Esquisto y fracking

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El Foro Económico Mundial de Davos-Klosters congregó, como es costumbre en esa elegante montaña de Suiza, a más de dos mil quinientos presidentes, primeros ministros, celebridades y académicos. La inscripción para participar costaba casi nada: apenas 250,000 dólares.

Además de analizar los riesgos del mundo de hoy, el tema no fue muy modesto: nada menos que “reorganizar el mundo, consecuencias para la sociedad, la política y los negocios”. A Kumi Naidoo, representante de Greenpeace invitado al Foro (es claro que no pagó los 250,000 dólares para entrar), un enunciado le llamó la atención: en ese mundo reorganizado se pretende reemplazar las jerarquías estructurales tradicionales por las redes tecnológicas. El profesor Klaus Schwab sostuvo que hay que cambiar la naturaleza del poder, pero cometió un lapsus al hacer su exposición: no dijo que hay que cambiar la naturaleza del poder sino cambiar el poder de la naturaleza.

Sigmund Freud sostuvo que ningún lapsus es casual. Schwab hizo el lapsus cuando muchos científicos sostienen que debemos dejar los combustibles fósiles allí donde están si queremos evitar la catástrofe del cambio climático. Seguir cambiando el poder de la naturaleza puede ser peligroso.

Lejos de Davos, la pequeña villa de Balcombe está situada al oeste de Sussex, a unos cincuenta kilómetros de Londres. En julio de 2013, familias completas de ese pueblo, incluyendo los niños, impidieron que la compañía Cuadrilla Resources haga una perforación de novecientos metros en el medio de un bosque para la explotación de petróleo. Bloquearon el ingreso a la aldea y obstruyeron la entrada de los camiones y equipo de la compañía. La policía hizo docenas de arrestos. Miles de manifestantes se solidarizaron con ellos en Londres y en toda Inglaterra. La compañía y el gobierno de una de las potencias del mundo tuvieron que dar marcha atrás. Una reciente resolución suspende la concesión que dio lugar a la protesta.

Pero el problema no es simple. El modo de vida consumista que el capitalismo contemporáneo promueve, demanda más y más combustibles. Y Europa quiere independizarse de su dependencia de Rusia, la proveedora de gas. Las potencias occidentales siguen en su obsesión por aislar a Rusia y eso pasa por no demandarle gas. Y eso significa autoabastecerse, cosa que ya empezaron a hacer.

Tampoco esto es simple. El gas esquisto, conocido también como gas no convencional, es aquel que está atrapado en las rocas. Su explotación se hace mediante la fracturación hidráulica o fracking. El gas no está acumulado en una gran bolsa sino en toda la roca, hay que fracturar la roca y extraer el gas. Se inyecta agua con arena y productos químicos alergénicos y cancerígenos en acuíferos contaminándolos con metales pesados.

Julio Barea, de Greenpeace, dice que el Reino Unido está impulsando el fracking obedeciendo a la presión de los Estados Unidos por exportar su tecnología. Es una enorme ocupación del territorio con gran cantidad de pozos extractivos. Esta técnica se usa en el sesenta por ciento de pozos en el mundo.

De hecho, el fracking ha sido autorizado por la Unión Europea a pesar de que un sesenta y cinco por ciento de personas consultadas por la Comisión manifestó su desacuerdo. En su edición del 28 de enero de 2014, El Diario de España (http://www.eldiario.es) informa que desde hace siete meses campesinos polacos resisten ocupando un campo en Zurawlow donde Chevron quiere empezar a perforar. En el Reino Unido -donde solo un quince por ciento se muestra favorable- el gobierno intenta sobornar con incentivos a los ayuntamientos y reprime a quienes se oponen a las perforaciones. El setenta por ciento de Rumania está afectada por permisos para perforar, las fuerzas antidisturbios tomaron Pungesti, imponiendo el estado de sitio para quebrar la resistencia de los campesinos a Chevron. En Mosna, se levanta desde hace semanas un campamento de resistencia. Dobrogea se opone mediante referendos populares. En Francia está prohibido el fracking pero son empresas francesas las que lo usarán en el Reino Unido. ¿Llegarán estas voces a la COP 20 de Lima?

Héctor Béjar

www.hectorbejar.com

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