
El filósofo francés Pierre Dardot autor de “La opción por la guerra civil”, habló de Bolivia en una entrevista con el director del Grupo Perfil Jorge Fontevecchia.
Fontevecchia: ¿Qué papel desempeñan los discursos de odio, el racismo, la misoginia en esta guerra civil?
Pierre Dardot: Es un papel muy importante. Leí hace algún tiempo un artículo de (Álvaro) García Linera, que trataba justamente sobre la modificación de las posiciones y los estatus sociales, donde decía que desde hace unos cuarenta o cincuenta años hubo un cambio, tanto en Bolivia como en otros países de América Latina, y que las personas que estaban en la base de la escala social comenzaban a amenazar el estatus social de una parte de las clases medias. Y eso es completamente cierto. Lo vi en Brasil –me lo explicaron amigos que viven allá–, hasta qué punto personas de clase media podían sentirse, ¿cómo decirlo?, atacadas por el hecho de que la empleada doméstica o las personas pobres iban a la misma piscina o hacían sus compras exactamente en el mismo supermercado. Eso cuestiona profundamente la imagen que esas personas tienen de su propio estatus social, y genera reacciones de odio y resentimiento, que luego son alimentadas por las redes sociales. Pero, antes que nada, lo que hay es justamente ese resentimiento y ese odio, mezclado también, a veces, con sentimientos de vergüenza. Entonces la vergüenza, el odio, el resentimiento: son sentimientos que podemos llamar reactivos, que son muy fuertes y muy poderosos.
Y la inmigración, los inmigrantes y la masa poblacional, ¿qué papel desempeñan en esta guerra civil?
Ese ha sido, desde el principio, un papel muy importante. Conozco bien, por ejemplo, la historia reciente de un país como Chile. He estado allí varias veces y he visto el cambio de paradigma discursivo, es decir, el hecho de que comenzó con una campaña de la derecha y de la extrema derecha diciendo que hay demasiada gente que llega desde Venezuela y desciende hasta el sur de Chile. Y luego se dice que son delincuentes, que son personas que transportan droga, que la droga viene desde Venezuela hasta Chile. Antes no había droga en Chile, y ahora, a causa de los venezolanos y de la inmigración venezolana, hay droga. Y este discurso, lo que es muy preocupante, ha contaminado a una parte de la izquierda, al punto que algunos dirigentes se posicionan en el mismo terreno, es decir, dicen: “Nosotros vamos a combatir mejor que ustedes el peligro de la inmigración.” Pero aceptan el presupuesto de que hay un peligro ligado a la inmigración como tal. Que es por la inmigración que llega la delincuencia, que es por la inmigración que llega el tráfico de drogas, etc. Y en mi opinión, es muy peligroso situarse en ese terreno. Entonces, el caso de Chile es un ejemplo entre otros. He ido a Brasil bastante seguido y también he visto el mismo tipo de discurso. Es decir, realmente una insistencia. Es lo mismo también con Marine Le Pen y el Rassemblement National en Francia. Así que se puede decir que eso afecta a casi todos los países, con la idea de que hay que protegerse contra la inmigración.
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