¿Por qué AL es la región más insegura del mundo?

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América Latina es un motor económico en ascenso. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial felicitan los logros económicos de países como Brasil, Chile o Perú. Al mismo tiempo, América Latina es el escenario de 100.000 asesinatos al año, siendo la región más insegura y desigual del mundo y suponiendo un obstáculo para el progreso. Es el mensaje del Informe de Desarrollo Humano para América Latina 2013, donde Naciones Unidas mide el nivel de desarrollo humano de los países. Este año, analiza el problema de la inseguridad en la región con nuevos datos en 18 países y una propuesta de solución para sus gobiernos.

Por ejemplo, hay países donde el 10% más rico acumula el 35% del ingreso, mientras que el 40% más pobre solo el 15%. En un día normal, 460 personas sufren violencia sexual en América Latina, una cifra que sacude a las mujeres, y uno de cada tres latinoamericanos ha sido víctima de un atraco o robo con arma en 2012. Hay países con niveles “epidémicos” como Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras o Venezuela donde las cifras superan con creces los 10 homicidios por 100.000 habitantes y otros como Argentina, Bolivia, Chile, Nicaragua o Perú que están por debajo.

¿Por qué ocurre?

Corrupción: La apropiación indebida de fondos públicos absorbe el 9% del PIB regional. Un ejemplo típico sobre cómo se percibe en la vida cotidiana es el soborno, donde participan funcionarios públicos y ciudadanos. Esta práctica contribuye a la desconfianza de los ciudadanos hacia sus instituciones.

Violencia ilegal del Estado: Los actores estatales participan directa o indirectamente en actividades que van desde el abuso policial, violaciones de DDHH hasta participación en la delincuencia organizada. Por ejemplo, policías o jueces involucrados en asesinatos extrajudiciales o apoyo a paramilitares y  escuadrones. Esta causa genera desconfianza, aumentando la sensación de desprotección y miedo.

Impunidad: Los intentos para frenar la violencia han sido ineficaces y muchos delitos, también los cometidos por las instituciones, no han sido castigados. Además, el sistema de cárceles y las leyes de “mano dura” basadas en el endurecimiento para reducir la violencia han fracasado. A la luz de este déficit, las compañías de seguridad privadas han proliferado, siendo la alternativa y aumentando la desigualdad en el acceso a la inseguridad.

Mal empleo y desigualdad: El crecimiento económico aún no ha llegado a la población en forma de mejores empleos o sueldos. Sin embargo, las aspiraciones para conseguir ropa de marca o móviles de última generación sí han calado en los ciudadanos. Esto da lugar a lo que el informe denomina “delitos aspiracionales” que, junto a los problemas de escolarización y deserción, facilitan la delincuencia.

Drogas y armas: El informe despeja que el crimen organizado internacional, a través del narcotráfico, explique la inseguridad en Latinoamérica. Señala al consumo de alcohol y drogas y a la tenencia de armas -reducto de las guerras de los 80 y de su fácil posesión- como “disparadores” del delito. Eso facilita que cualquier conflicto en la calle (discusiones, peleas, rupturas sentimentales) o un delito acabe en violencia.

¿Cómo se expresa la inseguridad en América Latina?

Homicidios: América Latina sobrepasa la media internacional. Sus responsables y sus víctimas más comunes son los jóvenes de grandes áreas urbanas. Por ejemplo Chihuahua, en México, tiene una tasa de 194  homicidios por 100.000 habitantes.

Además, la violencia se está cebando con las mujeres. Es el fenómeno del feminicidio, definido como el asesinato de mujeres por parte de hombres por el simple hecho de ser mujeres. Las cifras son alarmantes en Guatemala o El Salvador y crecientes en Brasil o República Dominicana. El informe propone que la perspectiva de género sea incluida en todas las políticas propuestas para reducir la violencia.

Delincuencia organizada y violencia juvenil: Es una de las que más temor genera. Dinamizan la violencia a través de luchas por el control de territorio o como respuesta a las fuerzas de seguridad. Un ejemplo son los cárteles de la droga o las pandillas juveniles en Centroamérica. Puede influir en las instituciones aprovechándose de la corrupción y la impunidad y operar internacionalmente a través de intermediarios que les ayudan a extender su alcance. El tráfico de personas migrantes, la trata con fines sexuales, los secuestros, la extorsión o los asesinatos son algunas de sus prácticas.

Robos: Es el despojo de un bien y se asume como cotidiano. Más de la mitad se producen con arma de fuego. En la mayoría de ocasiones son móviles o vehículos y son parte de una cadena delictiva-comercial que ha dado lugar al mercado de productos robados.

Temor generalizado y desconfianza: Los latinoamericanos viven sintiéndose inseguros en sus barrios, aún en países con tasas más bajas. Por ejemplo en Honduras, con la mayor tasa de homicidios -86.5 por 100.000 habitantes- o Chile, con la más baja -2 homicidios por 100.000- los ciudadanos perciben su entorno como peligroso.

Las noticias sensacionalistas en los medios y la desconfianza potencia el temor. Los ciudadanos ya están buscando sus  propios mecanismos de seguridad a través de los vigilantes privados, un 50% superiores a los agentes de policía. Los ciudadanos viven con estrés y recortan sus libertades y rutinas para no ser víctimas del delito (uso de los centros comerciales como lugares de ocio o poca presencia en espacios públicos).

¿Cuáles son las soluciones?

Según el informe, las políticas de “mano dura” han fracasado, congestionando las cárceles, dando lugar a más abusos policiales y haciendo que las redes del crimen se reorganicen. Pero también se han dado ejemplos de éxito. La tregua firmada en El Salvador entre la Mara 18 y la Mara Salvatrucha, liderada por la sociedad civil, la Iglesia y el Estado ha influido en la reducción del 40 % de los índices de homicidios. También ha abierto el debate sobre sus causas: pobreza, exclusión, desempleo juvenil o deserción escolar.

El informe destaca la estrategia de “vigilancia orientada a la comunidad” para tejer lazos entre policía y ciudadanos así como las experiencias en Nicaragua y Brasil para frenar la violencia de género a partir de comisarías de policía para atender estos casos.

Sus soluciones van encaminadas a que las instituciones de seguridad y justicia sean más eficaces y a políticas que estimulen la convivencia, con mujeres y jóvenes como eje central.

¿Cuáles son los costes de la inseguridad?

Naciones Unidas ha puesto cifra al coste social y económico: el potencial de crecimiento se ha reducido en un 0,5% -unos 24.000 millones de dólares anuales. A ello le suma el coste de desviar dinero público a reducir la violencia y la pérdida de vidas que reduce la expectativa de vida.