinación a favor del embargo económico en sus críticas en su blog Capitol Hill Cubans contra el restablecimiento de relaciones diplomáticas que emprendió Barack Obama en 2014. Cuando Trump revirtió el proceso de normalización con la Isla, fue de los primeros en apoyar la implementación de nuevas sanciones. Conoce de cerca la cuna del exilio cubano y estuvo al frente de organizaciones como Cuba Democracy Advocates y el US-Cuba Democracy PAC.

Por su parte, el Gobierno cubano se ha referido a Claver-Carone como el “aliado hispano-cubano de Donald Trump”. Cuando ocupó la presidencia del BID, el diario oficialista Granma lo acusó de estar “al frente de las acciones abiertas y encubiertas de Washington” contra Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Ecuador.

Cuando formó parte de la administración Trump, se mostró a favor de no seguir fomentando los vínculos comerciales con China y sí con países latinoamericanos, a los que llamó “nuestros vecinos”, los que “deberían ser nuestros primeros y principales socios”, declaró a la agencia EFE. Varias veces ha resaltado su trabajo en proyectos como América Crece, iniciativa para apoyar la inversión privada en sectores como el energético en Ecuador, Bolivia y Perú.

Como enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, Claver-Carone tendrá en sus manos el curso de muchas de las políticas que la administración republicana vino amasando en la campaña presidencial. Sobre todo, es el hombre en el que confía Trump para “restaurar el orden en nuestro propio hemisferio”.