La guerra comercial global ha comenzado

Por Redacción dat0s con Agencias
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Foto: Reuters

Los aranceles de Trump amenazan a empresas de todo el mundo. Adidas, Samsung, Honda, Hyundai, Nestlé, Volkswagen, Volvo, Lego, Lenovo, entre otras.

Las empresas norteamericanas que han concentrado sus operaciones en parques industriales en México, serían las primeras en recibir el impacto de la guerra comercial dispuesta por el gobierno de Donald Trump. Los aranceles impuestos por el presidente estadounidense, que gravan con un 25% los productos procedentes de México y Canadá, además de un impuesto adicional del 10% a los productos chinos, están sacudiendo la economía global y amenazando a empresas de varios sectores, incluidos los propios gigantes estadounidenses.

La estrategia, parte del mantra de Trump de “hacer grande a Estados Unidos otra vez”, apunta a impulsar la producción nacional y reducir la dependencia de Estados Unidos de sus socios comerciales. Sin embargo, el impacto de estas medidas puede ser muy diferente de lo que él pretende.

La medida de Trump tiene el potencial de alterar cadenas de suministro profundamente integradas y aumentar los costos para consumidores y empresas. México y Canadá ya han respondido con aranceles de represalia del 25%. China ha prometido tomar represalías, pero aún no ha impuesto aranceles. El Ministerio de Comercio de China abrirá un “procedimiento” contra Estados Unidos en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Las empresas afectadas

Varias empresas también se verán afectadas por esta guerra comercial global. Marcas como Adidas, Samsung, Honda, Hyundai, Nestlé, Volkswagen, Volvo, Lego, Lenovo, entre otras, han concentrado sus operaciones en parques industriales de México. El escenario es especialmente preocupante para la industria del automóvil. Honda, por ejemplo, opera fábricas en México que exportan alrededor de 160.000 vehículos anualmente a Estados Unidos. Estas exportaciones, ahora sujetas a nuevos aranceles, podrían reducir la competitividad de fabricantes de automóviles globales como General Motors y Ford, que también tienen operaciones en México. Los nuevos aranceles podrían aumentar los precios de los vehículos en hasta 3.000 dólares en Estados Unidos, según estimaciones de TD Economics, y afectar el ingreso familiar medio en casi 1.000 dólares para 2026, según el Tax Policy Center.

Otros sectores, como el tecnológico, también se ven afectados por los aranceles. México ha atraído a varios fabricantes internacionales, entre ellos Foxconn de Taiwán, que está construyendo una megafábrica en México. La empresa es proveedor de gigantes como Apple, Microsoft y Sony. Con las tarifas, estas operaciones enfrentan una mayor incertidumbre y presión de costos.

China ha sido uno de los principales objetivos de la política proteccionista de Trump. Sin embargo, el país asiático se encuentra ahora rodeado de una guerra comercial en regiones donde ha diversificado sus operaciones en los últimos años. Empresas como Lenovo y BYD, que ya trasladaron parte de su producción a México para escapar de los aranceles a los productos chinos, también sentirán los efectos de la nueva política.

Los consumidores estadounidenses, a su vez, se verán directamente afectados. Los grupos industriales estadounidenses ya están advirtiendo que los mayores costos se trasladarán inevitablemente al consumidor final, ejerciendo presión sobre el costo de vida y, en consecuencia, la inflación, que ha sido uno de los mayores desafíos que ha enfrentado el Banco Central estadounidense, la Reserva Federal, en su intento de anclar la inflación en el objetivo del 2%.

En 2024, la inflación estadounidense cerró el año en un 2,6%. El miércoles pasado, la Reserva Federal decidió mantener la tasa de interés sin cambios y eliminó del comunicado cualquier mención de progreso en la desaceleración de la inflación, dejando claro que no hay prisa por reducir las tasas de interés.

El republicano reconoce que los aranceles podrían causar “sufrimiento” económico a los estadounidenses, pero está dispuesto a seguir adelante. “¿Habrá algún sufrimiento? Sí, tal vez (¡y tal vez no!)”, escribió Trump en su plataforma de redes sociales Truth. “Pero haremos que Estados Unidos vuelva a ser grande y el precio pagado valdrá la pena”, añadió.

El daño a la economía norteamericana

Irónicamente, el esfuerzo de Trump por proteger los empleos puede en realidad dañar a sectores enteros de la economía estadounidense. A medida que los aranceles se arraiguen y las represalias extranjeras se intensifiquen, será difícil ignorar el impacto en la economía global. Las empresas de todo el mundo (incluidas las estadounidenses) tendrán que revisar sus cadenas de suministro y ajustar sus operaciones para hacer frente al aumento de los costos. El “sufrimiento” de Trump podría redefinir la dinámica económica global y plantear desafíos que durarán mucho más allá de su mandato.


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