Aplastante triunfo de Bachelet en primarias presidenciales

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La expresidenta socialista Michelle Bachelet ha obtenido un triunfo holgado en las primarias presidenciales de la oposición chilena y se ha impuesto a los otros tres candidatos del pacto Nueva Mayoría con el 73% de los votos. Aunque existían pocas dudas sobre quién se convertiría en la candidata del sector, el porcentaje con el que ha ganado la deja en una posición inmejorable con miras a las presidenciales del 17 de noviembre próximo.

“Tenemos que trabajar sin descanso para ojalá ganar en primera vuelta en noviembre“, dijo Bachelet acompañada de su madre, Ángela Jeria, en un discurso marcado por las reivindicaciones de su programa de Gobierno que por su alta votación podrá defender con fuerza frente a los sectores moderados de su bloque.

La exdirectora de ONU Mujeres se medirá en cinco meses con el vencedor de las primarias de la derecha, el ex ministro de Economía Pablo Longueira, de la Unión Demócrata Independiente (UDI), donde se ancla la derecha conservadora chilena. El candidato de la colectividad más grande del país se impuso por un estrecho margen al ex titular de Defensa Andrés Allamand, del partido del presidente Sebastián Piñera, Renovación Nacional (RN): 51% contra 48%.

Una de las principales incógnitas de estas elecciones era el nivel de participación ciudadana, con un sistema de voto voluntario e inscripción automática que debutó en las municipales de octubre con un 57% de abstención. Los cálculos más optimistas hablaban de que si votaba un 10% del padrón -compuesto por 13,3 millones de chilenos- el proceso iba a ser un éxito. Las cifras, sin embargo, fueron mejores que las proyectadas por los analistas: más de tres millones de ciudadanos concurrieron este domingo 30 de junio a las urnas (22,6%).

La oposición mostró que es capaz de atraer una mayor cantidad de votantes que la derecha. En la primaria de la Nueva Mayoría participaron casi el triple de personas que en las de la Alianza, lo que para los analistas en una señal de que los partidarios de centroderecha ven pocas posibilidades de que su candidato -independientemente de cuál haya sido el resultado- gane en las elecciones de noviembre frente a Bachelet.

El oficialismo ha quedado en una situación compleja: del total de votantes de las primarias, sólo un 27% votó por alguno de los candidatos de la derecha. La tensión de instaló en el sector, sobre todo con miras a las Parlamentarias de noviembre, y este hecho quedó reflejado en que Allamand evitó saludar a Longueira en público.

Bachelet ha demostrado que las encuestas en su caso no fallan y que es un fenómeno político incombustible y de teflón. Pese a que vivió en Nueva York desde septiembre de 2010 hasta marzo pasado, y mantuvo un estricto silencio respecto de la coyuntura local, la expresidente obtuvo 1,5 millones de votos, lo que supera a la suma de los otros cinco candidatos de la oposición y la derecha.

Una de las grandes sorpresas de la jornada fue la votación que obtuvo el candidato independiente Andrés Velasco (13%). El exministro de Hacienda de Bachelet y hombre clave de su Gobierno, sin el apoyo de ningún partido, obtuvo el segundo lugar detrás de su ex jefa, con quien mantiene una relación distante en lo político y lo personal. El profesor de Harvard apuntaba a los votantes del centro político, al igual que el candidato democristiano Claudio Orrego, que quedó en el tercer lugar con un 8,86% de los votos.

El desempeño electoral del exalcalde de Peñalolén deja en una incómoda situación a la Democracia Cristiana (DC), uno de los pilares de la coalición que sacó a Augusto Pinochet del poder y gobernó el país desde que finalizó la dictadura en 1990 hasta 2010. El partido alguna vez fue la colectividad más importante de Chile, pero en los últimos años ha ido perdiendo poder e influencia.

La suma de votos de Velasco y Orrego -que apuntaban a influir en el programa de Gobierno de Bachelet desde la centroizquierda moderada- es de apenas un 21,86% frente al 73% de la exjefa de Estado. La indiscutida victoria de Bachelet los deja sin capacidad de maniobra para influir en la campaña opositora.

Los dos candidatos, sin embargo, tienen estrategias distintas. El democristiano se ha puesto de inmediato a disposición de Bachelet, mientras que el independiente anunció que iba a trabajar y a votar por la expresidenta, pero que no llamará a sus votantes a sufragar por ella el 17 de noviembre.

Los dos abanderados se acercaron la noche del domingo hasta el hotel plaza San Francisco de Santiago, donde se instalaron Bachelet y sus partidarios, para saludar a la triunfadora. El cuarto candidato, el presidente del Partido Radical, José Antonio Gómez (5%), fue el primero en llegar y plegarse al equipo de la expresidenta.

Bachelet pretende liderar un nuevo ciclo político y, en sus tres meses de campaña, se ha mostrado decidida a ampliar la coalición de centroizquierda que la llevó al poder en 2006. La candidata habla de una Nueva Mayoría, que por primera vez incluye a los comunistas, y ha propuesto medidas que ni en su Gobierno ni en las anteriores administraciones de centroizquierda se ejecutaron: una reforma tributaria profunda, una nueva Constitución y la educación gratuita universal.

Desde este lunes, la exjefa de Estado deberá enfrentarse a una difícil misión: conjugar en un mismo pacto de Gobierno las diferentes posiciones políticas de la oposición, que abarcan desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista. Bachelet deberá cuidarse de no decepcionar a los movimientos sociales -sobre todo al estudiantil, que le ha sido esquivo- y cerrar los flancos al resto de candidaturas de izquierda que no han participado del proceso de primarias. Pero lo más complejo, de ganar, comenzará en marzo de 2014: gobernar con un pacto que tiene diferencias básicas.

Otros seis candidatos pretenden medirse con Bachelet y Longueira en noviembre: el ecologista Alfredo Sfeir, el humanista Marcel Claude, Roxana Miranda (del Partido Igualdad), el economista Franco Parisi, el independiente Tomás Jocelyn-Holt y Marco Enríquez-Ominami (PRO), que en las presidenciales de 2009 obtuvo un 20% de los sufragios, capturando al votante desencantado de la Concertación.

Fuente: www.elpaís.com