Efecto arancelario: los rivales India y China se acercan

Blanco de la guerra arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump, India y China están dejando de lado décadas de rivalidad para priorizar intereses comunes en comercio y tecnología. Este domingo 31 de septiembre, durante un viaje a China para participar en una cumbre regional sobre seguridad y economía, el primer ministro indio, Narendra Modi, se reunió con el presidente chino, Xi Jinping, en un importante paso hacia el acercamiento entre ambos países, que incluyó compromisos para abrir vuelos directos e incrementar el comercio bilateral.

El lunes 1 de septiembre, Modi también aprovechó el mismo evento en China para reunirse con el dictador ruso, Vladimir Putin, en un gesto de desafío al gobierno estadounidense. La semana pasada, la Casa Blanca impuso un arancel del 50% a las importaciones de productos de India, argumentando que el país del sudeste asiático financia la guerra en Ucrania con sus compras de petróleo a Rusia. Peter Navarro, un alto asesor de Trump, declaró el domingo que «India no es más que una lavadora para el Kremlin».

Estados Unidos es el mayor importador de productos indios, representando aproximadamente el 16% de las exportaciones del país. Geopolíticamente, India es considerada uno de los principales aliados de Estados Unidos en Asia. Sin embargo, Trump optó por cerrarle su mercado a India mediante aranceles más altos. Esto obliga a India a buscar alternativas en China, su segundo mayor comprador, a pesar de las fricciones que incluyen una disputa fronteriza entre ambos países que se remonta a la década de 1960.

India necesita importar productos electrónicos, equipos, ingredientes farmacéuticos y minerales chinos para su industria en expansión, además de buscar oportunidades en el gigantesco mercado de consumo del país vecino. China, por su parte, está interesada en expandir su penetración en el mercado indio, que cuenta con la mayor población del planeta y es el tercero más grande del mundo en ventas de vehículos. Varias empresas chinas, en particular las del sector tecnológico, buscan oportunidades de inversión en India.