La crueldad del Estado

La política se hace cruel bajo control del Estado. Cito dos ejemplos de la corriente: Los presidentes de El Salvador y Ecuador, Bukele y Noboa, respectivamente. Ya habrá tiempo para referirnos a estos dos personajes siniestros (y a otros), cuyo modelo de seguridad da terror.

Ahora nos ocuparemos de Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, que no pudo asistir a la posesión de su amigo Donald Trump que asume este lunes un segundo mandato, plagado de efectos propagandísticos y salvas de cohete. ¡Emocionante! Bolsonaro está acusado de subvertir el orden por el Tribunal Supremo de Justicia con serias implicaciones en las que hay detenidos militares de alto rango, le impiden salir de Brasil.

Trump mete miedo hablando de su amistad y de la inteligencia de Elon Musk (otro). ¿Lo vieron a Trump gesticulando, moviendo sus manos para describir la emoción al ver sus cohetes inclinándose, a los que compara con el arrullo de un bebé en brazos? ¡Emocionante!

La decisión del TSJ de Brasil de no permitir el viaje de Bolsonaro encierra en sí un comportamiento tan extremista cuanto el del primero.

Un Estado imperialista y expansionista

“Si no es por las buenas, será militarmente”, amenaza el presidente de los Estados Unidos que quiere ver su reinado expandiéndose por Groenlandia (no es chiste su hijo almorzando en un restaurante de la capital Nuuk, regalando gorras MAGA). Todos los indígenas inuit que viven en la isla dinamarquesa están verdaderamente ¡emocionados!

Anthony Burguess escribió 1985 – a modo de “comentario” de la distopia 1984 de George Orwell-. El autor inglés cita el comportamiento habitual del Estado que anula el placer de la gente sometiéndola a lo que él mismo definió en otro de sus anteriores novelas: La Naranja Mecánica, que el autor se arrepiente haberla escrito (hasta ahora) porque conmocionó a la sociedad por la violencia que describe. El método eficaz para combatir el libre albedrio (a través de tratamientos neurológicos) una combinación de shock´s eléctricos no son inventos del autor.

Ivan Petrovich Pavlov lideró a mediados del siglo pasado una corriente de pensadores e intelectuales inclinados a este tipo de métodos para controlar la disidencia política -la delincuencia en La Naranja Mecánica- está poblada de sombras oscurantistas del tipo Bukele, Noboa y de otros líderes mundiales que iremos mencionando en este boletín.

De hecho, se da por sentado que el hombre es inteligente y que uno de sus cerebros (de los tres) tiene la capacidad de actuar sin condicionamientos.

Bolsonaro es el típico ejemplo de un grupo de farsantes excéntricos sometido a la privación de sus libertades básicas por los mismos extremos que los privó a los primeros de oponerse a él con métodos que pueden ser considerados delincuenciales.