
Una investigación sobre los hackers estatales en Rusia.
En su libro Vigilancia Permanente el espía informático Edward Snowden detalla con lujo de detalles el manejo de la NAS (la Agencia Nacional de Seguridad por sus siglas en inglés) la más grande agencia de recolección de datos que se haya conocido antes. Snowden filtró la base de datos de la central porque consideró que no se podía manejar la información de cientos de miles de millones de personas para contribuir al control de un sistema que el mismo lo describe como un abusivo uso de los sistemas de información manejados por una sola agencia. Snowden decidió salir de los Estados Unidos para entregar la base de datos a periodistas del diario inglés The Guardian en los que se revela a los afectados.
Esta historia sigue siendo delicada ya que, si la intención de Snowden era frenar la divulgación de asuntos claves de afectación a personas, empresas y al mismo Estado, esto ha empeorado al correr los años. Una investigación de El Grand Continent afirma que, en el verano de 2024, unos hackers no identificados lograron penetrar en los sistemas internos de la Social Design Agency (SDA), una empresa clave del dispositivo de injerencia informativa puesto en marcha por Rusia contra determinados países.
Esta intrusión permitió extraer más de 2,40 gigabytes de datos, que posteriormente se compartieron con varios colectivos de periodistas y expertos europeos y estadounidenses.
Conocida como SDA leaks, esta filtración de datos es una de las más importantes de la historia de la injerencia informativa en la era digital. Su magnitud es excepcional: los datos robados contienen cientos de correos electrónicos, hojas de cálculo Excel, presentaciones PowerPoint de documentos administrativos y otros archivos que, en conjunto, ofrecen una imagen muy detallada de la vida de esta empresa y de sus empleados.
Con más de un centenar de colaboradores y contactos directos y regulares con el Kremlin, la SDA es hoy en día una de las principales agencias rusas en el ámbito de la injerencia digital. En particular, varios Estados europeos, entre ellos Francia, la acusan de estar detrás de una de las mayores operaciones de injerencia jamás llevadas a cabo. Conocida como «Doppelgänger», esta operación consistió, entre otras cosas, en imitar los sitios web de varios grandes periódicos franceses para publicar información falsa y engañar a los lectores.
Por su magnitud y la importancia estratégica de la empresa, las filtraciones de la SDA constituyen un material único para comprender el funcionamiento interno del dispositivo ruso de injerencia en el extranjero.
Desde que se difundió entre algunos periodistas y expertos, la filtración ha sido objeto de varios estudios, la mayoría de los cuales se centran en las técnicas y tácticas empleadas por la SDA para engañar a las plataformas y al público en general. Otros describen en detalle la organización de la empresa para poner de relieve sus vínculos con el Kremlin, como el impresionante informe de 200 páginas publicado por la agencia sueca de defensa psicológica en mayo de 2025.
Sin embargo, ninguno de estos trabajos ha tratado de llevar a cabo una exploración geopolítica de las filtraciones de la SDA, es decir, un análisis que ponga de relieve la organización territorial de esta estructura y, en última instancia, la del dispositivo ruso de injerencia informativa en su conjunto.
Sin embargo, tal exploración es necesaria para situar el fenómeno de las injerencias en la perspectiva más general de las estrategias de una Rusia que ahora considera el espacio informativo y el ciberespacio como una extensión de su territorio.
Al optar por explorar las filtraciones de la SDA a través del prisma de la geografía, los actores y su vida cotidiana, la gran cantidad de informes técnicos que existen hoy en día sobre las maniobras informativas, así como el uso político que se hace de ellas, pueden acabar dibujando en el imaginario colectivo la visión de una Rusia omnipresente y omnipotente, que es precisamente el objetivo de las maniobras rusas.