Brasil: El juicio del siglo
En un país en el que los corruptos van muy pocas veces a la cárcel, ha conmocionado a la opinión pública el fallo del Supremo Tribunal de Justicia de Brasil (Stj-B) que ha condenado a 25 personas, líderes políticos del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) en el escándalo conocido con el nombre de “Mensalao”, una red que se confeccionó al más alto nivel político para recaudar y repartir dinero con el fin de perpetuarse en el poder. Entre los principales recaudadores se encuentra José Dirceu de Oliveira e Silva, Ministro de la Casa Civil, equivalente en Bolivia al de la Presidencia, el cargo más importante de la jerarquía ministerial y quien fuera mano derecha del ex presidente Lula da Silva.
De acuerdo al Stj, Dirceu ideó el esquema de corrupción más grande que se haya organizado en Brasil para perpetuar a un partido en el poder. Con el voto de la mayoría de los magistrados se encontró culpable al ex jefe de gabinete del Gobierno de Lula por el delito de soborno. A pesar del fallo, el tiempo y el régimen de penalización en la que se lleva a cabo el proceso no tiene aún tiempos definidos, por lo que se espera que mientras el juicio prosiga los acusados permanecerán bajo medidas de seguridad para evitar su fuga. Por en cuanto, el Stf ha dictaminado arraigo para todos ellos. Dirceu todavía será juzgado por conspiración en el curso de la acción penal. Según el veredicto podría pasar hasta 14 años en la cárcel y suspendido definitivamente de acceder a cualquier cargo público.
Dirceu tomó el mando del Partido de los Trabajadores en 1995 por encargo del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva tras sortear su segunda derrota en la carrera por la presidencia. Poco a poco, Dirceu ganó la hegemonía dentro del partido y allanó el camino para hacer alianzas con otras fuerzas políticas independientemente de su filiación ideológica. El resultado de estos acuerdos fue la elección victoriosa de Lula a la presidencia en 2002.
En ese momento, Dirceu fue el segundo congresista más votado, con 556.768 votos. Fue entonces cuando comenzó a ejercer su poder porque su papel en la máquina era más grande: él sería el “capitán del equipo”, en las propias palabras de Lula. El timonel de un edificio gubernamental dedicado a recaudar dinero y el asalto a las arcas públicas.
Su nombre prohibido por Dilma
Su caída política después de haber sido destituido durante el primer mandato de Lula da Silva no le quitó fuerzas. En las elecciones de 2010, cuando su nombre fue prohibido en la campaña presidencial por encargó de la propia candidata a la presidencia por el PT Dilma Rousseff, se dirigió a los electores para decirles que “la elección de Dilma es más importante que la elección de Lula, porque Dilma nos representa a todos”. Esa frase sintetiza la esencia de Dirceu que en el mismo periodo en el que la actual presidenta fue detenida por los militares en la década de los setenta, él integraba uno de los grupos guerrilleros más radicales del país. Dirceu fue parte del grupo que secuestro al embajador de EEUU en Brasil por cuya cabeza se exigió la libertad de un grupo de extremistas de izquierda que se encontraban en prisión. Es por eso que la condena equivale a la condena de un proyecto político. El nombramiento de miles de empleados en puestos de confianza para comprar la administración; buscar “consensos” en el Congreso, para alentar la corrupción.
Desde el comienzo del juicio Dirceu hizo raras apariciones públicas. Pasaba gran parte del día encerrado en su casa en São Paulo, o en la casa de su madre en Passa Quatro (MG), una ciudad con 15. 000 habitantes. “Está más delgado y barbudo, como en los tiempos que hizo entrenamiento guerrillero en la isla de Fidel Castro”, se dijo en la prensa del país.
El Stf ya ha señalizado el camino: establecerá severas penas a los condenados en régimen cerrado. El operador del esquema el publicista Marcos Valério Fernandes de Souza recibió una pena cuya suma alcanza a 40 años un mes y seis días de prisión. Los jueces ya decidieron una pena de 11 años y ocho meses de cárcel y multas por cerca de medio millón de dólares para Valerio, acusado de utilizar sus empresas para obtener contratos estatales y préstamos para desviar recursos al Pt a fin de comprar votos de diputados de la coalición entre 2003 y 2005, en el primer mandato del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).
Valerio es también acusado por la mayor cantidad de delitos: asociación para delinquir, corrupción activa, peculado, evasión de divisas y lavado de dinero.
De acuerdo a informaciones divulgadas por la media brasileña el deseo del Stj es que los condenados en el proceso sean detenidos inmediatamente después del resultado del juzgamiento. Entretanto, el procurador-general reconoce que difícilmente el tribunal determinará detenciones inmediatas. La praxis de la Corte es agotar todos los recursos y recién entonces expedir los mandamientos de detención.
El juicio, que se inició el 2 de agosto y se ha extendido por 40 sesiones, ha determinado la responsabilidad de políticos, legisladores, dirigentes históricos del gobernante Pt y empresarios en una contabilidad ilegal del partido, que compró apoyo político de la coalición. El ex presidente Lula no figura entre los acusados, y el vínculo que más podía aproximarse al ex mandatario era el pago del PT a Mendonça, otro publicista que fue absuelto del proceso.
El escándalo hizo tambalear en 2005 al Gobierno de Lula y desmembró su partido, aunque el ex mandatario consiguió mantenerse al margen, fue reelecto en las presidenciales de 2006 y gobernó hasta fines de 2010.
25 líderes políticos y empresarios han sido acusados por corrupción
40 sesiones del Supremo Tribunal de Justicia demandaron la condena