Mujica y la crítica al sistema

Diario Red
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pepe mujica @matiasbergara
Foto: cuenta en X @matiasbergara

“¿El hombre bueno es socialista?”, le preguntó el entrevistador. “No, el homo sapiens es socialista, porque vivió 90% de su historia arriba de la tierra en organizaciones sociales donde lo mío y lo tuyo no existía, los bienes pertenecían a la colectividad. Lo otro que vino después (el capitalismo), muy cortito. Pero el tener una matriz socialista le crea (al ser humano) esta pena espantosa por la que está caminando”, respondió Mujica.

José “Pepe” Mujica nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo, Uruguay. En la década de los 60 fundó el Movimiento de liberación Nacional -Tupamaros, que devino en guerrilla urbana. Fue capturado cuatro veces, recibió seis balazos, y dos veces se fugó. Una de ellas, ocurrida en septiembre de 1971, escapó por un túnel con 105 tupamaros.

Pasó casi 15 años de su vida en prisión, en condiciones infrahumanas, con períodos de aislamiento en aljibes o cajas de hormigón. Solía decir que en ese tiempo conoció la locura, pero también que aprendió a conocerse mejor a sí mismo.

En 1985, con la democracia regresó su libertad. Y Mujica comenzó una carrera política nunca más dejó. Fue electo diputado en las elecciones de 1994 y senador en 1999 y 2004. En 2005, se sumó al gobierno de Tabaré Vázquez como ministro de Ganadería y Pesca. Y el 29 de noviembre de 2009 fue elegido presidente de Uruguay para el periodo 2010-2015. Tenía 74 años.

Mujica simboliza la transición de las izquierdas de América Latina en el siglo XX. De ser un guerrillero, convencido de que la vía armada lograría concretar un proyecto social de justicia, y de ser un preso político, torturado, que bordeaba la locura en el encierro, pasó a descubrir que era posible empujar algún tipo de cambio social por la vía democrática.

La filósofa mexicana, Diana Fuentes, lo definió como un faro para los gobiernos progresistas de América Latina. “Se ha muerto un buen hombre, y eso no es poca cosa de decir en estos tiempos”, dijo Fuentes, al conocer la noticia. Mujica “se volvió un faro, que en muchísimos de sus actos cotidianos nos permitía volver a la idea de que otro mundo es posible, bajo otro código moral, y que es posible hablar otro lenguaje que no sea el de la mercancía el de la violencia y la opresión”.

Pepe Mujica murió este martes 13 de mayo, en Montevideo, luego de una larga batalla contra el cáncer de esófago. Su muerte fue registrada por la prensa de todo el mundo destacando su estilo humilde de gobernar y sus formas austeras e informales. Las notas narraron que rechazó la residencia presidencial para vivir en su chacra, que viajaba en un Volkswagen, que amaba leer, cultivar flores y hortalizas, el tango, el futbol, el mate. Y que detestaba los trajes y usualmente se le veía con camisa, sandalias, boina y campera cazadora.

Pero Mujica fue mucho más que una buena persona con prácticas de vida inmunes al poder. Fue un dirigente político agudo que en varios momentos de las últimas décadas enmarcó los parámetros del horizonte moral para los gobiernos progresistas de América latina, con una crítica sistémica del capitalismo.

En una entrevista con Víctor Hugo Morales, en enero de 2011, advirtió del advenimiento de muchos regímenes duros de derecha por las contradicciones de la propia izquierda. “Ha pasado mil veces y seguirá pasando. Nuestra enfermedad es el infantilismo y nuestra abdicación es creer que el mundo es perfecto y estar conforme (…) Es mucho más difícil de lo que soñábamos, pero ¿qué sería del mundo si no existiera una actitud de izquierda, que aún en el fracaso, obligue a repartir, que tiene un grito solidario y se acuerda de los que van quedando del lado del camino? Sería un desastre el mundo sin eso”.

“¿El hombre bueno es socialista?”, le preguntó el entrevistador. “No, el homo sapiens es socialista, porque vivió 90% de su historia arriba de la tierra en organizaciones sociales donde lo mío y lo tuyo no existía, los bienes pertenecían a la colectividad. Lo otro que vino después (el capitalismo), muy cortito. Pero el tener una matriz socialista le crea (al ser humano) esta pena espantosa por la que está caminando”, respondió Mujica.

En 2012, en la Cumbre sobre Desarrollo Sustentable Río+20, en Brasil, cuestionó el capitalismo ante representantes de 139 países: “¿Estamos gobernando la globalización o la globalización nos gobierna a nosotros? ¿Es posible hablar de solidaridad y de que ‘estamos todos juntos’ en una economía basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad? (…) El problema es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del ‘úselo y tírelo, y así estamos en un círculo vicioso”.

Otro de sus discursos más recordados es el que dio, en septiembre de 2013, ante la Asamblea General de la ONU. Ahí Mujica cuestionó el modelo económico basado en el consumo y advirtió que la especie humana corre el riesgo de sucumbir: “La crisis ecológica del planeta es consecuencia del triunfo avasallante de la ambición humana (…) Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales, y ocupamos el templo con el Dios Mercado. Él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en cuotas y tarjetas, la apariencia de felicidad. Parecería que hemos nacido sólo para consumir y consumir y cuando no podemos cargamos con la frustración, la pobreza y la autoexclusión”

En diciembre de 2014 Mujica fue condecorado por el gobierno de Rafael Correa en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Guayaquil. Ahí cuestionó que a pesar de que hoy hay el doble de alimento que hace un siglo, casi el 30% de se tira a la basura: “Ni siquiera se la damos a los perros, menos a la gente pobre. Esas son las contradicciones de nuestra civilización, desnuda, clara, agresiva, que nos da las razones y nos cargan la batería para seguir luchando”.

Mujica alcanzó a ver el regreso de la izquierda al gobierno de Uruguay, de la mano de Yamandú Orsi en noviembre de 2024. Pero su muerte llega en un momento en el que las derechas crecen y la región es acosada por una agresiva política de Estados Unidos. En estos tiempos de turbulencias,  los gobiernos progresistas deberían revisitar su legado político para multiplicar los brazos de los que habló Mujica durante el cierre de campaña del Frente Amplio en 2024:

“Soy feliz porque están ustedes, porque cuando mis brazos se vayan habrá miles de brazos sustituyendo la lucha y toda mi vida dije que los mejores dirigentes son los que dejan una barda que lo supera con ventaja. Tengo que darle gracias a la vida porque cuando estos brazos se vayan va a haber miles de brazos”.

 

"Estudio y practico la tecnología para odiarla mejor"

Nan June Paik (artista e investigador)
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