Quién es Vladimir Padrino, el hombre fuerte de Nicolás Maduro en el Ejército venezolano

Padrino ocupa un lugar singular en la arquitectura simbólica del poder: Hombre de bajo perfil, pero protagonista en las sombras, permanece como el eje militar sobre el que descansa la continuidad del chavismo.
En el enrevesado tablero de la crisis política venezolana, marcada hoy por la proyección internacional de María Corina Machado y por las amenazas directas de Donald Trump contra el país, hay una figura que opera como garante último de la estabilidad del poder: Vladimir Padrino López.
Ministro de Defensa, jefe de la cúpula militar y con una confianza por parte del entorno del presidente Maduro que se remonta a los albores del primer gobierno de Hugo Chávez, Padrino juega un papel central como puente entre los “años dorados” del chavismo y la fragilidad de la actual administración.
Los lazos de Padrino y Hugo Chávez
Su relación con Hugo Chávez viene de bastante antes del primer gobierno chavista. Ambos se conocieron en los cuarteles y compartieron algunas tendencias bolivarianistas –en el sentido de aceptación de las tesis de Simón Bolívar–. Su cercanía política e ideológica se tradujo en confianza operativa desde el mismo levantamiento del 4 de febrero de 1992.
Padrino, entonces comandante del Batallón Bolívar de Caracas, debía esperar en la retaguardia la orden para rematar el asalto contra Miraflores con tanques, pero el fracaso de la intentona llevó a Chávez a prisión, si bien Padrino pudo sobrevivir a las represalias por aquel levantamiento.
El momento decisivo de su trayectoria llegó en el golpe del año 2002. Mientras Chávez era derrocado por 48 horas y retenido en La Orchila, Padrino dirigió el Batallón Bolívar desde el Fuerte Tiuna y rechazó la intentona. Su negativa a sublevarse fue clave para el retorno del presidente venezolano a Miraflores.
Dos semanas después, el mandatario reconoció esa fidelidad con una condecoración y un ascenso que consolidó a Padrino como uno de los hombres de confianza del proyecto chavista.
En julio de 2012, pocos meses antes de la muerte de Chávez, fue nombrado segundo comandante del Ejército y jefe del Estado Mayor. Desde allí asumió una función simbólica y política: garantizar la continuidad de un chavismo sin Chávez. Tras la muerte del dirigente, Padrino y otros altos mandos sostuvieron la irrigación ideológica que el gobierno había llevado a cabo entre los distintos estamentos de las Fuerzas Armadas.
El ascenso de Padrino con Maduro
Con Nicolás Maduro en el poder, el papel de Padrino no solo se mantuvo, sino que se expandió. En octubre de 2014 fue nombrado ministro de Defensa y, posteriormente, asumió responsabilidades que excedían el ámbito castrense.
Maduro le colocó al frente de la Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, así como de áreas estratégicas vinculadas a los alimentos, los medicamentos, la industria y la producción, subordinando buena parte del gabinete al propio Padrino. De este modo, obtuvo una voz privilegiada en la “mesa chica” del presidente.
Este rol ampliado le convirtió en el principal dique frente a los intentos de fractura militar impulsados por la oposición. Ante la autoproclamación de Juan Guaidó y la oferta de una ley de amnistía, Padrino compareció junto a la cúpula militar para rechazar cualquier quiebre institucional y ratificar su reconocimiento exclusivo a Maduro. Además, denunció un golpe auspiciado por Estados Unidos y llamó a defender la Constitución bolivariana.
En 2015, tras la derrota electoral del chavismo en la Asamblea Nacional, fue él quien reconoció públicamente el triunfo opositor, un gesto que le valió un enfrentamiento con Diosdado Cabello.
Hoy, Padrino ocupa un lugar singular en la arquitectura simbólica del poder: por encima de Maduro, reconoce a Chávez como comandante supremo, reservándose un tercer plano que contrasta con su influencia real. Hombre de bajo perfil, pero protagonista en las sombras, permanece como el eje militar sobre el que descansa la continuidad del chavismo.
Aunque a menudo se desliza que existen movimientos sísmicos en las Fuerzas Armadas de Venezuela que podrían facilitar un golpe de Estado contra la institucionalidad chavista representada por Maduro, lo cierto es que tal insurgencia interna aparenta ser débil, al menos por ahora. Y buena parte de esta dinámica se la reconocen en el seno de Miraflores al accionar de Padrino en tanto “pegamento ideológico” a la interna del poder militar.












