América Latina, donde abundan los empresarios y escasean los innovadores

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Las empresas de la región adolecen de falta de capacidad de innovación en productos y procesos

Hay excepciones: el sector automotriz de México, el de la tecnología agrícola en Brasil, los vinos de alta calidad de Chile y Argentina. Pero la regla general es que el nivel de innovación de los emprendedores de América Latina y el Caribe es mucho más bajo que el de los emprendedores de regiones comparables de Asia y Europa del Este. En consecuencia, el crecimiento del sector empresarial latinoamericano es lento y también es menor su capacidad de generar empleos de calidad y de impulsar el desarrollo de sus países de origen.

Estas son las conclusiones a las que ha llegado el Banco Mundial al analizar los factores que frenan la fuerza económica del sector empresarial latinoamericano y caribeño, y que forman parte del informe titulado “El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación”. “Existe una brecha sustancial y crónica en términos de innovación entre América Latina y el Caribe y los países y regiones comparables; no solo en el ámbito de investigación y desarrollo, sino también en el contexto de la innovación de productos y procesos. Además, la sufren las empresas grandes y pequeñas por igual”, señala el estudio elaborado por la Oficina del Economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Augusto de la Torre, que ha sido presentado este jueves en Miami.

Ni las empresas exportadoras ni las multinacionales -las ‘multilatinas’-, consideradas como ‘las estrellas emprendedoras de la región’, escapan a la escasez de innovación. Entre las razones enumeradas en el informe, se cuentan la deficiencia en la formación del capital humano, la baja competitividad de los servicios básicos -como la comunicación, el transporte y la logística- y un entorno económico e institucional desfavorable. “En la región, aparentemente, los inversores se sienten menos seguros que en otras regiones porque las reglas de juego cambian con demasiada frecuencia y los sistemas judiciales no se han modernizado para tratar temas relacionados con la propiedad empresarial”, ha explicado el economista Augusto de la Torre.

La suma de estos factores no solo afecta la productividad y el crecimiento de las empresas de la región -que en promedio tienen un tercio del tamaño de las empresas de los países de ingreso mediano de Asia oriental y el Pacífico, en el caso de aquellas con más de 40 años de antigüedad–, sino que incide en su capacidad para generar empleos de calidad que impulsen el desarrollo. “Incluso las empresas más grandes de América Latina generan menos empleo que las empresas más grandes de otras regiones. Desde el punto de vista de las políticas, es fundamental plantearse cómo abordar la brecha en el crecimiento de las empresas y, para lograrlo, hay que cambiar el paradigma actual que enfatiza el apoyo a las empresas pequeñas por uno que se centre en el respaldo a las empresas jóvenes y de nueva creación”, recomiendan los especialistas del Banco Mundial, en un contexto en el que los Gobiernos han tendido a patrocinar programas de respaldo a pequeñas y medianas empresas, las PYME.

Pero la construcción de un entorno favorable al emprendimiento innovador no solo pasa por la dotación de leyes claras y fiables y de políticas que promuevan en igual medida la competencia y la investigación, sino también por el mejoramiento de la calidad de la educación. Lo que refleja el informe del Banco Mundial es que la región carece del tipo de capital humano más propenso a generar emprendimiento innovador y abunda en profesionales dedicados a analizar los problemas más apremiantes de las sociedades latinoamericanas: faltan ingenieros y científicos, mientras cunden los economistas, los abogados, los sociólogos. Así, por ejemplo, la cantidad de ingenieros en los países de América Latina y el Caribe se encuentra por debajo de la media a la que se podría aspirar, de acuerdo al nivel de desarrollo actual de la región; esto ocurre, incluso, en los países más avanzados como Brasil, Chile, Colombia y México. También en este sentido, el cambio de paradigma es apremiante, sostiene Augusto de la Torre: “El desafío de la reforma educativa debe enfrentarse cuanto antes, no hay que esperar una generación para hacerlo”.