Ecuador renueva su apoyo a Assange

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Londres, 19 jun (EFE).- El Gobierno ecuatoriano de Rafael Correa renovó hoy su apoyo a Julian Assange, refugiado desde hace dos años en su embajada en Londres, mientras el fundador del portal WikiLeaks aseguró que, pese a las difíciles circunstancias, no se rendirá.

El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, señaló que el respaldo de Ecuador al informático, reclamado en extradición por Suecia e investigado por Estados Unidos, se prolongará “durante todo el mandato” del actual presidente, que concluye en 2017.

Sobre qué pasará si posteriormente hay un cambio de Gobierno en su país, Patiño dijo que no puede “adivinar el futuro”.

Assange, que lleva cuatro años de cautiverio desde su detención en Londres en 2010 a petición de la Fiscalía sueca, que le reclama por presuntos delitos sexuales que él niega, afirmó que nunca ha pensado en rendirse y no lo hará.

“No empiezas a dirigir una organización que se ocupa de dictadores en todo el mundo, tramas financieras de lavado de dinero, donde hay amenazas personales y públicas, si eres el tipo de persona que se rinde”, declaró en una habitación de la embajada de Ecuador en la capital británica.

Patiño y Assange celebraron una rueda de prensa conjunta en Quito y Londres, respectivamente, conectada mediante videoconferencia, al cumplirse el segundo año desde que el australiano se refugiara en la misión diplomática para evitar su entrega a Suecia.

El ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana lamentó que, dos años después de su entrada en la embajada el 19 de junio de 2012, aún no hay resolución al caso de Assange, que teme que, si es extraditado a Suecia, este país le entregará a Estados Unidos, que le busca por las revelaciones de WikiLeaks.

Patiño denunció que una comisión de juristas británico-ecuatoriana que debía formarse hace un año para intentar hallar una solución diplomática “ni siquiera se puso en marcha”, al no haber habido acuerdo con el Gobierno del Reino Unido sobre los objetivos.

El Ejecutivo británico se niega a conceder a Assange el salvoconducto diplomático que le permitiría dejar la embajada, vigilada las 24 horas por la Policía local -con un coste acumulado de más de 6 millones de libras (7,5 millones de euros)- y viajar a Ecuador, que le ha concedido asilo político.

Por otra parte, apuntó el ministro, Suecia rechaza interrogar a Julian Assange en la embajada o en territorio ecuatoriano.

“Como Estado ecuatoriano, hemos hecho lo que debíamos hacer”, resaltó Patiño, que pidió a “la sociedad civil y los periodistas en todo el mundo” que denuncien la violación de los derechos humanos del fundador de WikiLeaks.

Assange, de 42 años, reiteró que está dispuesto a ir a Suecia “en las condiciones adecuadas”, cuando ese país le ofrezca garantías de que no le entregará a Estados Unidos.

De momento, sus asesores le indican que “aún hay riesgo” de que si lo hace acabe en Washington, donde afronta una situación similar a la de Chelsea (antes Bradley) Manning, el soldado que filtró la información a WikiLeaks y que está ahora condenado a 35 años.

El portal fundado por Assange difundió en 2010 miles de cables diplomáticos de Estados Unidos que pusieron en aprietos a gobiernos de todo el mundo y también reveló abusos de las fuerzas estadounidenses en Irak y Afganistán.

Assange, que hoy se presentó ante la prensa con traje azul oscuro, corbata granate y zapatillas deportivas, pidió al fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, que “anule la mayor investigación criminal de la historia a un editor” y señaló que, si no puede hacer lo correcto, “debería dimitir”.

Patiño condenó, por su parte, “el clamoroso silencio” de los periódicos “Der Spiegel”, “Le Monde”, “El País”, “The New York Times” y “The Guardian”, los cuales publicaron las filtraciones de WikiLeaks y que, en su opinión, han abandonado a Julian Assange en su cautiverio.

En su comparecencia, Assange -con el pelo cano y barba incipiente- mostraba relativamente buen aspecto, pese a la palidez debido a la falta de luz natural.

Aunque lamentó que durante cuatro años no ha podido ver a sus hijos, por su cautiverio y porque debe velar por su seguridad ante repetidas amenazas, no dio signos de querer tirar la toalla, aunque admitió que su futuro es incierto.

Judith Mora

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