El kirchnerismo apuesta por el patria o buitres
Fernández desafía a la oposición con su propuesta de canje de deuda para esquivar el impago impuesto por el fallo judicial de EE UU
A un año de las elecciones, el oficialismo se debate por quién sustituirá a la presidenta
Algunas encuestas de opinión muestran que la presidenta de Argentina, la peronista Cristina Fernández de Kirchner, ha mejorado su imagen al calor de la batalla judicial en EE UU contra los fondos buitre. También señalan que la mayoría de los argentinos teme que empeore la actual estanflación (estancamiento económico e inflación del 31%) por el impago de la deuda reestructurada en 2005 y 2010, que ocurrió el pasado 30 de julio ante el fallo norteamericano que obliga a Buenos Aires a saldar primero lo reclamado por los inversores especulativos. En ese contexto, Fernández lanzó el pasado martes un doble desafío a la oposición y a la justicia de Estados Unidos: envió al Congreso un proyecto de ley para ofrecer a los acreedores de deuda reestructurada pagarles en Argentina, en lugar de en EE UU y Europa, para esquivar la sentencia y poner a la clase política de su país ante el dilema que ella ha planteado: “Patria o buitres”.
Fernández ha pedido unidad política porque considera que está en juego la “soberanía” de su país. La oposición no la acompañará y surgen algunas dudas entre algunos que hasta ahora eran kirchneristas, aunque en principio la jefa del Estado lograría retener la mayoría absoluta en la Cämara de Diputados y no se enfrentaría inconvenientes para sostenerla en el Senado. Pero cuando falta solo un año para las elecciones presidenciales primarias y obligatorias, en las que Fernández no puede buscar su segunda reelección por impedimento constitucional, en el kirchnerismo, que lleva 11 años en el poder, aparecen nuevos resquebrajamientos.
Los gobernadores de cuatro provincias kirchneristas o al menos aliadas, Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut, se han enfrentado en los últimos meses con Fernández por su intención de reformar la legislación de hidrocarburos para reducir la renta con las que quedan esos distritos. Uno de ellos, el de la sureña Río Negro, anunció el pasado domingo su apoyo a uno de los tres candidatos presidenciales con más respaldos, Sergio Massa, el diputado peronista que en 2013 dejó el kirchnerismo para fundar el Frente Renovador. El gobernador de Chubut acusó al Gobierno de Fernández de responder a la disputa petrolera con la denuncia que este martes recibió de Hacienda por presunto fraude tributario por una supuesta cuenta en un paraíso fiscal. La presidenta también paga el desgaste político de mantener en el poder a su vicepresidente, Amado Boudou, sobre quien pesan dos procesamientos por presunta corrupción.
Pese a todo, el candidato presidencial más popular del kirchnerista Frente para la Victoria (FpV) y gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, sigue fiel a Fernández y la respalda en su estrategia con los buitres. Pero el kirchnerismo puro y duro duda de que si Scioli llega a la Casa Rosada (sede presidencial de Argentina), mantenga el sesgo a la izquierda de la actual jefa de Estado. Con él en el poder, el peronismo que fue menemista con el Gobierno del neoliberal Carlos Menem (1989-1999) y es ahora kirchnerista, acabaría siendo sciolista. De ahí que proliferen los candidatos que rivalizarían contra Scioli en las primarias del FpV: siete han confesado sus ambiciones presidenciales, incluido el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. Incluso ciertos ultrakirchneristas han soltado la idea de que se postulara el ministro de Economía, Axel Kicillof, pero el funcionario que más poder ha acumulado en los últimos tiempos en el Gobierno de Fernández y que encabeza la pelea contra los buitres no es peronista ni ha admitido aspiraciones presidenciales. Incluso uno de los líderes del colectivo juvenil kirchnerista La Cámpora, al que pertenece este ministro de 42 años, ha negado su candidatura. Habrá que ver si Scioli puede mantener su popularidad si la crisis económica empeora y si el kirchnerismo puro se unifica para enfrentarlo.
La oposición, mientras tanto, busca posicionarse ante el “patria o buitres”. Con diversos matices, rechaza el canje de deuda porque consideran que puede resultar perjudicial para los intereses de Argentina. Se oponen desde el Frente Renovador de Massa hasta el conservador Partido Propuesta Republicana (PRO), del alcalde de la ciudad autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri, otro de los candidatos presidenciales que reúne más adhesiones. También lo hace el Frente Amplio Unen, coalición de partidos que abarcan desde la centroizquierda hasta la centroderecha y que por estos días se pelean entre sí por los apoyos y rechazos a una alianza con PRO.
A la oposición política también se suma la de los sindicatos, aunque no sus fijaciones no se centran en la crisis de deuda sino en el bolsillo de los trabajadores. Tres de las cinco centrales sindicales, las tres identificadas con el antikirchnerismo, han convocado a una huelga general para el próximo jueves para reclamar un ajuste por inflación del impuesto a la renta y contra las suspensiones de plantilla que están aplicando diversas industrias.