
Cecot, El Salvador | Human Rights Watch
Organismos mundiales denuncian cómo se trata a los detenidos en los complejos de alta seguridad construidos por el gobierno salvadoreño.
Violaciones a los derechos humanos y denuncias de los propios detenidos son el macabro síntoma del gobierno del hoy convertido en dictador Nayib Bukele que ha impuesto el terror como uno de sus emblemas de fuerza para detentar el poder con la aprobación de la mayoría de la población amenazada de ponerse en contra del régimen. Además, y aunque esto parezca ilógico, con la venia de varios mandatarios que se suman a la “era de la disuasión simbólica” que mide la potencialidad de sus abusos. Si ayer fue Evo Morales en Bolivia y hoy es Daniel Ortega y su mujer en ese gobierno bicéfalo que presiden en Nicaragua, que ayer conculcó todos los derechos a la libertad de expresión, ahora son las denuncias de los detenidos en las gigantescas cárceles construidas por Bukele. La organización Human Rights Watch documenta los abusos perpetrados contra los 252 migrantes que Trump envió a El Salvador y que después fueron excarcelados y devueltos a Caracas.












