En las últimas semanas el presidente Morales ha decidido hacer grandes revelaciones de Estado. A su retorno de La Haya donde encabezó la delegación boliviano que presentó la Memoria de la reivindicación marítima, dijo que con el anterior Gobierno chileno habían comenzado reuniones reservadas para definir aproximaciones que deberían haber derivado en una negociación de fondo sobre el tema del mar. No es muy usual que un jefe de Estado relate pormenores de asuntos internos como primicias y mucho menos a los periodistas. Al menos no se había conocido una modalidad de esta naturaleza hasta ahora; lo que dice de la habilidad del mandatario en ganar simpatías y contar a la opinión pública algunas verdades que de hecho engrandecen la actitud de cualquier presidente. Hay los que señalan que esta actitud está enmarcada por intereses políticos en un año electoral. No parece justo pensar solo de esa manera, sería restar méritos al esfuerzo. Sin embargo, la sinceridad presidencial de comunicarse con el pueblo conlleva una reflexión que demuestra que su Gobierno puede alcanzar consensos sobre todo en algunos temas sin necesidad de provocar enfrentamientos. Hay una polémica sobre el significado de la información imparcial frente o contra, como se quiera entender, la información imparcial y peor aún: el periodismo crítico. Evo Morales, ha demostrado a lo largo de estos años que sabe cómo hacer noticia. La necesidad de crítica es un abanico cuando se está por encima de la media provocando reacciones en la opinión pública, porque quien lo hace se expone a las derivaciones de un hecho noticioso. La segunda revelación del mandatario, al decir que los Estados Unidos, se negó a vender tecnología a China para la construcción del satélite Túpac Katari ha sido otra inédita. Esta segunda actitud denota que la integración tecnológica en la globalización desaparece el rango de derechas e izquierdas al que el presidente se aferra como discurso ideológico, que más allá de cualquier duda, sigue siendo en rigor una de sus fortalezas. Dónde lo dice y cómo lo dice. Y se refleja en los medios.
Gabriel García Márquez (1927 – 2014)
Todos los medios del planeta casi sin excepción, pero sobre todo los de habla hispana, destacaron a grandes titulares la muerte del escritor colombiano Gabriel García Márquez. Fue en algunos casos oportunidad para hacer paralelismos y recorrer las pasiones y círculos del escritor. Se ha recordado la estrecha relación de amistad que mantuvo con Fidel Castro o con el malogrado presidente panameño Omár Torrijos; su obra estuvo marcada por la abstracción pero jamás dejó de ser realística aunque llena de los laberintos que explican los odios y amores que marcaron su existencia superada por acontecimientos extraños. Una mezcla de Harry Potter, Charles Dickens o José Luis Borges. Ningún escritor de medio siglo a la fecha y tal vez incluso más allá, estuvo tan cerca de la magia; la fusión de la alta cultura y la cultura de masas (100 millones de ejemplares vendidos) con la eficiencia y la genialidad de Gabriel García Márquez.