Merkel conforma mega coalición
Los democristianos de la canciller Angela Merkel (CDU/CSU) y los socialdemócratas (SPD) alcanzaron un acuerdo esta madrugada para gobernar Alemania en una nueva gran coalición. La última ronda de las más de cinco semanas de exhaustivas negociaciones duró 17 horas, hasta que los dos grandes bloques parlamentarios alemanes limaron las últimas diferencias para darle a Merkel su tercera legislatura hasta 2017.
El acuerdo destierra un aumento inmediato de impuestos, prevé una subida de pensiones millonaria y se fija como objetivo dejar de contraer nuevas deudas en el año 2015. Además, democristianos y socialdemócratas permitirán la doble nacionalidad a los descendientes de inmigrantes en Alemania e introducirán un salario mínimo interprofesional de 8,5 euros por hora. Ambas eran demandas clave del SPD para acceder a un acuerdo con los democristianos. Los casi 475.000 militantes socialdemócratas tendrán que ratificar el pacto en una consulta. Si el acuerdo supera este último escollo, Merkel será reelegida por una aplastante mayoría parlamentaria el 17 de diciembre para un tercer mandato como canciller. Hasta entonces, los partidos se han puesto de acuerdo en mantener en secreto los nombres de los futuros ministros. Cinco serán de la CDU de Merkel, tres de la bávara CSU y seis del socialdemócrata SPD.
La mayor novedad, que los socialdemócratas presentarán como una conquista social para la que merecía la pena meterse a gobernar con Merkel por segunda vez desde 2005, será la adopción de un salario mínimo interprofesional de 8,5 euros por hora para todo el país a partir de 2015. En Alemania, los salarios mínimos varían considerablemente por sectores y regiones. El texto del acuerdo concede un período de transición hasta 2017, cuando esta nueva base será obligatoria en todos los sueldos y en todo el país.
Además, Merkel y el todavía líder de la oposición, Sigmar Gabriel, acordaron reformar las pensiones para que quienes hayan cotizado durante 45 años o más puedan jubilarse con 63 en lugar de 67 años sin perder ingresos. Sumada a la legalización de la doble nacionalidad, estos cambios contribuirán sin duda a que los militantes del SPD acepten en la consulta la gran coalición. Las encuestas revelan que ésta es la opción más popular en Alemania, pero las bases socialdemócratas identifican serios riesgos en la posibilidad de un nuevo Gobierno junto a Merkel. El SPD renuncia a promesas electorales como la limitación del pago de los ejecutivos en las empresas y la subida del Impuesto sobre la Renta de los que más ganan.
Los democristianos, por su parte, impusieron en la negociación que se mejoren las pensiones de las mujeres que se convirtieron en madres antes de 1992. El acuerdo habla también de una “jubilación solidaria” de hasta 850 euros mensuales para los trabajadores con salarios bajos. La reforma de las pensiones significará un gasto añadido de miles de millones de euros anuales. Los socialcristianos de la CSU, que es el partido hermano de la CDU de Merkel en Baviera, lograron que el SPD accediera a introducir un peaje en las autopistas para turismos matriculados fuera de Alemania. La ley tendrá mucho de filigrana, porque las normas comunitarias prohíben la discriminación entre ciudadanos de la Unión Europea.
En total, el acuerdo contempla un aumento del gasto y la inversión pública de 23.000 millones de euros, hasta 2017, según cálculos de la agencia de noticias alemana DPA. Aun así, los partidos renuncian a nuevos impuestos y mantienen el objetivo de equilibrar el balance presupuestario hasta 2015, como prometió Merkel en la campaña para las generales que ganó con amplia mayoría el pasado 22 de septiembre.
Otro aspecto clave en la legislatura que empieza será la transición energética. Alemania apagará todas sus centrales nucleares en los próximos años. CDU/CSU y SPD se han comprometido a aumentar hasta el 60% el porcentaje de energías renovables en la electricidad que se consuma en 2030.
Esta mañana, diversos líderes del SPD, la CDU y la CSU expresaron su satisfacción por el acuerdo. El secretario general de la CDU, Hermann Gröhe, destacó el “componente democristiano y socialcristiano” del texto. Su homóloga del SPD, Andrea Nahles, defendió el componente social de un pacto “negociado duramente hasta el último momento”.