Alguna vez Gabriel García Márquez sentenció que periodismo era el mejor oficio del mundo. No creo. El precio que se paga por decir la verdad es muy alto. La identidad no es reducible a una ideología, a un interés ni siquiera a los afectos. Periodismo, más allá de cualquier definición académica, es una pelea diaria por conquistar la mente y el corazón de los lectores; una batalla generalmente sutil que usa un arma de apariencia extremadamente inofensiva: la palabra, agrandada en el caso de la televisión por las imágenes.
Pero qué pasa cuando los lectores (excluimos a los telespectadores) han perdido la mente y el corazón. Entonces el periodismo no tiene razón de ser, se vuelve paja.
Todos opinan de periodismo, todos de alguna manera quieren ser periodistas, escriben en los diarios, opinan y alimentan la confusión. En los últimos años han aparecido una cantidad impresionante de semanarios, quincenales, mensuarios y revistas de circulación gratuita, restándole méritos al verdadero periodismo. Son publicaciones que se elaboran con un criterio mercantilista. Pura paja.
Se podría suponer que con el aparecimiento de más publicaciones los editores hubieran optado por mejorar la calidad de sus contenidos, ser más creativos, de eso se trata; pero sucede lo contrario. Las revistas y semanarios gratuitos suman una pobre oferta para conquistar la mente y el corazón de sus lectores. Mucho más de lo que creen los propios anunciadores. El objetivo se está perdiendo por el objeto.
COMENTARIO
Una publicación brasileña de alto prestigio como la revista Istoé ha puesto el dedo sobre la llaga. El abogado de los 12 hinchas del Club Corinthians que permanecen detenidos en Oruro asistió a una reunión con el abogado de la familia de Kevin Beltrán (14) con una grabadora mientras conversaba con su colega el abogado boliviano Jorge Ustarez, tío de Kevin y expuso el contenido de esa grabación a la revista como prueba de que quieren dinero para conseguir la libertad de los fanáticos del equipo paulista. El reportaje destaca el incidente como una vergüenza que pone en entredicho la ética del abogado boliviano y los deleznables procedimientos de la justicia boliviana. La publicación titula en su portada “Pruebas del Chantaje Boliviano”. Pero Istoé no dice nada de las recaudaciones que endulzaron los bolsillos de la Federación Boliviana de Fútbol tras el partido disputado entre Bolivia y Brasil en el que los dirigentes del fútbol de los dos países se comprometieron a disponer parte de la recaudación para la familia Beltrán.