Tornillos y pernos, un rubro de millones de piezas
Es interesante conocer a Gonzalo Vargas. Tiene la simplicidad de un ejecutivo de alta gama dedicado hace 30 años a un negocio que le ha rendido enormes satisfacciones. El emporio sobre el que descansa está fabricado de tornillos de acero de todo tipo y tamaño. Tornillos para madera, para estructuras metálicas, para la industria automotriz, minería, construcción…
Enumera las utilidades del tornillo para la industria en general. Sus oficinas sin ir lejos están llenas de tornillos, igual que todas las oficinas del mundo. Él dice que “nadie se da cuenta la utilidad del tornillo. Nadie pone atención en los tornillos porque no se los ve y son baratos” Pone un ejemplo: “no se puede sujetar una estructura metálica de 5.000 dólares sin tornillos que costarán 60 dólares.
Nadie les presta la menor atención”.
Otros ejemplos: “una máquina o un vehículo dejan de funcionar por un tornillo de 0.50 centavos. El motor de arranque se sujeta por tornillos”.
El negocio de este empresario fue visionario. Dice que cuando cayó la Cortina de Hierro y los países del Este europeo comenzaron a edificar nuevos emporios; quienes se dedicaron a facilitar materiales de construcciones resultaron sorprendentemente millonarios. El ejemplo no se aplica en Bolivia, pero por temporadas hay una gran demanda de tornillos. “Estos últimos años nos fue muy bien vendiendo tornillos para la construcción, también por el crecimiento del parque automotor”.
Vargas es el presidente ejecutivo de la empresa Pertec que tiene como lema “maestros en pernos”. Se dedica hace más de 28 años a la importación de tornillos. Los trae por lo general de la China en unas 3.000 variedades.
Un momento de inflexión en el mundo de los tornillos o de los pernos, como se quiera leer, fue cuando los chinos comenzaron a invadir el mercado dejando a su paso cadáveres del tornillo por doquier. Muchos países que hasta entonces eran los grandes fabricantes de tornillos de acero se rindieron a los pies del gigante amarillo y hoy casi toda la producción llega de la China.
Explica que antes de la apertura “los chinos eran muy cerrados, les pedias 50 tipos de productos y apenas te mandaban 30, nunca te explicaban porque no enviaban el resto. Ya con la apertura hace unos 15 años la cosa cambia. Hoy en China se puede comprar los productos más baratos y de mala calidad, hasta las cosas más finas y caras”. “En el caso de la tornillería más del 70% de la producción se exporta a Japón, Europa y Estados Unidos, los mercados más exigentes del mundo.
Quiere decir que su producción de tornillería es fina. El resto se consume en la propia China y un excedente muy pequeño llega al mercado latinoamericano”.
Los tornillos son de acero y dos factores inciden en su calidad; el proceso de maquinación y el tratamiento técnico. Vargas explica que antes de importar masivamente de China trabajaba trayendo tornillos de Italia, Brasil, Colombia, Chile, México y de países más lejanos como Singapur.
Un mundo especializado del tornillo
El tornillo es un mundo de ejemplos y especialización. No se puede utilizar un tornillo para la industria automotriz en otros fines, lo mismo que para carpintería o centrales eléctricas, serán diferentes especificaciones. La industria sin excepción requiere de tornillos. Hay tornillos de flexión, de atracción, de unión; tornillos para la aviación, la industria médica y un largo etcétera. “Para una máquina requieres productos de alta calidad; pernos de llantas para las vehículos de alta resistencia al calor, terminados de acero inoxidable para un mundo del tornillo difícil de cuantificar en cuanto a ventas, pero que por volumen mueve subrepticiamente el 00.5% del total generado en el negocio de la industria.