Villas miserias se incrementan en Buenos Aires
Las villas de emergencia siguen ampliándose en la ciudad de Buenos Aires. Pese al crecimiento económico pregonado en Argentina en la última década por los gobiernos de los Kirchner, en ese lapso el ingreso de personas a estos empobrecidos asentamientos porteños no se detuvo nunca.
Según los datos del último censo, en 2010 había 163.587 personas que residían en asentamientos, mientras que en 2001 la cifra era de 107.422. El aumento representa el 52,3%.
En la última década no se erradicó ningún asentamiento en la ciudad. Solo se desarmó la villa Cartón, que había sido creada por el propio gobierno de Buenos Aires.
Las llamadas “villas miseria” se caracterizan por las precarias condiciones de vivienda y de servicios básicos. Actualmente hay más de 30 en Buenos Aires, y según las cifras oficiales, casi el 60% de la población que vive en este tipo de urbanizaciones irregulares se concentra en el sur de la ciudad. En esta zona están las que más crecieron en superficie y población: entre la “1-11-14” y la “21-24” suman 55.755 personas.
Según destacaron las autoridades, en el caso de las villas más grandes del sur porteño, la 31 y 31 bis, ubicadas en la exclusiva zona de Retiro, su crecimiento se explicaría por la ola inmigratoria de países vecinos, y han creado un verdadero mercado inmobiliario paralelo.
“La primera ola inmigratoria hacia lo que llamamos ‘la ciudad no formal’ se produjo a nivel mundial, no solo local. Comenzó en 2001, y puede decirse que entre 2010 y 2013 las villas no han crecido de la misma manera. Por ejemplo, la villa 31 es un negocio inmobiliario, está ubicada en el lugar más caro y más estratégico de la ciudad”, indicó Marina Klemensiewicz, titular de la Secretaría de Hábitat e Inclusión porteña (Sechi).
Lo cierto es que el proceso de crecimiento de las villas 31 y 31 bis no se detiene. Ambas sumaron un nuevo asentamiento, el San Martín, a metros de la estación de Retiro. En ese espacio ya hay instaladas 3.500 nuevas familias, y las construcciones ya superan el cuarto piso.
El aumento de población de las villas no ha crecido a la par de la superficie que ocupan. En total, en 2001 se extendían en 292,7 hectáreas, mientras que en 2010 la superficie ocupada era de 259,9 hectáreas.
“En los últimos 30 años, los asentamientos no crecieron en superficie, sino en altura. Y es que ya no hay más terrenos libres, excepción hecha de aquellos al costado de las vías del ferrocarril, que ahora también están ocupados”, explicaron en la Dirección de Estadística Sociodemográfica.
Klemensiewicz indicó que uno de los retos es integrar a los nuevos pobladores. “Lo importante del proceso de transformar la ciudad no formal en formal es acompañar la inversión en infraestructura con construcción de ciudadanía. Es por eso que instalamos en cada una de las villas una oficina del gobierno para que puedan recurrir al Estado cuando lo precisen”, indicó la funcionaria.
Inseguridad
La densificación de estas precarias villas ha ido de la mano con un fuerte aumento de la inseguridad. La mitad de los vecinos en estos asentamientos ha manifestado haber sufrido un hecho de delincuencia en el barrio o sus alrededores, tal como señala una investigación de la Universidad Católica Argentina, que también destacó que el apego al barrio está debilitado por conflictos violentos protagonizados por pandillas (80%), grupos de diferentes “sectores” (62%) y de distintas nacionalidades (62%).
Un reciente estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica señaló que en todo el país más de 10 millones de personas viven en situación de pobreza. Se trata del 24,5% de la población, mucho más que lo que dicen las cuestionadas cifras oficiales del gobierno de Cristina Fernández (5,4%).
El estudio hizo especial hincapié en las deficientes condiciones de vivienda. El 61,3% de los hogares más pobres no tiene conexión a la red cloacal, y el 68,4% no tiene conexión a gas. A nivel nacional existirían 2.700.340 hogares deficitarios.
259,9 hectáreas son ocupadas actualmente por asentamientos irregulares en Buenos Aires.