Acuerdo entre EEUU-Rusia sobre Siria no incluye medidas de sanción

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Foto: (EFE)

Con un acuerdo que prevé varios meses para su cumplimiento y que no incluye medidas específicas de sanción, Estados Unidos y Rusia establecen un marco para la destrucción del arsenal químico de Siria y alejan, quizá definitivamente, la posibilidad de una intervención militar contra el régimen de Damasco. El compromiso, alcanzado el sábado en Ginebra por el secretario de Estado norteamericano, John Jerry, y su homólogo ruso, Sergei Lavrov, tendrá ahora que ser plasmado en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, para lo que Washington ha renunciado al uso de la fuerza.

“Si este acuerdo se cumple totalmente, se puede acabar con la amenaza que las armas químicas representan, no solo para el pueblo sirio, sino para sus vecinos y para toda la región”, declaró Kerry. Lavrov, por su parte, aclaró que “en este acuerdo, por supuesto, no se dice nada sobre el uso de la fuerza o sobre ninguna sanción automática”.

El pacto da una semana al régimen sirio para que informe sobre las cantidades precisas de sus depósitos de armas químicas, y abre un plazo hasta noviembre para que se permita que inspectores internacionales certifiquen esos datos. Finalmente, se calcula que esas armas deben de quedar bajo control internacional para su destrucción hacia mediados del próximo año, sin fijar una fecha exacta.

En el camino habrá que sortear una serie de obstáculos diplomáticos, políticos y logísticos que hacen el cumplimiento final de la pactado difícil e incierto. No solo será necesario darle fuerza de ley internacional a lo que ahora mismo es solo un acuerdo bilateral, sino que será preciso desplegar un considerable equipo de verificación en un país en guerra. En sus planes de contingencia, el Pentágono calculaba que se requeriría 80.000 soldados para garantizar el control del arsenal químico sirio.

Una de las primeras dudas es la de fijar con credibilidad el número de armas. EE UU calcula que ese país tiene un millar de toneladas métricas de gases venenosos distribuidas en unos 45 depósitos a lo largo de todo el país. Pero Rusia no comparte esas cifras, y no se sabe cuál es la contabilidad de Damasco puesto que el régimen no reconocía hasta ahora disponer de ese armamento.

Es imprevisible cómo puede todo esto afectar a la marcha del conflicto. Lavrov advirtió que, no solo el Gobierno, sino también los rebeldes sirios tendrán que colaborar en la seguridad de los inspectores internacionales, lo que parece sugerir que la oposición tendrá que contener su ofensiva para el cumplimiento de un plan que, de forma indirecta, da por hecho la permanencia de Bachar el Asad en el poder.

El general Salim Idriss, jefe de las fuerzas rebeldes sirias, manifestó en una conferencia de prensa televisada en Estambul, que este acuerdo suponía un fuerte revés para la oposición y un espaldarazo para “el asesino Bachar”. “Nos sentimos abandonados por la comunidad internacional, no nos queda ninguna esperanza”, afirmó.