Inglaterra: El principe en casa de su hermano

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El príncipe Enrique de Inglaterra, de 27 años, abandonará su casa paterna para mudarse con su hermano Guillermo y su cuñada, Kate Middleton, al palacio donde se crió, Kensington Palace, en Londres. Recientemente se realizó allí una enorme exposición de vestidos de la princesa Diana y de la reina Victoria.

El hijo menor del príncipe Carlos y de Diana Spencer vivirá solo en un pequeño departamento de Kensington, pero a pocos pasos del futuro hogar de Guillermo y Kate. Enrique, más conocido como “Harry” vivió hasta ahora con su padre y su madrastra, Camilla Parker-Bowles. El príncipe Carlos y sus dos hijos vivieron en la residencia céntrica de Clarence House desde el 2005. La mudanza de Harry, tras su exitosa gira por el Caribe, es vista como una señal de que el muchacho (nieto de la reina de Inglaterra) está dejando su pasado de “playboy” rebelde, y pone de manifiesto los fuertes lazos afectivos que lo unen a su hermano.

Guillermo y Kate viven actualmente en la Casa Nottingham, una mansión anexa al Palacio de Kensington, y también tienen una casa en Gales, pero se mudarán a un departamento remodelado -denominado 1A- en el edificio principal del palacio el año que viene. Construido y diseñado por Sir Christopher Wren en 1605 y adquirido por el rey Guillermo III en 1689, el palacio de Kensington, adyacente al enorme Hyde Park, fue residencia de varios miembros de la realeza, entre ellos la princesa Diana, que vivió con sus dos hijos desde que se separó del príncipe Carlos hasta su muerte, en 1997.

Entre las modificaciones realizadas en el palacio en los últimos dos años, cuyos costos se elevaron a unos 15 millones de euros, destacan la restauración de una estatua de la reina Victoria y la reestructuración de los jardines adyacentes para crear una gran entrada desde el estanque Round Pond. Alrededor de 590.000 euros fueron invertidos en mejoras técnicas para el apartamento de Guillermo y Catalina. Solamente la instalación de un nuevo sistema de detección perimetral -incluyendo circuito cerrado de televisión y sensores de infrarrojos con GPS para localizar a los intrusos- costó 180.000 euros.

Se estima una cantidad similar se gastó en defensas internas, como alarmas en todas las puertas y ventanas, alarmas de emergencia y contra incendios en cada habitación y detectores de movimiento. Los gastos de seguridad policial de los jóvenes herederos de la monarquía británica superarán los 3.5 millones de euros por año.

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