La denominada descolonización de la justicia que pretende poner en marcha el Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia tropieza con una serie de denuncias y evidencias de corrupción. Se ha conocido el caso de la muerte de un músico argentino de nombre Gustavo Oteman, cuyo cadáver fue hallado en junio de 2010 en una de las habitaciones del Hotel Torino del centro de La Paz. El padre de la víctima Osvaldo Oteman, ha declarado que si bien logro alejar de la causa al fiscal que atendía el caso por probadas sospechas de corrupción, no descansará hasta esclarecer los móviles de la muerte de su hijo. La autopsia en Bolivia arrojó que Gustavo murió por “asfixia mecánica por sofocación por broncoaspiración” y que en el cuerpo no había alcohol ni sustancias tóxicas.
La familia logró repatriar el cuerpo. El padre señala que “tenía arañada la cara y un hematoma en la nariz”. Viajó a La Paz y logró la autorización del Ministerio de Justicia para una necropsia en Mar del Plata. La necropsia concluyó que Gustavo murió por “el traumatismo encéfalo craneano por contusión con o contra objeto romo en región occipital” y que “la etiología de la muerte, es altamente sugestiva de homicidio”.
En octubre de 2011, Osvaldo volvió a La Paz para investigar el hecho y se alojó en la misma habitación donde fue encontrado muerto Gustavo. “No dejé de ver cada recoveco del lugar”, dijo. “El fiscal Sergio Céspedes Álvarez retrasó todo. Había pendiente 10 citaciones de empleados del hotel, el allanamiento, el nombramiento del perito fotográfico, el informe del médico forense para que explique las contradicciones entre la autopsia y la necropsia”, denunció.
Por eso pidió su apartamiento, lo que fue aceptado por la Fiscal del Distrito, Betty Yañiquez, quien lo reemplazó por Patricia Santos. Oteman también denunció al fiscal por corrupción: “En una charla en un bar presencié como arreglaba con un abogado el pago de dinero para cambiar la imputación a una persona acusada de apuñalar a otra”. En ese marco envió cartas pidiendo ayuda a los ministerios de Derechos Humanos y de Transparencia y al propio presidente Evo Morales. “Estoy seguro de poder contar con su cooperación conocedor de su espíritu de colaboración con la gente necesitada”, le dijo a Evo en una nota el 23 de noviembre pasado y le pidió una reunión.
El padre apunta a la familia de la mujer, quien desde que Gustavo apareció muerto no volvió a llamarlo: “Mi hipótesis es que están involucrados con el crimen”. La familia Oteman se radicó en Estados Unidos en 2000, donde Gustavo conoció a una argentina. Se casaron y tuvieron un hijo, hoy de 4 años. La mujer fue trasladada por trabajo a Cochabamba en 2008 por dos años y al regresar a Estados Unidos Gustavo no pudo entrar por problemas migratorios y volvió a Mar del Plata, de donde era oriundo. Su mujer y su hijo volvieron de vacaciones a La Paz en junio de 2010 y Gustavo viajó para estar con ellos.”Quiero justicia y que pague el culpable. Es mi misión. No pararé hasta que se haga justicia. Habiendo tantas irregularidades no puedo dejar esto así”, reclama.