Presidente chino pide respuesta tajante contra el terrorismo

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El presidente chino, Xi Jinping, ha pedido una respuesta tajante contra el terrorismo, tras el atentado registrado el miércoles, con bombas y a cuchilladas, en una estación de tren en Urumqi, capital de la región autónoma china de Xinjiang, hogar de la minoría musulmana uigur, en el que murieron tres personas -entre ellas, los dos atacantes- y 79 resultaron heridos. “La batalla para combatir la violencia y el terrorismo no permitirá ni un momento de descuido, y hay que emprender acciones tajantes para suprimir con firmeza el ímpetu desenfrenado de los terroristas”, ha asegurado Xi, según ha publicado este jueves la agencia oficial Xinhua.

Los atacantes se abalanzaron sobre la gente descargando cuchilladas e hicieron detonar las bombas a las 7.10 de la tarde (seis horas menos en la España peninsular) “en una zona en la que había equipajes en el suelo entre la salida de la estación (Sur de Urumqi) y una parada de autobús”. La agencia ha calificado la violencia de ataque terrorista, que, según el Gobierno regional de Xinjiang, fue ejecutado por dos extremistas religiosos. Solo uno de ellos ha sido identificado: Sedierding Shawuti, un hombre de 39 años del condado de Xayar, en la prefectura de Aksu, en Xinjiang, informa Reuters. A juzgar por su nombre, es uigur.

En otras ocasiones, Pekín ha acusado también a extremistas religiosos con apoyo de grupos en el exterior de China, pero ha tenido cuidado para no culpar a la población uigur en general. En los comentarios posteriores al incidente, Xi ha afirmado que las autoridades están inmersas en una batalla a largo plazo contra separatistas de Xinjiang.

El Diario del Pueblo -órgano oficial del Partido Comunista Chino (PCCh)- ha asegurado en su microblog oficial que “dos gánsteres hicieron explosionar bombas que llevaban en sus cuerpos y murieron”, informa Reuters; pero se ha cuidado mucho de calificar lo ocurrido de atentado suicida, lo que puede indicar un intento de no dar publicidad al incidente con objeto de frenar un posible efecto de copia. La tercera persona fallecida es un transeúnte.

Se trata de la primera vez en 17 años que se produce un ataque con bomba en Urumqi, y el momento parece haber sido cuidadosamente elegido para desafiar al Gobierno. El atentado se produjo en la etapa final de la visita que el presidente chino estaba realizando a Xinjiang, aunque no ha trascendido dónde se encontraba Xi en ese momento. Durante el viaje, elXi visitó a funcionarios y fuerzas policiales para enfatizar el apoyo del Gobierno central a la seguridad en esta región del oeste de China.

Xinjiang sufre regularmente ataques armados y brotes de violencia, pero cada vez parecen estar mejor organizados y buscan producir víctimas entre la población civil, cuando antes iban principalmente dirigidos contra comisarías de policía y militares. Hace dos meses, 29 personas que se encontraban en la estación de tren de Kunming (capital de la provincia sureña de Yunnan) murieron y 143 resultaron heridas por las cuchilladas asestadas de forma indiscriminada por un grupo de “terroristas separatistas de Xinjiang”, según los calificó el Gobierno. Cuatro de los atacantes -entre ellos, una mujer- murieron por disparos de la policía, un quinto -también, mujer- resultó herido, y los tres restantes fueron detenidos. El atentado conmocionó al país por su brutalidad, porque tuvo como objetivo a civiles y porque expandió a otras provincias de China la violencia étnica que regularmente sacude a Xinjiang, y que, hasta hace poco, se había circunscrito a esta región.

El pasado 14 de febrero, la policía mató a ocho “terroristas” y otros tres resultaron muertos debido a los dispositivos que pensaban utilizar como bombas suicidas durante un ataque en el condado de Wushi, en Aksu, según informó entonces Xinhua. Dos civiles y dos policías resultaron heridos.

En octubre pasado, tres miembros de una familia de Xinjiang estrellaron el coche en el que circulaban contra una multitud de turistas en la plaza Tiananmen, en Pekín, y lo incendiaron, según aseguró la policía. Mataron a dos personas. Los tres atacantes suicidas -que Pekín identificó como militantes de Xinjiang- fallecieron. Tres el atentado, el Gobierno incrementó las medidas de seguridad en la región autónoma.

El enfrentamiento más grave de los últimos años tuvo lugar en 2009, cuando grupos de uigures armados con cuchillos atacaron a miembros de la etnia han, incluidos niños y mujeres, en Urumqi. Días después, los han respondieron armados con palos y barras contra los uigures. Casi 200 personas murieron; la inmensa mayoría, han.

Muchos uigures albergan un fuerte resentimiento contra Pekín por lo que consideran represión de su cultura y sus prácticas religiosas, y discriminación por parte de los han, la etnia mayoritaria en China, que controla la vida política y económica de esta zona rica en recursos naturales. Según algunas organizaciones de exiliados y derechos humanos, esta es la causa de los brotes de violencia. Pekín los atribuye a organizaciones separatistas. Más de 100 personas han muerto en el último año en diferentes incidentes en Xinjiang, según la prensa china.